El Banco Mundial no es una estructura monolítica y muchos de sus funcionarios son crecientemente concientes sobre los impactos que los monocultivos forestales a gran escala están teniendo sobre la gente y sobre el ambiente. Sin embargo, hay señales de que a nivel de las altas jerarquías del Banco hay una voluntad de promover dichas plantaciones, ya sea como sumideros de carbono o como proveedores de materia prima para las industrias del papel, de la madera y del aceite de palma.
Las consultas regionales que el Banco está organizando dentro del proceso de revisión de su política forestal (FPIRS) constituyen una buena oportunidad para poner este tema sobre la mesa y para proporcionar al Banco más información y análisis, lo cual podría resultar en el fortalecimiento de las posiciones de aquellos funcionarios que sí son críticos respecto a las plantaciones. Los estudios de país llevados a cabo por el Departamento de Evaluación de Operaciones (DEO) del propio Banco contienen información útil sobre los impactos de las plantaciones, pero debe subrayarse que dicha información -extrañamente- fue omitida en el informe principal del DEO.
Las consultas regionales también pueden proporcionar una oportunidad para destacar que la promoción de monocultivos de árboles a gran escala es contradictoria con al menos dos temas que el Banco está mandatado a abordar: el alivio a la pobreza y la conservación de la biodiversidad. La sustitución de bosques por plantaciones -una práctica extendida en los trópicos- resulta en un mayor empobrecimiento de quienes habitan o dependen de los bosques y por ende el apoyo del Banco a dichos proyectos constituye una clara violación a su mandato. Por otro lado, hay abundantes pruebas de que las plantaciones forestales a gran escala generan muy pocos empleos, que además son mal pagos y estacionales, por lo que no constituyen una solución para aliviar la pobreza.
El Banco es una de las agencias implementadoras del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF), una de cuyas áreas temáticas es la consevación de la biodiversidad. La sustitución de biodiversos bosques y ecosistemas de praderas por monocultivos de árboles resulta en enormes impactos sobre la flora y la fauna y es entonces contradictorio con la conservación de la diversidad biológica que el Banco está mandatado a proteger.
Es importante resaltar que hay numerosos tipos distintos de plantaciones de árboles, muchos de los cuales pueden ser beneficiosos para la gente y el ambiente. Las consultas regionales pueden ser un punto de partida para proveer a los funcionarios del Banco con información sobre esos tipos de plantaciones y cuales deberían ser las condiciones para que las plantaciones puedan ser consideradas beneficiosas.
En resumen, el proceso FPIRS constituye una excelente oportunidad para discutir el tema de las plantaciones y para intentar que los funcionarios del Banco tomen conciencia de los impactos del modelo forestal predominante y de las numerosas luchas que el Banco será responsable de desencadenar en caso de optar por apoyar una mayor expansión de los monocultivos forestales a gran escala.