El madereo excesivo ha sido identificado como uno de los problemas ambientales más importantes de Camboya. Desde los años 90, el sector de la madera, aplicando el modelo de manejo forestal globalizado que prioriza el beneficio financiero a corto plazo por sobre la estabilidad ecológica, explota agresivamente los bosques camboyanos. Prácticamente todas las zonas de bosques, salvo las áreas protegidas, han sido asignadas en concesión principalmente a compañías extranjeras. Además, a mediados de los noventa se desató el madereo no controlado e ilegal a gran escala en todo el país. Se estima que el 90% de las actividades de madereo realizadas en 1997 fueron ilegales.
Una revisión del sector forestal financiada por el Banco Asiático de Desarrollo realizada en 1999 y publicada en 2000 describe la situación como una "falla total del sistema". El informe expresa que "El escenario es claro: la industria desea cubrir sus costos de inversión rápidamente y seguir obteniendo ganancias mientras duren los recursos. Al permitir ese nivel de explotación forestal, Camboya muestra un ejemplo clásico de utilización inadecuada de los recursos forestales. A corto plazo el país puede pasar de exportador neto de madera a importador neto".
Frente a la posibilidad de una moratoria del madereo, la industria de la madera optó por un "proceso de reestructuración voluntaria", que incluyó la renegociación de contratos incluyendo definiciones claras sobre las responsabilidades y derechos de la industria y el gobierno, el pago de depósitos atrasados y regalías mínimas y la presentación de planes de manejo nuevos según las normas establecidas en un nuevo modelo de contrato de concesión.
Sin embargo, las estructuras creadas para asegurar un control creíble y la aplicación de la ley resultaron ser totalmente inadecuadas. Desde el anuncio del Primer Ministro en 1999 sobre la aplicación de medidas enérgicas contra el madereo ilegal, el organismo gubernamental a cargo básicamente adoptó la posición de que Camboya ya está libre de ese problema. Actualmente se considera madereo ilegal al robo de madera a pequeña escala, que todavía está difundido y que, de vez en cuando, es combatido públicamente por las autoridades. Las medidas de aplicación de la ley hasta el momento no han apuntado a las empresas organizadas y muy raramente al personal militar involucrado.
La creación del Proyecto de Control de Delitos Forestales no ha colmado las expectativas, en parte debido a fallas técnicas y lógicas de instalación, pero principalmente debido a la falta de apoyo institucional y voluntad política por parte del gobierno. Los organismos a cargo carecen de capacidad y motivación para seguir en forma coherente el progreso o los puntos débiles del proceso de reforma. La capacidad interna del país de llevar adelante y supervisar el proceso fue y es extremadamente limitada. En especial el enfoque del Banco Mundial, centrado en el madereo "ilegal" en vez de en la reducción activa de las fallas subyacentes del sistema, ha disminuido el impulso de los cambios desde 1999.
Un panel internacional de expertos encargado de revisar la evaluación del sector, destacó los hallazgos del informe, pero resaltó explícitamente que el mismo se concentra en gran medida en una visión estrecha de la actividad forestal considerada desde la perspectiva de ingeniería y cosecha de madera, y que no aborda en forma adecuada temas estratégicos generales de planificación del uso de la tierra, como el manejo comunitario de bosques o los valores ambientales y sociales, que son componentes esenciales de la planificación del manejo forestal.
Se reconocen cada vez más los valores y beneficios de un enfoque y comprensión diferentes del "manejo forestal" para las comunidades locales y también para el desarrollo económico y social en general de los países en desarrollo.
El concepto de concesiones de madereo industrial para hacer uso de los recursos de madera tropical, creado en los años setenta, especialmente cuando intervienen compañías extranjeras, ha demostrado ser muy poco satisfactorio y en algunos casos desastroso en muchos países de la región y de otras partes del mundo.
En el caso de Camboya, resulta promisorio que después de varios años de preparaciones, falsos comienzos y pretextos, finalmente se está imponiendo una nueva pre-licenciatura en Forestería Comunitaria. La experiencia con el Proyecto de Control de Delitos Forestales ha demostrado que las comunidades juegan un papel fundamental en el control y salvaguardia de los bosques de Camboya. Al verse enfrentadas a la destrucción y la pérdida de sus fuentes de sustento, las comunidades están comenzando a organizarse para realizar sus reclamos, manifestaciones y confrontaciones directas con la industria maderera y los militares, en ocasiones con resultados sorpresivamente exitosos.
Este es el momento para que el gobierno de Camboya y la comunidad internacional promuevan y apoyen en forma activa este proceso.
Artículo basado en información obtenida de: "Cambodia: The Forestry Sector Reform and the Myth of a Sustainable Logging Industry", por Marcus Hardtke, Global Witness Phnom Penh.