El gobierno de Malasia califica las restricciones de la Unión Europea sobre los combustibles a base de aceite de palma como una amenaza para miles de pequeños propietarios que dependen de la industria. Sin embargo, ¿será que la mayoría de los pequeños agricultores y trabajadores de la palma de aceite obtienen un ingreso considerable? Si bien Malasia se enorgullece de ser uno de los mayores productores de palma aceitera del mundo, queda invisibilizado que la mayoría de los trabajadores de las plantaciones, especialmente las mujeres y las familias pobres, viven en condiciones indignas y ganan una miseria. Esto contrasta notablemente con los ricos y poderosos propietarios de plantaciones a gran escala. Las autoridades malasias continúan haciendo oídos sordos al pedido de ayuda de las mujeres que han sufrido violencia sexual y acoso durante tanto tiempo. Pueden leer más en inglés aquí.
Malasia. El aceite de palma y el derecho internacional: una historia de doble moral
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