Argentina: Lucha comunitaria frente a la contaminación de los aserraderos en Corrientes

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Nubes negras de humo y polvillo obligan a las familias de Concepción, en la provincia argentina de Corrientes, a encerrarse en sus casas periódicamente. La quema de aserrín en los siete aserraderos de esta localidad de 26 mil habitantes provoca problemas respiratorios y reacciones en la piel. Entre los más afectados se encuentran niños y personas mayores. Sin embargo, las autoridades locales no toman medidas para detener esta contaminación, en una actitud que demuestra que para ellas los intereses económicos del sector forestal son más importantes que el bienestar de la comunidad. 

Ante esta situación, la organización socioambiental Guardianes del Y’verá decidió realizar un relevamiento de salud en las viviendas cercanas a los aserraderos. Las encuestas se realizaron en noviembre de 2023 en los barrios Caaby Guazú, 30 viviendas y 36 viviendas. “El 35 por ciento de los encuestados detectó problemas de salud que asocian a los aserraderos, como el desarrollo de alergias y problemas respiratorios llegando a casos de asma y enfermedades dérmicas”, comunicó la organización. 

“Los más afectados son los niños”, relata Araceli Romero, vecina de Concepción e integrante de Guardianes del Y’verá, quien participó del relevamiento. “Después de las quemas, en el hospital se ven niños con problemas respiratorios o en la piel. La problemática es muy evidente”, señala la activista, quien además es enfermera.

Corrientes es la provincia Argentina con mayor superficie de monocultivos de árboles del país, con entre 434.000 y 500.000 hectáreas plantadas, en su mayoría pinos y eucaliptus. Los datos difieren según la fuente: la Secretaría de Agricultura de la Nación informa que son 437.803 las hectáreas plantadas hasta marzo de 2024, mientras que la Asociación Forestal Argentina (AFOA), que reúne a las principales empresas del sector, afirma que son más de 500 mil. De acuerdo a los datos del Gobierno nacional, el 80 por ciento de la madera se destina a los aserraderos. (1)

La localidad de Concepción está ubicada en el departamento que lleva el mismo nombre, a las puertas de los Esteros del Y’verá, uno de los humedales más grandes de América, amenazado entre otras actividades, por el monocultivo forestal. (2) El departamento cuenta con 39.500 hectáreas de monocultivo, en su mayoría de pinos. El trabajo en las plantaciones y los aserraderos -en su mayoría en condiciones muy precarias y peligrosas- es una de las pocas salidas laborales que se le ofrece a la población. 

Las plantaciones forestales en la Argentina aumentaron de manera significativa a partir de 1998, con la sanción de la Ley 25.080, de promoción de “bosques cultivados”. La normativa otorga subsidios (como acceso a “apoyos económicos no reintegrables”) y enormes ventajas impositivas: exención de impuestos y estabilidad fiscal de 30 a 50 años (es decir, que no se aumenta ni se agrega ningún impuesto durante ese período). En Corrientes, esta política se tradujo en un aumento de más del 200 por ciento de la superficie con monocultivos de pino y eucalipto entre 1994 y 2019.(3)

Plantaciones y aserraderos: falsa promesa de progreso 

Lejos de mejorar la situación económica y social de las comunidades de Corrientes, el avance de los monocultivos de pinos y eucaliptos trajo graves consecuencias: desplazamiento de familias campesinas -cuyas tierras son invadidas por las plantaciones-, contaminación del ambiente por el uso de agrotóxicos, consumo de agua y aumento de incendios.

A estos impactos, se suman los de los aserraderos, que se ubican en los centros urbanos y afectan, sobre todo, a quienes viven en los barrios cercanos. Todas las semanas, en estos lugares prenden fuego a las montañas de aserrín que se acumulan como residuo de la actividad. De acuerdo al relevamiento realizado por Guardianes del Y’verá, además de los problemas de salud ocasionados por el humo y el polvillo, las familias se ven afectadas por los ruidos molestos. Sumado a ello, en el 25 por ciento de los hogares denunciaron la precarización de los trabajadores de los aserraderos, además de casos de accidentes laborales graves.

“En este pueblo, el Estado está muy ausente”, explica Araceli. “No hay trabajo y, lamentablemente, hay chicos que tienen que dejar la escuela secundaria para ir a trabajar a los aserraderos donde  exponen su salud al polvillo que aspiran constantemente”. Y agrega: “En muchos casos no cuentan con seguridad para trabajar y algunos sufren amputaciones por las maquinas”.

Otra práctica peligrosa y contaminante es el relleno de humedales con aserrín, realizado por los aserraderos o por el municipio, en especial cuando hay sequía. En épocas de incendios, cada vez más frecuentes como consecuencia del cambio climático y el modelo forestal, la presencia de aserrín en los humedales lindantes con los barrios aumenta el riesgo de que el fuego alcance las casas. Lejos de ser un cortafuego, el humedal se vuelve combustible.  

La lucha de la comunidad

Para Guardianes del Y’verá, los relevamientos sanitarios realizados por activistas de la propia comunidad son una herramienta en la lucha contra los monocultivos forestales y el agronegocio. Previo a esta experiencia, ya habían realizado otro relevamiento en Mburucuyá, 50 kilómetros al norte de Concepción. Allí, el uso de agrotóxicos en las plantaciones de cítricos y tomates genera gravísimos problemas sanitarios. En 2017, una niña de nueve años, Rocío Pared, murió por intoxicación al comer una mandarina envenenada que cayó de un tractor. Pasados siete años, el crimen sigue impune, por lo que familiares y organizaciones reclaman justicia. 

“Asociamos los relevamientos comunitarios a nuestra lucha porque éstos se centran en lo que sabe y dice la gente que vive en el lugar”, explica Cristian Barrionuevo, otro de los integrantes de Guardianes del Y’verá. Además de recabar información para visibilizar las problemáticas, durante los relevamientos, las vecinas y vecinos expresan otras preocupaciones y en muchos casos, quedan en contacto con las y los activistas comunitarios para hacer consultas o denunciar otros hechos de contaminación.

En este caso, el relevamiento vinculado a los aserraderos sirvió para demostrar que no es viable que éstos establecimientos continúen operando cerca de las viviendas. Al mismo tiempo, quedó demostrado, una vez más, que el modelo forestal no trae los beneficios prometidos a la población, sino todo lo contrario. 

Ante ello, Guardianes del Y’verá exige la relocalización de los aserraderos fuera de los pueblos y ciudades, y continua con la denuncia de los impactos del modelo foresto industrial: “Desde Guardianes continuamos exigiendo la mudanza de los aserraderos fuera de las localidades y reclamando por las consecuencias del modelo foresto industrial que generan estos problemas y otros graves, como pasó en los meses de sequía extrema, cuando hubo grandes incendios en Corrientes, muchos las localidades de Concepción y Santa Rosa, agravados por los rellenos de humedales con aserrín, generando un peligro de fuego para todas las viviendas”.

Guardianes del Y’verá, Corrientes, Argentina y el Secretariado Internacional del WRM.

(1) Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación. Tablero de Foresto Industria: https://www.magyp.gob.ar/sitio/areas/desarrollo-foresto-industrial/foresto-industria/tablero.php
(2) Boletín WRM, Monocultivos, pobreza y falsas soluciones: El legado de Harvard en la Argentina, julio 2023
(3) Baruzzo, M; Smichowski, H. y otros. Plantaciones Forestales: crecimiento y expansión de la actividad forestal en las Lomadas Arenosas en Corrientes, Argentina. Universidad Nacional de Formosa, 2020: https://ri.conicet.gov.ar/handle/11336/162643