Cuando se establecen plantaciones industriales en cualquier lugar del Sur, los gobiernos ofrecen a los inversores una gama de subsidios. En Indonesia el gobierno ha entregado miles de millones de dólares para el desarrollo de las plantaciones. Los sectores de las plantaciones y la celulosa también han recibido un generoso apoyo en materia de asistencia financiera. El Banco Mundial y el Banco Asiático de Desarrollo financiaron estudios en los años 1980. Diversas agencias de créditos para la exportación colaboraron en la financiación de la construcción de plantas de celulosa.
Durante la década de 1980, mientras las empresas madereras destruían vastas superficies de los bosques de Indonesia, el gobierno de este país estableció un “Fondo para la reforestación” financiado con las regalías que pagaban las empresas madereras. Una vez que las empresas cumplían sus obligaciones de reforestación podían reclamarle el dinero al Fondo. Por supuesto que la mayoría de las empresas no hizo ninguna reforestación y simplemente renunciaron al cobro de los pagos que hubieran correspondido si hubieran reforestado. El resultado fue que la cantidad de dinero del Fondo creció rápidamente.
En los 1990 el gobierno modificó el Fondo para la reforestación de modo de permitir la financiación directa de plantaciones industriales de árboles. Pero la mayor parte del dinero fue a parar a la familia de Suharto y sus compinches comerciales. La organización no gubernamental Down To Earth observa que Suharto utilizó dinero del Fondo para la empresa estatal de aviación y los Juegos del Sudeste Asiático. Entre 1993 y 1998 se perdieron más de 5 mil millones de dólares del Fondo. Muchos préstamos del Fondo que efectivamente se canalizaron a empresas de plantaciones industriales de árboles se convirtieron en deudas incobrables. Hace dos años, el Departamento Forestal reestructuró los préstamos del Fondo para la reforestación. Como resultado, 14 empresas de plantaciones cerraron porque no podían pagar la deuda.
Las empresas elevaron propuestas solicitando financiación para establecer plantaciones industriales de árboles, pero las superficies plantadas eran mucho menores que lo declarado. Entre 1990 y 1997 se distribuyeron casi mil millones de dólares del Fondo, con lo que deberían haberse pagado cinco millones de hectáreas de plantaciones; en realidad, se plantó menos de un quinto de esta superficie.
Este mismo año la Alianza Forestal de WWF/Banco Mundial inició un proyecto con el Ministerio de Bosques con el objetivo de desarrollar “mecanismos financieros que puedan ayudar a expandir y acelerar el desarrollo de las plantaciones”. En una "nota conceptual sobre la actividad" de febrero de 2006, la Alianza declara que la superficie de plantaciones de Indonesia precisa “por lo menos duplicarse” para garantizar el futuro de la industria procesadora de madera del país (que está dominada por la industria de la pulpa y el papel). La capacidad total de las plantas de celulosa indonesias asciende a casi seis millones de toneladas por año. Según el Centro Internacional de Investigaciones Forestales (CIFOR), cerca del 70% de la madera consumida en estas fábricas es madera dura tropical mixta procedente de lo que queda de los bosques de Indonesia.
En los casos en que se establecieron plantaciones, esto se hizo a un alto costo ambiental y social. Por ejemplo, en la provincia de Riau el 75% de las tierras de Asia Pulp and Paper se ubican en humedales de turba. La única forma de establecer una plantación es talando el bosque y drenando el suelo.
Una respuesta obvia sería tratar el problema estructural del enorme exceso de capacidad del sector de la pulpa en Indonesia. Las plantaciones ni siquiera son rentables. Según la Alianza del Banco Mundial y el WWF, “se cree que los ingresos producidos por las plantaciones son insuficientes para atraer inversiones comerciales”. Pero la Alianza Banco Mundial/WWF está determinada a rescatar a la industria de la celulosa buscando nuevos subsidios para nuevas plantaciones.
La propuesta de la Alianza Banco Mundial/WWF es una fiesta para consultores. Según la "nota conceptual sobre la actividad" de febrero de 2006, la Alianza contrataría “expertos consultores” y les pagaría un promedio de más de US$ 2.000 semanales.
Dichos expertos tenían que desarrollar una estrategia y un plan. Tenían que buscar instituciones financieras o mecanismos para crear incentivos para las plantaciones. Tenían que elaborar resultados provisionales y organizar talleres. Tenían que comprometer a los interesados. Tenían que elaborar criterios e indicadores, identificar oportunidades y obstáculos y analizar tendencias futuras y la evolución probable de los mercados.
Los expertos tenían que determinar “las condiciones e intervenciones que ayudarán a mejorar la financiación de las plantaciones basándose en el principio de “El árbol correcto en el lugar correcto por las razones correctas, lo que significa los mercados finales correctos””.
Los expertos tenían que “examinar formas de identificar los beneficiarios y los mecanismos financieros que permitirán que los recursos lleguen a los grupos objetivo correctos, participando en las actividades correctas (viables ambiental, social y financieramente) por los motivos correctos (información e interés del mercado) con la financiación correcta”.
Los expertos tenían que “centrarse en el establecimiento de medios institucionales para asegurar que los fondos correctos vayan a los proyectos correctos basándose en la información correcta y que la inversión dé los réditos correctos dentro de los plazos correctos”.
Los expertos tenían que ser tan expertos como para poder hacer todo esto sin tomarse la molestia de hablar con ninguna de las comunidades afectadas por las plantaciones industriales de árboles. La “nota conceptual sobre la actividad” de la Alianza Banco Mundial/WWF declara que “Más que recoger datos primarios, este estudio de factibilidad debería continuar y sintetizar estudios y análisis previos”.
Con este proyecto para subvencionar la industria de la celulosa, la Alianza Banco Mundial/WWF muestra de qué lado está realmente: con la industria de la pulpa y contra la gente.
Por Chris Lang, correo-e : http://chrislang.org, www.chrislang.blogspot.com