Del 28 al 31 de enero de 2016 tuvieron lugar en Mundemba, en el suroeste de Camerún, dos encuentros internacionales sobre la expansión del cultivo de la palma aceitera y de la producción de aceite de palma industrial en el mundo y, particularmente, en África. El primer encuentro fue un taller de discusión entre mujeres enfocado en los impactos que tiene el monocultivo de la palma aceitera sobre la mujer y su familia, así como en las estrategias actuales y posibles que ellas desarrollarían para defender sus intereses. El segundo encuentro, denominado “taller global”, examinó las estrategias y tácticas a las que recurren las empresas para acrecentar las plantaciones industriales de palma aceitera, y la manera como las comunidades reaccionan para defender sus tierras.
Dichos talleres reunieron a una cincuentena de líderes provenientes de comunidades aledañas a las explotaciones industriales de palma aceitera, así como a representantes de ONG nacionales e internacionales provenientes de cuatro continentes. Los participantes llegaron desde Camerún, Congo-Brazzaville, Costa de Marfil, República Democrática del Congo (RDC), Gabón, Guinea, Nigeria, Brasil, Canadá, Alemania, Indonesia y Suiza, para intercambiar sus experiencias.
Estrategias y tácticas para aumentar la expansión de las plantaciones industriales de la palma aceitera
Los talleres en Mundemba detectaron varias estrategias y tácticas que utilizan las empresas para vencer, incluso por la fuerza, toda forma de oposición a sus proyectos de expansión.
Para ello,
- presionan a las autoridades locales para que se nieguen a registrar a las organizaciones comunitarias o los sindicatos que se oponen a sus planes de expansión, y las convencen de que intervengan para confiscar las pequeñas máquinas que utilizan los campesinos para producir su propio aceite de palma;
- controlan a las comunidades organizando “reuniones de diálogo” con los jefes tradicionales y las personas importantes y, al - final de la reunión, les entregan sobres con dinero; los que no lo aceptan no vuelven a ser invitados;
- llegan a las aldeas y, para obtener el apoyo de la comunidad, ofrecen sobornos a los jefes y líderes locales, u otros obsequios (bebidas, alimentos, motos, etc.) sobre todo cuando se trata de mujeres, o les proponen cavar pozos;
- a veces realizan catastros de la tierra sin obtener el consentimiento o informar a la población local;
- organizan reuniones referentes al proyecto para luego adjuntar a la documentación una falsa lista de participantes, lo que hace creer que las comunidades aceptan el proyecto;
- informan que el proyecto cuenta con el apoyo del Presidente y que ya no se lo puede detener; afirman que, al no existir títulos de propiedad, las tierras pertenecen al gobierno y que, por consiguiente, las comunidades no poseen derechos que les permitan poner fin al proyecto;
- emplean la estrategia de “dividir para reinar”: por ejemplo, convencen a una familia de que ceda sus tierras, cuando el resto de la comunidad se opone a ello;
- ofrecen empleos y contratos a personas importantes de la población, y luego las utilizan como portavoces del proyecto;
proponen miserables compensaciones a las comunidades más pobres;
- dejan de comprarle a los pequeños productores, quienes eran proveedores tradicionales de la empresa;
recurren a la intimidación contra los líderes comunitarios que se oponen al proyecto, y llegan incluso a encarcelarlos o a hacerlos pasar por terroristas;
- intentan vender sus proyectos de plantaciones como una forma de combatir el cambio climático y generar riqueza;
se inscriben con varios nombres diferentes para confundir a las comunidades y hacerles pensar que la empresa pertenece a un grupo local;
- buscan dialogar con las ONG pero no con las comunidades, para así intentar que las ONG sean las que se encarguen de la negociación y de abrir las puertas.
Esas múltiples tácticas y estrategias confrontan diversos tipos de resistencia por parte de las comunidades, cuyas acciones se ven condicionadas por el entorno específico en el que están construidas.
Crear condiciones para la resistencia comunitaria
Los encuentros de Mundemba permitieron definir las acciones que los comuneros pueden emprender para defender sus tierras.
Ante todo, el fundamento de esas luchas debe residir en los derechos consuetudinarios de las comunidades sobre la tierra. Además, las soluciones deben emanar de comunidades unidas, en las que mujeres, jóvenes y hombres hablen al unísono. Es así que este tipo de comunidades obtienen un gran poder. Estando unidas y sólidas, las comunidades pueden reforzar ese poder cooperando con otras organizaciones y comunidades del ámbito local e internacional. En conjunto, dichas alianzas pueden definir sus propios planes, diferentes a los de las empresas, los gobiernos, o las instancias como la Mesa Redonda sobre el Aceite de Palma Sostenible (RSPO, por sus siglas en inglés).
Es importante asegurarse de que toda la comunidad participe en la toma de decisiones. Para eso, hay que evitar que las decisiones se tomen entre bastidores. También es necesario reforzar la autonomía económica de los jefes y las personalidades locales, para evitar que se dejen tentar por la corrupción, dado que son el blanco preferido de los inversores. Se estuvo de acuerdo en que la pobreza y la falta permanente de caminos y otras instalaciones básicas que el gobierno debería proveer vuelven a las comunidades vulnerables a las promesas de desarrollo de las empresas.
Durante los encuentros, los participantes insistieron sobre la necesidad de constituir alianzas para emprender acciones comunes en lugares o países afectados por una misma empresa, como es el caso de Unilever o de Socfin, o crear un tribunal internacional que garantice la protección de los derechos humanos y ante el cual las comunidades puedan exigir reparación.
La idea de presionar a las empresas alimentarias que se abastecen de aceite de palma proveniente de plantaciones industriales también fue señalada, así como la importancia de esforzarse por influir en el ámbito político para lograr reformas legislativas e institucionales.
Ambos talleres concluyeron con fuertes declaraciones. Una de ellas resume el encuentro de las mujeres sobre el tema “Las mujeres y la expansión de la palma aceitera y el aceite de palma industrial”. La otra, proveniente del “taller global”, es una manifestación de solidaridad con las comunidades del departamento de Ndian, de la Región del Suroeste de Camerún, que luchan cotidianamente para defender sus tierras.
Se puede acceder a ambas declaraciones finales a partir de estos enlaces:
http://wrm.org.uy/es/otra-informacion-relevante/mundemba-declaration-and-statement-of-solidarity/
Marie Crescence, radd2009@yahoo.fr.
Los encuentros mencionados fueron organizados por tres organizaciones locales:
SEFE (Struggle to Economize Future Environment)
RADD (Réseau des Acteurs du Développement Durable)
Con el asesoramiento del CED (Centre pour l’Environnement et le Développement)
En cooperación con las organizaciones internacionales WRM y GRAIN, y con financiación de Pain pour le Prochain.