“El arroyo se está secando. En esa parte baja, los eucaliptos están consumiendo toda el agua, ya no se puede producir bien”.
“Para ir a buscar agua ahora tenemos que ir en grupos de tres o cuatro mujeres, de otro modo ya no es posible [debido al acoso de los guardias de la empresa]”
Las frases anteriores y otras que vienen a continuación fueron pronunciadas en agosto de 2024 por habitantes de las comunidades de Nhamacoa, Nhamaduri y Cortina-de-ferro, en los distritos de Gondola y Sussundenga, en la provincia de Manica, Mozambique. A ellos se suman decenas de otros relatos que revelan los impactos sufridos por la llegada de la empresa Portucel y sus monocultivos de eucalipto a la región. Al hablar con el WRM, compartieron sus testimonios de indignación ante las promesas vacías de puestos de trabajo y de mejora de la infraestructura en los territorios, así como los conflictos con los representantes y guardias de la empresa y las autoridades locales.
“Esa franja de tierra que Portucel taló y destroncó para plantar eucaliptos [...] Era una zona de bosque y machambas [pequeñas áreas de tierra para el cultivo de alimentos]”.
“La empresa prometió [construir] una escuela, un pozo, un puente, arreglar la carretera, y, hasta ahora, ¡nada! Lo único que hizo fue regalar unos cuantos cabritos y semillas caducadas”.
“La machamba que heredé está completamente cubierta de eucaliptos, ya no se puede cultivar debido a la sombra”.
La empresa todavía no plantó ni el 10% de las 240.000 hectáreas de monocultivos previstas en su proyecto “forestal”. Sin embargo, pese a su presencia todavía incipiente, sus acciones ya han generado diversos problemas.
Quién es Portucel
Portucel Moçambique es una empresa de producción de eucalipto para celulosa creada en 2009 por la gigante portuguesa The Navigator Company, una de las mayores empresas europeas del sector de celulosa y papel, y el tercer mayor exportador de Portugal, responsable del 1% del PIB del país (1). En Mozambique, Portucel obtuvo una concesión del gobierno para el uso de 356.000 hectáreas durante 50 años renovables. Su objetivo es llevar a cabo el mayor proyecto en el país de producción de pasta celulosa para la exportación, mediante la plantación de extensos monocultivos de eucalipto en las provincias de Zambézia y Manica. La inversión de cerca 2.500 millones de dólares contó con una participación del 20% del Banco Mundial, a través de la Corporación Financiera Internacional (CFI).
En octubre de 2024, más de 10 años después de las primeras plantaciones, los monocultivos de la empresa sólo cubren 14.000 hectáreas, y la fábrica de astillas prometida para 2023 hasta ahora quedó en los papeles. En 2020, la empresa empezó a talar las primeras superficies y a exportar madera en bruto, enviando nueve barcos llenos de troncos de eucalipto desde el puerto de Beira a Portugal, un total de 285.000 metros cúbicos de madera (2).
Tras un periodo de retrasos e incertidumbre, Portucel, la mayor inversión de Navigator fuera de Portugal, acaba de renovar sus promesas de construir una planta de astillas para 2026 y otra de pasta celulosa para el periodo 2032-2034. Por lo tanto, se espera que la empresa amplíe sus desiertos verdes de eucalipto a 40.000 hectáreas como mínimo en los próximos dos años.
La relación de Portucel con las comunidades
En sus publicidad, Portucel afirma contar con 4.000 acuerdos de cesión de tierras por parte de las familias, destacando el “diálogo permanente” y las supuestas “reuniones mensuales celebras con las comunidades” (3). En cuanto a los puestos de trabajo, la empresa publicó recientemente una lista de supuestos resultados positivos de sus plantaciones, entre los que aparecen en primer lugar “el empleo cualificado y el desarrollo profesional” (4). Sin embargo, basándonos en los numerosos relatos que escuchamos en todas las visitas a las comunidades afectadas por Portucel en las dos provincias en las que está presente, podemos afirmar que la propaganda de la empresa es de una fantasía absurda. La falta de transparencia en las exiguas consultas comunitarias, la escasa oferta de puestos de trabajo y las precarias condiciones laborales constan en diversos artículos elaborados a partir de visitas, informes y publicaciones científicas (5). Una vez más, los testimonios que escuchamos recientemente en la provincia de Manica lo confirman.
Obscena acumulación
Sin embargo, es innegable una de las afirmaciones de la publicidad de Portucel: que su actividad supone una fuente de “generación de riqueza y valor añadido en el país”. Sin duda, la obtención de tierras a bajo precio en el Sur global por parte de empresas del Norte global, con el apoyo de organizaciones internacionales, unida a la utilización de mano de obra barata e intensamente explotada, representa unas posibilidades gigantescas de generar riqueza EN el país. Pero eso no significa que la riqueza se quede DENTRO del país, y mucho menos con el pueblo de ese país.
