A menudo se describe la energía hidroeléctrica como energía “limpia” o “verde” y como parte de la solución para evitar el cambio climático relacionado con los combustibles fósiles. Sin embargo, la energía hidroeléctrica apoyada por los gobiernos y promovida por las empresas implica la construcción de enormes represas que tienen como consecuencia la destrucción ambiental y la violación generalizada de derechos humanos, desde la pérdida del sustento hasta expulsiones forzadas y casos relacionados de represión.
El negocio de la energía hidroeléctrica está particularmente activo en la cuenca del río Mekong. Desde marzo de 2006, empresas de energía hidroeléctrica de Tailandia, China, Vietnam, Laos, Malasia y Rusia han propuesto once grandes represas hidroeléctricas para el curso inferior del río Mekong. Siete de las ubicaciones estarían en Laos, dos en Camboya y dos en la frontera entre Tailandia y Laos.
Ya existe una gran preocupación entre las comunidades ribereñas y la opinión pública en general acerca de las graves consecuencias que tendrán estas represas.
En el río Mekong se desarrolla la industria pesquera de agua dulce más grande del mundo. La pesca comercial tiene actualmente un valor de US$ 3.000 millones al año. Esta industria no sólo es una fuente de ingresos importante para los pescadores locales, entre los que se incluyen muchas de las personas más pobres de la región, sino que también es vital para la seguridad alimentaria de la región. Entre la mitad y cuatro quintas partes de la proteína animal consumida por los 60 millones de personas que habitan el curso inferior de la cuenca del Mekong provienen de las pesquerías del río.
Esta situación cambiará drásticamente si se construyen las represas previstas en el curso principal del río, porque impedirán la migración masiva de peces que representan un 70% de la pesca comercial. Los científicos coinciden en la importancia de las especies migratorias del Mekong, en el impacto que las represas tendrán sobre ellas y en que no hay manera de mitigar dichos impactos.
En respuesta a la creciente preocupación pública sobre los impactos de estas represas, se formó la coalición Salven al Mekong. Como parte de sus actividades, la coalición recogió firmas y mensajes personales de ciudadanos preocupados, que expresan muy claramente los sentimientos de la gente:
- “¡No permitan que las represas hidroeléctricas bloqueen el futuro de nuestros hijos!” Wang Dezhi, Yunnan, China
- “No construyan las represas sobre el Mekong. ¡Las represas que hay en Tailandia ya provocan luchas entre hermanos y hermanas!” Mak Vangdokmai, Roi et, Thailand
- “Amo a mi país. No quiero ver que algunas personas lo destruyan por codicia. ¡Quisiera hacer lo posible por proteger nuestro Mekong!” Sneampay, Vientiane, Laos
- “¿Dónde iremos a vivir si se construyen las represas?” Aldeano, provincia de Sting Treng, Camboya
- “¡Sálvennos, salven nuestros recursos! ¡La electricidad no es todo!” Nguyen Thanh Hang, Hanoi, Vietnam
La petición fue firmada por pescadores y agricultores que viven a lo largo del curso principal del río y sus afluentes, así como por monjes, estudiantes, gente de la ciudad e incluso algunas de las reconocidas celebridades de la región.
Dentro del proceso de cambio climático, es importante señalar que a pesar de sus bien documentados impactos sociales y ambientales, los proyectos de energía hidroeléctrica reúnen los requisitos para recibir financiamiento a través del llamado Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) de la Convención sobre Cambio Climático. Si bien ninguna de las represas del curso principal del río solicitó hasta ahora dicha financiación, es posible que lo hagan en un futuro cercano, siguiendo los pasos de proyectos similares a nivel regional y mundial.
Por ejemplo, la represa de Kamchay en Camboya solicitó fondos MDL, a pesar de estar ubicada en su totalidad dentro del Parque Nacional de Bokor y de que inundará 2.000 hectáreas de bosque protegido. Un caso similar es el de la represa de Buon Kuop, en Vietnam, que afectó los medios de vida de 11.000 comunidades que habitan río abajo en Camboya, las cuales dependen del río Srepok para desarrollar la pesca y la agricultura de subsistencia.
Es obvio que ninguna de estas represas – o las que se planean ahora para el curso inferior del Mekong – puede ser considerada “limpia” ni un medio para el “desarrollo”. Esto significa que no deberían ser candidatas elegibles para recibir fondos del “Mecanismo de Desarrollo Limpio”.
Los millones de personas que se verían dramáticamente afectadas por los proyectos de energía hidroeléctrica – que ya tienen al río Mekong como su mecanismo de desarrollo limpio – son más importantes que la electricidad. ¡No se puede permitir que las represas bloqueen el futuro de millones!
Artículo basado en información de la coalición Save the Mekong,http://www.savethemekong.org/ y de Carl Middleton (International Rivers),carl@internationalrivers.org