En el pasado mes de marzo el gobierno sudafricano anunció la privatización de las plantaciones forestales de la empresa estatal SAFCOL. La compañía es dueña de 320.000 hectáreas de plantaciones comerciales y de otras acciones valoradas entre 1.000 y 1.500 millones de Rand (entre U$S 160 y 250 millones). Si bien se aduce una serie de preocupaciones de carácter social como parte de la jugada (creación de empleos, desarrollo de recursos humanos, promoción de una mayor variedad de formas de propiedad y desarrollo de actividades de industrialización de la madera), en realidad los verdaderos beneficiarios serán las grandes corporaciones nacionales y transnacionales.
Una de ellas es MONDI, que es a su vez una de las mayores y más poderosas empresas que operan en el sector de la pulpa y el papel en Sudáfrica. Sus plantaciones se han extendido, sin consideración alguna de los impactos provocados sobre el suelo, la pradera, los humedales y los cursos de agua de agua, poniendo en peligro el suministro de agua. Incluso tierras públicas, como reservas y tierras comunales, fueron utilizadas para establecer en ellas monocultivos forestales. Los impactos sobre la salud y el ambiente provocados por sus fábricas de pulpa también han causado preocupación y generado resistencia a nivel de las comunidades afectadas. La compañía ha adoptado una agresiva política de expansión. En mayo de 1996 Mondi se convirtió en uno de los mayores accionistas de Aracruz Celulose. Asimismo adquirió fábricas en Europa y otros países del Norte.
Ahora la compañía está en tren de sacar ventaja de la privatización de SAFCOL para concentrarse todavía más en sus actividades del sector de la pulpa y el papel. La idea es vender parte de sus plantaciones con destino a la producción de madera para aserrado, así como los aserraderos de Mpumalanga, vinculando esta venta a la de SAFCOL para obtener así un mejor precio. Las 120.000 hectáreas plantadas de SAFCOL en Mpumalanga pueden ser combinadas con las 143.000 hectáreas que la propia Mondi tiene en Mpumalanga y Swazilandia. Así se conformaría un total de 263.000 hectáreas de plantaciones, compuestas de 195.000 hectáreas de madera blanda y 68.000 hectáreas de madera dura. Muchos de los predios plantados de SAFCOL y Mondi en la región son adyacentes, por lo que pueden fácilmente ser convertidos en unidades de manejo con el fin de "posibilitar la producción de productos de alta calidad con destino a los mercados internacionales a un costo suficientemente bajo". De ese modo, Mondi reduciría su participación en el sector del aserrado -que últimamente ha venido enfrentando dificultades dadas por una caída en la demanda de madera aserrada y mayores precios de los rollizos- para poder concentrarse en el negocio que más le interesa: el sector de la pulpa, el papel y el envasado. Mondi es propietaria de otras 460.000 hectáreas de plantaciones en Sudáfrica, que mantendría para sí como fuente de materia prima para sus fábricas de pulpa y papel. Entretanto la empresa puede también realizar ofertas por otras plantaciones de SAFCOL, que contengan la composición de especies conveniente y estén ubicadas en lugares adecuados para alimentar sus fábricas de pulpa.
Sin embargo Mondi no es la única interesada en la venta. El otro gran protagonista en cuanto a plantaciones e industria de la pulpa -SAPPI- está entre las 16 compañías oferentes. Las firmas internacionales autónomas que integran la lista son: el grupo sueco Saab, con actividad en los rubros defensa y automóviles, la indonesia Barito Pacific Timber y el grupo saudita Tarik Al-Zahid. La lista incluye también otras dos compañías extranjeras que formaron consorcios con empresas sudafricanas. Son ellas el consorcio Londoloza Eco-African Forest Holdings, conformado por el grupo italiano Mauro Saviola, Magnaboard Holdings y Formalchem Holdings, y la firma Madiba Forestry Consortium integrado por York Timber Organisation, la portuguesa Sonae Industria y el grupo energético Madiba Mills.
Los interesados pueden realizar ofertas por la totalidad de las acciones, por cualquiera de los siete paquetes que están a la venta o por una combinación de éstos. La tierra sobre la que se encuentran las plantaciones no está incluida en la venta, sino que se optó por un arrendamiento a largo plazo. Los oferentes deberán realizar un pago inicial y sucesivos pagos anuales, cuyo monto refleje el valor de la tierra. De acuerdo con lo manifestado en esferas oficiales, las condiciones del contrato de arrendamiento habrán de incluir la obligación a realizar un manejo ambiental y a considerar las necesidades de las comunidades locales. Algunos de los trabajadores de la empresa estatal pasarán a la nueva compañía, y el número de los mismos deberá reflejar el promedio de trabajadores por hectárea en este sector, con el mismo salario que ganaban en SAFCOL.
Si este proceso es visualizado en el contexto de la performance negativa desde el punto de vista ambiental y social tanto de la empresa oficial como de las privadas en Sudáfrica, la conclusión es que las comunidades locales, los trabajadores forestales y los ambientalistas tendrán que hacerse oír si desean que las actuales condiciones mejoren. Lo que queda claro es que los principales beneficiarios de esta privatización serán las grandes empresas privadas.
Fuentes: Robyn Chalmers, Business Day 5/3/99 "Safcol details privatisation" 3/5/99; "Mondi factoring Safcol into its plans", 6/5/99 "Short list made up for forestry sale"; Wally Menne, Timber Watch Coalition, junio de 1998.