Tras una larga lucha iniciada en 1995, ONGs y organizaciones campesinas brasileñas, con el apoyo de representantes de la Iglesia Católica, lograron frenar un megaproyecto de plantación de eucalipto en el Estado de Amapá, al norte del país. El plan de Champion Papel e Celulose S.A. y su subsidiaria Chamflora Amapá Agroflorestal Ltda para establecer 100.000 hectáreas de eucaliptos, hubiera afectado las tierras y los medios de vida de los campesinos de la región. La población local formó el Foro de la Sociedad Civil Organizada (Fórum da Sociedade Civil Organizada), el cual, con apoyo de la Comisión Pastoral de la Tierra (Comissao Pastoral da Terra), realizó un estudio completo para demostrar que la compañía había ocupado ilegalmente la tierra de los campesinos. Tuvieron que enfrentar a un poderoso contrincante, que cuenta con gran influencia en los medios de prensa y se especializa en mostrar una “imagen verde”. A pesar de todo, lograron frenar tanto el primer proyecto basado en el eucalipto, como un segundo proyecto, inicado en 1996, cuando Champion compró AMCEL (Amapá Celulose), una compañía instalada en Amapá desde 1974, cuyas plantaciones de pino cubren 93.000 hectáreas.
En 1998 la compañía tuvo que reconocer las irregularidades cometidas durante el proceso de adquisición y ocupación de las tierras: tuvo que devolver alrededor de 140.000 hectáreas a sus legítimos dueños, los campesinos de Amapá. Cada 25 de julio --Día del Trabajador Rural-- las organizaciones campesinas celebran esta victoria bajo el lema: “Queremos huertos, no plantaciones de eucaliptos”
Sin embargo la globalización de la economía trae consigo nuevas amenazas para el pueblo brasileño. Dado que los mercados internacionales de la celulosa y el papel han sido afectados por la crisis asiática y que están aumentando las presiones ambientalistas para frenar la explotación de los bosques del sudeste asiático, en esa región se abandonaron proyectos para producir en el orden de 10 millones de toneladas de esos productos y parte de los mismos podrían ser trasladados al Brasil.
Un ejemplo es el de la asociación entre dos de los mayores productores de papel del mundo (la empresa sueca Stora y la finlandesa ENSO), con el Grupo Odebrecht de Brasil para realizar una inversión de 1.600 millones de dólares en una fábrica de celulosa en Bahia. Otro ejemplo es el de la asociación de la estadounidense Kimberly-Clark con el grupo brasileño Klabin para invertir en Brasil y Argentina. También las empresas papeleras chilenas están interesadas en invertir en Brasil. Una de ellas adquirió recientemente una planta en Santa Catarina. El proyecto Celmar, que incluye a la recientemente privatizada Companhia Vale do Rio Doce, involucra una posible asociación con varias empresas internacionales para producir celulosa en el estado de Maranhao. La Vale do Rio Doce está negociando una asociación entre los gigantes de la celulosa CENIBRA y Bahia Sul, con el objetivo de lograr una mayor rentabilidad y precios más competitivos en el mercado internacional.
Fuentes: Sandro Gallazzi (CPT-Amapá) and Rosa Roldán (IBASE), Setiembre de 1998.