Islas Salomón: la pequeña escala rinde más

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Las Islas Salomón, un archipiélago de Melanesia en el Pacífico Sur, son un estado independiente desde 1978. Su economía se basa en la agricultura, la pesca y los bosques. El territorio de las islas Salomón ha sufrido un severo proceso de deforestación y consecuentemente de erosión de suelos en las áreas expuestas. Por ejemplo, en 1995 el gobierno ordenó la corta de todos los árboles de la isla Pavuvu y sus residentes fueron relocalizados bajo protesta. La industria forestal ha sido un influyente actor entre bambalinas. La misma está concentrada en pocas manos -mayormente de extranjeros- y ejerce un fuerte lobby en relación con la política forestal nacional. Al mismo tiempo, el gobierno ha promovido prácticas de madereo insustentables en procura de los beneficios representados por los impuestos aplicados a la industria maderera.

Las conclusiones de un informe publicado recientemente por Greenpeace en base a una investigación en economía ambiental, indican que los proyectos de pequeña escala, ambientalmente amistosos, en la zona de la Laguna Marovo en Western Province -tales como la pesca, el tallado de madera, la cosecha ecológica de madera y el ecoturismo- generan un valor tres veces superior al de las actividades industriales, como el madereo y la plantación de palma. La Laguna Marovo consta de un arrecife de coral de 100 kilómetros de longitud y un ecosistema isleño que alberga 12 islas mayores y alrededor de 200 islotes. Ha sido descrito como "la octava maravilla del mundo". El informe titulado "Islands Adrift? Comparing Industrial and Small Scale Economic Options for Marovo Lagoon Region of the Solomon Islands" ("¿Islas a la deriva? Una comparación entre opciones económicas en pequeña escala e industriales para la región de la Laguna Marovo en las Islas Salomón"), a cargo de Christopher LaFranchi, economista de recursos independiente concluye que las opciones de pequeña escala genera a sus propietarios un valor de U$S 29 millones, en tanto las actividades industriales producen solamente U$S 8,2 millones. Los beneficios al contado de las alternativas de pequeña escala alcanzan los U$S 11.000 por hogar, cifra cuatro veces mayor a la producida por las actividades de madereo y de plantación de palma aceitera.

La investigación encontró también que los proyectos industriales determinan serios riesgos desde el punto de vista ambiental y social para la población local. Ulteriores operaciones de corta, la propuesta instalación de plantaciones de palma y la minería podrían provocar impactos ambientales extremadamente graves sobre los recursos marinos locales, evaluados en U$S 31 millones.

La expansión de las plantaciones de palma aceitera constituye una amenaza para el ambiente y las comunidades locales en varios países del Sudeste asiático y también en Melanesia. En este caso, el proyecto de plantación de palma aceitera de la compañía malaya Kumpulan Emas se basa en una errónea información respecto de los suelos. En efecto, la zona elegida no tiene suelos muy fértiles, bien drenados y adecuados para la plantación de palma, sino suelos pobres y susceptibles a la erosión. Por otra parte, el proyecto para la zona de la Laguna Marovo carece de una evaluación de impacto ambiental y social realizada en forma independiente, así como de estudios respecto de los efectos de la sedimentación que resultará de las actividades de corta y de laboreo del suelo sobre la laguna.

El informe incluye también varias recomendaciones para el manejo del área estudiada:

1) No deben permitirse ni la corta del bosque ni la instalación de plantaciones de palma aceitera en la región de la Laguna Marovo, dados los riesgos sociales y ambientales que conllevan los proyectos industriales, y los mayores beneficios ofrecidos por las opciones de pequeña escala.
2) No debe renovarse el permiso extendido a la firma Sylvania Products Ltd. en tierras alienadas de la Isla Vangunu luego de su expiración en mayo de 1999. El gobierno de Western Province y el gobierno nacional deberían devolver dichas tierras a los indígenas y ayudarlos a completar un proceso de planificación del uso del suelo de carácter conservacionista y con proyectos a pequeña escala. Ello debería conjugarse con el proceso de planificación de uso del suelo realizado por el Ministerio de Bosques, Ambiente y Conservación en 1995.
3) Los indígenas propietarios de las tierras de Vangunu deberían visitar la zona de la llanura de Gaudalcanal para poder apreciar los impactos allí producidos por la plantación de palma aceitera y la minería que realiza Gold Ridge.
4) La oficina de promoción del desarrollo de Western Province debería ayudar a las comunidades locales a establecer, manejar y hacer mercadeo de eco-negocios basados en los recursos de las aldeas, tales como la cosecha ecológica de madera y el eco-turismo.
5) Deberían postergarse las decisiones acerca de la actividad minera en la zona de Marovo hasta tanto no se disponga de mayor información económica y no se realice una evaluación de impacto ambiental y social en forma independiente y con carácter público. Dicha evaluación debe ser adecuada a la escala y la naturaleza de los proyectos y estar disponible para el público.
6) Los gobiernos donantes y las instituciones regionales deberían revisar sus políticas de desarrollo de los recursos naturales para Melanesia. En especial debe cesar el apoyo de los donantes a la conversión en gran escala de bosques en plantaciones forestales y al madereo industrial. Todas las operaciones del sector forestal deben satisfacer las exigencias del Consejo de Manejo Forestal (Forest Stewardship Council). Debería considerarse la posibilidad de disponer de un paquete financiero destinado a reducir la dependencia del gobierno de los ingresos que percibe por concepto de impuesto a la industria forestal.
7) Los gobiernos y las instituciones deberían adoptar proyectos de desarrollo en pequeña y mediana escala, que son los preferidos por las comunidades melanesias deseosas de maximizar el empleo, conservar sus recursos naturales y mantener su cultura.

"El Informe confirma que las Islas Salomón son ricas en recursos locales, imprescindibles para el mantenimiento y la mejora de la calidad de vida de los pobladores locales, en tanto los proyectos de escala industrial no son apropiados para Melanesia" indicó Grant Rosoman, encargado de la campaña de bosques de Greenpeace. De acuerdo con esta perspectiva, Greenpeace está exigiendo a los gobiernos donantes y a las instituciones regionales que revean el apoyo que proporcionan a las actividades de escala industrial en las Islas Salomón y en cambio favorezcan la adopción de opciones de desarrollo de pequeña y mediana escala.

El Secretariado Internacional del WRM ha recibido un ejemplar del Informe, que está ilustrado con fotos, mapas y cuadros estadísticos. Las personas interesadas en recibirlo, pueden contactar a Grant Rosoman.

Fuentes: Grant Rosoman, Greenpeace; Guía del Mundo 1997/98.