La tala masiva de la selva y el desarrollo de grandes monocultivos forestales para la producción de fibra y aceite de palma, junto con los megaproyectos de represas y de turismo constituyen las principales actividades que amenazan el ambiente y los derechos sobre los recursos de los pueblos indígenas de Sarawak, en la región noroeste de la isla de Borneo, en Malasia. Aproximadamente la mitad de su población está compuesta de diferentes grupos étnicos, conocidos como Dayak, que viven de la agricultura, la pesca, la caza y la recolección. Las comunidades locales, con la colaboración de organizaciones ambientalistas nacionales e internacionales, se han opuesto durante años a este tipo de desarrollo destructivo promovido por el sector privado y apoyado por el gobierno del Estado de Sarawak y el gobierno central de Malasia. A pesar de los esfuerzos desplegados, la depredación continúa.
Según estimaciones, el 70% de los bosques de Sarawak -una de las selvas tropicales más antiguas del mundo- ha desaparecido, a una velocidad dos veces superior a la de la Amazonia. La región constituyó la fuente de la mayor parte de la madera tropical que Malasia exportó a partir de la década de 1970. Solamente las áreas más remotas de Sarawak no han sido afectadas por el madereo. Hacia 1991, hasta la Organización Internacional de Maderas Tropicales (que ha estado siempre a favor del madereo en bosques tropicales), advirtió que si las 150 empresas madereras que operaban en la región a través de concesiones otorgadas por el gobierno (la mayoría de las veces en tierras tradicionales indígenas) no reducían drásticamente la extracción, los bosques de Sarawak habrían de desaparecer totalmente en un plazo de 13 años.
Estos bosques no están vacíos y la deforestación afecta gravemente la existencia y los medios de vida de los pueblos de los bosques y de aquellos que dependen de los bosques. Los Penan -uno de los grupos étnicos Dayak- son posiblemente quienes han sido más golpeados por este tipo de "desarrollo". Ellos son un pueblo de la selva y muchos se han visto forzados a dejar sus tierras e irse a vivir a poblados instalados provisoriamente por el gobierno, donde llevan una existencia miserable y viven con la nostalgia de su hogar perdido. Tan sólo alrededor de 63 familias permanecen en la selva, viviendo de la caza y la recolección. Dado que son nómades y no talan áreas de bosque para hacer cultivos anuales, la ley considera a los territorios que ellos ocupan como siendo bosques estatales y no les reconoce derecho alguno sobre los mismos. Durante años el gobierno de Malasia ha estado prometiendo la creación de una reserva de 3.300 km2 para los Penan en la zona que ellos consideran su territorio ancestral, pero la promesa todavía no se concretó y no hay señales de que vaya a ser cumplida alguna vez. Por el contrario, las compañías madereras y el gobierno son una y la misma cosa, no sólo en cuanto a su visión acerca del desarrollo (que considera a los Penan como atrasados y un obstáculo para la modernidad y el progreso), sino también porque importantes funcionarios de gobierno son ex-representantes de la industria.
En este contexto, la lucha desplegada por los nativos de Sarawak ha recibido un fuerte apoyo de ambientalistas e individuos preocupados de todo el mundo, lo que ha sido utilizado por el gobierno de Malasia para presentarse a si mismo como defensor de la soberanía del país contra las injerencias "occidentales" en sus asuntos internos. Sin embargo, la situación es totalmente al revés. Lo que los gobiernos de Sarawak y de Malasia están en realidad haciendo es imponer el modelo de desarrollo occidental a los pueblos de Sarawak, resultando de ello impactos devastadores desde el punto de vista social y ambiental. Del otro lado, los nativos de Sarawak están tratando de proteger sus bosques y medios de vida contra ese modelo occidental. ¿Quiénes son entonces los que están defendiendo la soberanía?
Fuentes: "Nomadic Rain-Forest Dwellers in Malaysia Fear Extinction" por Ecological Enterprises, 16/8/99, basado en "Nomadic rain-forest tribe in Borneo fears extinction" publicado por Associated Press, 15/8/99;