Malasia, junto con Indonesia, es el principal productor mundial de aceite de palma puro para la exportación, aunque para ello debe pagar un costo muy alto. Según un informe de 2005 de Amigos de la Tierra, el 87% de la deforestación reciente en el país tuvo lugar con el fin de hacer espacio para las plantaciones de palma aceitera. Dado que los bosques tropicales malayos se cuentan entre los ecosistemas más diversos del planeta, la tala de esas zonas plantea graves amenazas a un sinnúmero de especies vegetales y animales.
Esta práctica hace estragos no solamente en la megafauna del país (como los orangutanes, rinocerontes y tigres de Sumatra, elefantes asiáticos, gibones y tapires), sino que la contaminación que genera es significativa. La FAO calcula que la deforestación ocasiona entre 25% y 30% de los gases de efecto invernadero que cada año se liberan a la atmósfera (alrededor de 1.600 millones de toneladas).
La organización Wetlands International, especializada en humedales, demostró que la destrucción de las turberas del sudeste asiático para establecer plantaciones de palma aceitera, que cubren el 0,2% de la superficie terrestre mundial, es responsable del 8% del total de emisiones de CO2. No obstante, las turberas quemadas y desbrozadas para plantaciones para biocombustibles pueden llegar a obtener la financiación del Mecanismo de Desarrollo Limpio del Protocolo de Kioto.
El gobierno malayo está preparando una política nacional de biocombustibles que alentará la producción y el consumo interno de biocombustibles a base de aceite de palma. “Identificamos tres “bios” para apoyar nuestro sector de la palma aceitera, a saber: biogas, biomasa y biodiesel”, dijo el Dr Chan Kook Weng, que ocupa un alto cargo de investigación en la Junta Malaya de la Palma Aceitera (MPOB). Solamente este año el gobierno aprobó 54 proyectos de producción de B100, un biodiesel fabricado exclusivamente con aceite de palma. En setiembre Malasia anunció un emprendimiento conjunto con socios privados para construir tres plantas que producirán el nuevo combustible para exportar a Europa.
No son buenas noticias ni para la gente ni para el medio ambiente. “Primero las corporaciones limpian la tierra para lucrar con la madera. Después queman todo lo que queda en el suelo, como arbustos, tocones y turba, que puede arder durante tres o cuatro meses antes de extinguirse por completo”, explica Michelle Desilets, directora de la Borneo Orangutan Survival Foundation, la fundación británica para la supervivencia del orangután de Borneo. Combinadas, la tala de árboles y la quema crean una neblina sobre el bosque y liberan toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera, colaborando así con el mismo calentamiento global que los biocombustibles supuestamente reducen.
“Cuando un producto se convierte en bien de consumo mundial, se involucran las corporaciones”, dice Tim Keating, director ejecutivo de Rainforest Relief. “Al principio la palma aceitera se cosechaba manualmente, pero una vez que se involucran las corporaciones terminamos teniendo tala de bosques y plantaciones masivas”.
En este momento la palma aceitera se usa más que nada en alimentos, pero si la demanda de biodiesel de aceite de palma aumenta, sin duda el negocio del aceite de palma se expandirá y provocará más deforestación y destrucción de especies.
A pesar del enorme impacto ambiental del biodiesel a base de aceite de palma, las empresas que solamente se interesan en la ganancia final se beneficiarán con su comercialización. El aceite de palma como fuente de biocarburante no toma en cuenta los costos sociales y ambientales de sus plantaciones en gran escala, de modo que puede venderse a los países ricos a precio de ganga. Pero para las comunidades, privadas de su presente y de su futuro, este biocombustible tiene un costo muy alto.
Artículo basado en: “Malaysia to increase bio-fuel use”, BBC News, http://news.bbc.co.uk/2/hi/asia-pacific/4326284.stm; “Using palm oil to make biodiesel may cause more trouble than it prevents”, Sarah Parsons, Plenty Magazine – 14 de noviembre de 2006, difundido por Indonesian Nature Conservation, correo-e: incl.contact@gmail.com