Minerales de todo tipo (podrían haber más de 10 variedades en un solo teléfono inteligente) se extraen en diferentes países - desde tantalio en el Congo a estaño en Filipinas -, para luego ser enviados por agua o tierra alrededor de todo el planeta a los centros de manufactura. Se estima que las actividades mineras a nivel mundial se triplicarán para el año 2050, expandiéndose a más bosques y zonas costeras, territorios indígenas, parques naturales y sitios protegidos. Estas apropiaciones de tierras ocurren en gran medida sin el consentimiento de las comunidades locales, ya que los gobiernos y las empresas se confabulan para eludir el respeto por los derechos de las personas. Además, las cantidades cada vez mayores de basura electrónica se envían principalmente a países en África y Asia, en lugar de lidiar con este problema en donde se consumen. En esos “basureros”, las comunidades se ven obligadas a vivir en un paisaje tóxico, y muchas veces se ganan la vida quemando productos electrónicos para obtener los metales que luego pueden vender como chatarra. Ver el video y la información de la página web de la Fundación GAIA (en inglés) en:http://www.gaiafoundation.org/wakeupcall/
Señal de alerta: los verdaderos costos de la tecnología
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