El ambiente de Kalimantán Occidental ha cambiado radicalmente en los últimos 25 años. Gran parte del bosque que servía de sustento a las comunidades fue talado por las empresas adjudicatarias de esas tierras para instalar allí plantaciones de palma aceitera. Incluso los bosques que tradicionalmente se mantenían en reserva para las generaciones futuras (hutan cadangan) son víctimas de la “conversión forestal”, pues el gobierno considera que la tierra que se deja en barbecho, como recomiendan los sistemas tradicionales de cultivo, está “descuidada” o “en estado crítico”.
Los indígenas perdieron la base de su sustento y ya no tienen madera o pescado a su disposición ni pueden seguir cultivando su propio arroz, verduras u otros cultivos; ahora tienen que comprar alimentos. De este modo la introducción de las plantaciones de palma aceitera ha empobrecido a las comunidades.
Las plantaciones confunden también los límites naturales entre las unidades consuetudinarias (kampong), lo que lleva a que existan más conflictos entre las comunidades. En virtud del sistema “plasma”, como se llama comúnmente a la zona cultivada por pequeños propietarios que provee a la planta procesadora “núcleo”, puede ocurrir que se otorgue a las personas parcelas de palma aceitera en tierras consuetudinarias (adat) pertenecientes a otra comunidad o incluso en otro subdistrito. De modo que las personas ya no controlan sus tierras consuetudinarias, lo que debilita al sistema adat en su totalidad.
Cuando se incorporan tierras adat a una plantación de palma aceitera como parte del cuerpo principal de una finca, es muy probable que la familia termine convirtiéndose en esclava asalariada en sus propias tierras tradicionales.
La autonomía regional ha empeorado las cosas, según denuncia Pak Cion Alexander, campesino de Sanggau, Kalimantán Occidental, que además es diplomado en Derecho y activista comunitario de la organización Gerakan Rakyat Pemberdayaan Kampung (GRPK). Las autoridades locales desean atraer plantaciones de palma aceitera a sus regiones, alegando que aumentarán los ingresos locales, generarán empleos, brindarán carreteras y mejorarán las condiciones económicas de las comunidades. Solamente en Sanggau hay casi 40 empresas de plantaciones.
Como dice Pak Cion Alexander, “Es cierto que la asamblea de distrito de Sanggau aprobó un reglamento local relativo al gobierno de las aldeas (Perda Nº 4/2002) que nos brinda la oportunidad de volver a nuestro sistema tradicional, que se funda en los kampong. Por generaciones los adat han sido la base de comunidades independientes muy democráticas que tenían el control de los recursos naturales en sus tierras consuetudinarias. La comunidad entera, no una élite, tomaba las decisiones. El sistema normalizado de gobierno de las aldeas implantado por el régimen de Suharto en 1979 cambió todo eso. Pero queríamos que se reconociera nuestro sistema de adat, así que en cuanto se introdujo la autonomía regional hicimos presión a favor de la nueva reglamentación”.
No obstante, el problema es que “las empresas usan mal los sistemas tradicionales de gestión. El gobierno [nacional] es cómplice, pues crea sus propias organizaciones “adat” oficiales y designa a los dirigentes. Es a estas personas que se acercan las empresas cuando buscan una firma que avale el desposeimiento de los derechos comunitarios”.
“Es de vital importancia que se reconozcan los derechos indígenas en la legislación nacional y se fortalezcan mediante reglamentaciones locales. Parte de ello es el derecho al consentimiento previo, libre e informado, para que podamos elegir entre aceptar o rechazar una plantación en nuestras tierras. También necesitamos relevar la extensión de nuestras tierras consuetudinarias, para que las empresas no puedan quitárnoslas tan fácilmente. Las plantaciones de Parindu, Kembayan, Tayan Hulu, Tayan Holir y Kapuas deben devolver las tierras consuetudinarias a los pueblos indígenas, pues los procedimientos de adquisición de las tierras violaron la legislación nacional y las leyes adat.”
Artículo basado en información obtenida de: "From Singapore to West Kalimantan”, Down to Earth Nº 68, febrero de 2006, http://dte.gn.apc.org/68oi3.htm