La credibilidad a futuro del Consejo de Manejo Forestal (FSC) se encuentra en una encrucijada. Aracruz Celulose, una de las mayores compañías plantadoras del globo y el mayor productor mundial de pulpa blanqueada de eucalipto, ha solicitado la certificación del FSC para una porción de sus tierras (95.500 hectáreas, de las cuales 56.500 plantadas con eucaliptos) localizada en el estado de Bahia, Brasil.
Para quienes han estado siguiendo y apoyando la lucha de los pueblos indígenas Tupinikim y Guaraní contra dicha compañía, esto puede constituir una sorpresa mayúscula. Tras años de lucha la empresa -con la colaboración de las fuerzas de seguridad del estado brasileño- impuso el año pasado una "solución" a los indígenas (ver detalles en el Boletín 11 del WRM). No obstante queda claro que Aracruz usurpó vastas áreas de su territorio y que el futuro de este acuerdo impuesto es incierto. Esto es lo que muy claramente han expresado recientemente los Tupinikim y Guaraní en su "carta abierta a la población" fechada el 3 de setiembre de 1999.
Esta es posiblemente la razón por la cual la compañía todavía no ha solicitado la certificación de sus plantaciones en el estado de Espirito Santo -hogar de dichos pueblos indígenas- y en cambio ha iniciado el proceso en el vecino estado de Bahia. Si la empresa logra obtener la certificación del FSC allí, entonces posiblemente haga una solicitud para sus demás plantaciones. Sin embargo, los impactos sociales y ambientales de sus plantaciones en gran escala están también documentados y la oposición local es tan fuerte en Bahia como en Espirito Santo. De manera que no le resultará fácil a Aracruz obtener lo que quiere: la certificación otorgada por una institución prestigiosa como el FSC.
Mucho dependerá de si la empresa certificadora, con sede en los EE.UU. (Scientific Certification Systems -SCS) lleva o no adelante una evaluación realmente independiente y participativa. Si opta por hacer lo primero, estamos seguros de que las plantaciones de Aracruz no serán certificadas. Desgraciadamente, los primeros pasos que ha dado han sido -por decir lo menos- preocupantes. Más de 50 organizaciones regionales y locales, así como personas individuales, ya han hecho llegar su queja a SCS mediante una carta firmada el 1ro. de setiembre de este año por el no cumplimiento de los lineamientos del FSC respecto de la participación de los interesados.
Creemos que los miembros del FSC deben monitorear este proceso muy de cerca, ya que está en juego la futura credibilidad de la certificación en general y del FSC en particular. Aracruz -al igual que el eucalipto- simboliza un tipo de forestación que genera negativos impactos sociales y ambientales en gran escala. Lo mismo puede decirse de la mayoría -si no de todas- las compañías plantadoras y de otras especies forestales utilizadas para la instalación de monocultivos en gran escala. Sin embargo Aracruz, que tiene una historia cargada de ocupación de tierras indígenas y de otras poblaciones locales, de deforestación, de destrucción de los recursos naturales, de desaparición de plantas y animales nativos, se presenta a sí misma como ambiental y socialmente responsable. La obtención de la certificación del FSC significaría su victoria final y dejaría la puerta abierta para la certificación de plantaciones de gran escala en todo el mundo. ¿Los delegados de ONGs miembros del FSC habrán de permitirlo?
Por más información sobre este asunto, están disponibles los siguientes materiales en nuestra página web:
- Carta aberta à população, 3/9/99 (en portugués)
- Acción de corte dictatorial permite a Aracruz alcanzar espúrea victoria(Boletín 11 del WRM)
- El paradigmático caso de Aracruz en Brasil (Boletín 13 del WRM)
- El papel del Sur: plantaciones forestales en la estrategia papelera internacional (sección donde se analiza a Aracruz Celulose).