El caso de Portucel/Navigator, que se autoproclama “la empresa más sostenible del sector forestal mundial” (6), es un ejemplo de cómo la propaganda de la sostenibilidad y de los beneficios sociales legitima un proceso de acumulación primitiva (apropiación de vastas extensiones de tierra) que permite a una empresa del Norte Global transformar a las personas y a la naturaleza en meros recursos productivos (mano de obra y tierra) e introducirlas –con un coste muy bajo– en el circuito ampliado de reproducción de su capital.
A pesar de las denuncias de las comunidades sobre las numerosas irregularidades y violaciones cometidas por Portucel/Navigator, las propias reglas del juego avalan las injusticias que sus negocios representan. Por ejemplo, en 2022, Navigator repartió 200 millones de euros en dividendos entre sus (pocos) propietarios, el 70% de los cuales se destinó al conglomerado Semapa, que pertenece casi en su totalidad (83%) a Sodim, el holding de la familia portuguesa Queiroz Pereira (7). Un grupo de 45 habitantes de la comunidad con los que hablamos se quedó atónito al saber que si todos ellos trabajasen en las plantaciones de Portucel ininterrumpidamente, recibiendo diariamente el pago prometido (y no siempre pagado) por la empresa, el grupo tardaría más de 2.300 años (!) en recibir colectivamente, a través de su trabajo, lo que los herederos de una sola familia obtuvieron en un año sin trabajar, solo con los títulos de una de sus propiedades (8). Esta comparación revela una absurda y obscena desigualdad naturalizada en un modelo de desarrollo fundamentalmente concentrador que, en Mozambique, se materializa en la expansión de los monocultivos de eucalipto en las provincias de Manica y Zambézia.
“La empresa llegó ofreciendo: ‘el que ceda la tierra tendrá trabajo’”.
“El trabajo es de 15 o 30 días y ya está. Y nos descuentan todo lo que pueden de la paga”.
“Los pagos siempre se realizan con retraso y de forma desorganizada”.
“Nos regalaron una gorra y una remera de la empresa solo para sacarnos una foto”.
Resistencia
Frente a las injusticias que la empresa se esfuerza en ocultar o maquillar, parte de los afectados, junto con asociaciones comunitarias y organizaciones colaboradoras, insisten en resistir frente a los desiertos verdes de los monocultivos de árboles.
Con este fin, en agosto de 2024 se celebró en la provincia de Manica una reunión con 50 miembros de las comunidades afectadas por las plantaciones de monocultivos de árboles, celebrada por las oganizaciones Justiça Ambiental [Justicia Ambiental], Missão [Misión] Tabita y la Asociación de Jóvenes Combatientes Montes Errego y el Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales (WRM). En esa ocasión, visitaron las comunidades afectadas, en las que escucharon varios relatos sobre violaciones al derecho a la consulta, a los derechos laborales, al derecho a la integridad sobre el propio cuerpo, así como sobre los impactos ambientales que afectan la producción de alimentos en zonas cercanas a las plantaciones. Mientras algunos siguen creyendo que las empresas cumplirán sus promesas de construir escuelas, puentes y “darles” trabajo, en otras comunidades el sentimiento es de indignación; en éstas, las comunidades buscan impedir nuevas plantaciones de monocultivos y recuperar las áreas que han sido apropiadas indebidamente por la empresa.
A partir del encuentro que tuvo lugar en Mozambique, en el Día Internacional contra de Lucha contra los Monocultivos de Árboles , el 21 de septiembre, Justiça Ambiental publicó una declaración en la que celebra la resistencia al proyecto de las corporaciones forestales e insta al gobierno mozambiqueño a invertir en la producción agroecológica diversificada de alimentos, así como a promover y facilitar iniciativas comunitarias para la generación de ingresos (9).
Ojalá el pueblo y las comunidades mozambiqueñas hagan valer su derecho constitucional a resistir siempre que lo necesiten, ¡para que prevalezca la soberanía de quienes viven de la tierra, y no para quienes solo quieren lucrar con ella!
Secretariado Internacional del WRM
(1) Tal y como indicó Agroportal en mayo de 2024. Ver aquí, en portugués.
(2) Según el material publicado por Portucel en octubre de 2024, disponible aquí.
(3) Idem.
(4) Idem.
(5) Más información en otras publicaciones de Justiça Ambiental aquí y aquí, WRM y el Observatório do Meio Rural de Moçambique.
(6) Según un comunicado de prensa de Navigator de julio de 2024, disponible aquí.
(7) Datos sobre la distribución de dividendos extraídos de la página web de la empresa; datos sobre la composición del accionariado disponibles en el informe financiero de la empresa; e información sobre Sodim extraída de Jornal de Negocios.
(8) Teniendo en cuenta la remuneración de 3 euros (aproximadamente 210 meticales, moneda local) pagada por Portucel a cada trabajador manual por día, sería necesario que un grupo de 45 trabajadores vendiera su fuerza de trabajo durante 2.358 años diariamente para acumular 116,2 millones de euros, es decir, el equivalente al importe de los dividendos de The Navigator Company pagados a Sodim, el holding de la familia Queiroz Pereira, en 2022, si se tienen en cuenta los porcentajes de participación señalados.
(9) Véase el comunicado de prensa completo aquí.