El último número de nuestro Boletín estuvo dedicado enteramente a la campaña sobre plantaciones, donde ofrecimos un amplio panorama del problema y de los principales actores implicados, junto a una serie de sugerencias para la acción a diferentes niveles. Desde entonces hemos recibido numerosas respuestas y pedidos de información de todo el mundo, demostrando que las plantaciones son un problema existente en un gran número de países.
Ahora queremos centrarnos en lo que consideramos es el aspecto central de la campaña: la oposición local a las plantaciones. Como consecuencia de sus impactos sociales y ambientales, este modelo forestal tiende a generar una oposición de amplio espectro. Las comunidades locales están generalmente en la primera línea de lucha, dado que sus medios de vida se encuentran directamente afectados por las plantaciones. En muchos casos, éstas sufren la usurpación de sus tierras y bosques, que son sustituidos por monocultivos forestales propiedad de grandes empresas. Ello implica la pérdida de la mayoría de los recursos de los que dependen, incluidas las tierras agrícolas y de pastoreo donde crecen sus cultivos y se cría su ganado, al igual que los recursos suministrados por el bosque, como caza, pesca, frutas, hongos, miel, leña, materiales de construcción, medicinas y toda una gama de otros productos y servicios. Asimismo ellas se ven enfrentadas al peligro de perder su identidad cultural e incluso a dispersarse a causa de la migración forzada. Para las comunidades locales la instalación de las plantaciones puede rápidamente transformarse en una tragedia.
Estas comunidades sin embargo no están solas en su lucha contra ese modelo forestal. En diferentes países, personas con preocupaciones diversas en este sentido se suman a la oposición. Ambientalistas y académicos se preocupan cada vez más por la pérdida de biodiversidad resultante de la sustitución de ecosistemas nativos por plantaciones. Los agricultores y ganaderos ubicados aguas abajo de las mismas sufren la destrucción de los recursos hídricos. La población urbana puede ser afectada por la falta de agua potable o de electricidad debido a la mencionada crisis en el suministro de agua que pueden provocar las plantaciones. Activistas pro derechos humanos y abogados se han unido también a la lucha para enfrentar los abusos que con frecuencia ocurren en los lugares donde se instalan las plantaciones. Sindicalistas se suman para defender los derechos de los trabajadores forestales, quienes deben trabajar en condiciones difíciles y peligrosas en las plantaciones.
Las diversas realidades sociales en los diferentes países generan igualmente diversas redes de oposición y diferentes tipos de acciones. En medio de tal diversidad, lo que puede generalizarse es la necesidad de unir a todos estos actores, para así fortalecer la oposición al modelo. Lo mismo sucede a nivel internacional, donde la oposición local puede alimentar a las campañas globales y a la vez beneficiarse de ellas. Por lo tanto invitamos a todos quienes están implicados en el tema a nivel local a unirse a la Campaña sobre Plantaciones, y a compartir información y experiencias para frenar este destructivo modelo forestal.