ONGs conservacionsitas
El modelo de conservación que promueven ONGs conservacionistas como WWF, Conservation International y The Nature Conservancy, excluye a las comunidades que han vivido en el territorio, a menudo desde mucho antes de que fuera declarado “área protegida”. Este concepto de parques sin gente ha llevado a que existan zonas de conservación cada vez más militarizadas y a que haya mayor violencia contra las comunidades dentro y alrededor de los bosques que han sido declarados áreas protegidas. Las ONGs conservacionistas se han asociado con empresas, incluso con las petroleras y mineras más grandes del mundo, transformándose en una industria de la conservación que ha servido oportunamente para maquillar de verde las imágenes de numerosas empresas.
Los indígenas Ngäbe-Buglé soportaron criminalización, masacre y brutal represión para defender su territorio. Lograron que el gobierno de Panamá prohibiera la minería y las hidroeléctricas en su comarca. Sin embargo, otra embestida llegó desde las ONGs conservacionistas.
Si antes las organizaciones conservacionistas se dedicaban a recaudar dinero para crear áreas protegidas en bosques supuestamente amenazados de destrucción, hoy éstas forman una verdadera "industria" trasnacional que administra y controla áreas que van mucho más allá de los bosques.
Bajo el disfraz de la “conservación”, los Maasai han sido desplazados y despojados de sus tierras a lo largo de ochenta años, sobretodo en el norte de Tanzania. Este artículo rastrea los orígenes de ese despojo hasta las luchas actuales, que reclaman solidaridad internacional para los Maasai.