Desde su primer proyecto forestal en 1977 el Banco Asiático de Desarrollo ha desembolsado más de mil millones de dólares en proyectos forestales. La mayoría de los proyectos forestales recientes del Banco fueron calificados de “parcialmente exitosos o no exitosos”. El Banco reconoce “problemas con el diseño y la aplicación de los proyectos” y que “sus inversiones en el sector [forestal] han tenido un mínimo impacto positivo sobre la pérdida y la degradación de los bosques”. Incluso este “impacto mínimo positivo” es resultado de definir una plantación como bosque. Según el Banco, la sustitución de los bosques y tierras agrícolas de los campesinos por monocultivos de árboles es algo “positivo”.
Más del 80% de los préstamos del Banco para proyectos forestales fueron para establecer plantaciones. Las plantaciones financiadas por el Banco han fracasado repetidamente debido a una mala selección de especies, incendios, enfermedades o porque las tierras donde se establecieron ya eran usadas por la población local. Muchos de los proyectos de plantaciones del Banco fueron mal diseñados y escasamente supervisados.
Los propios documentos del Banco revelan claramente los problemas, tal como lo demuestran los siguientes extractos. Un proyecto en Samoa Occidental se retrasó “debido a lo prolongado de las negociaciones, y algunas veces el fracaso de las mismas, para el arriendo de tierras de propiedad colectiva”. En Filipinas, un proyecto del Banco “sufrió deficiencias en el diseño y la instrumentación del Proyecto”. Las plantaciones establecidas tuvieron escaso mantenimiento y “se caracterizaron por una tasa de crecimiento de los árboles baja y muy despareja”. Un proyecto financiado por el Banco estableció 20.000 hectáreas de plantaciones en Bangladesh, pero los aldeanos que participaron en el proyecto “solamente recibieron beneficios mínimos”. El resultado fue “la impaciencia y un sentimiento de resignación entre los participantes” y “un ambiente social potencialmente hostil”. En un proyecto en Nepal solamente pudo plantarse cerca de un tercio de la superficie de 5.000 hectáreas pretendida por el Banco “debido principalmente a que allí había ocupantes establecidos”.
Un Proyecto de Plantación Maderera en Indonesia aspiraba a establecer plantaciones en 51.000 hectáreas de “praderas y matorrales improductivos”. Al momento de finalizar el proyecto solamente se había plantado poco más de la mitad de esa superficie objetivo. El Informe de Conclusión del Proyecto (PCR) del Banco califica de “asombrosos” los daños sufridos por las plantaciones debido a incendios y especies que fracasaron. Las especies de árboles que se seleccionaron para el proyecto “no se basaron en ensayos de campo probados y no se reevaluaron lo suficiente durante la planificación y preparación del diseño del sitio de plantación”.
Una de las empresas que estaba llevando a cabo la plantación (Inhutani III), tuvo enfrentamientos con los indígenas en Kalimantan Occidental. Una ONG indonesia, el Instituto de Investigación y Desarrollo de Dayakología, acusó a Inhutani III de usar la fuerza para hacerse de las tierras de las comunidades indígenas. El Banco contrató a un consultor por unas pocas semanas, quien rechazó las acusaciones, aunque la superficie del proyecto se redujo para excluir las “zonas donde podrían surgir potenciales demandas de tenencia de la tierra”.
En virtud del Proyecto de Plantaciones Industriales de Árboles del Banco en Laos se otorgaron préstamos a los agricultores para que plantaran eucaliptos. Muchos de los árboles no crecieron, con lo que los agricultores se quedaron sin medios para pagar la deuda. “Miles de agricultores e individuos inexperientes se dejaron llevar por las perspectivas de ganancias inalcanzables, con lo que en su mayoría los agricultores quedaron con onerosas deudas, sin perspectiva de pagar los préstamos y con plantaciones fallidas”, señala un informe del Departamento de Evaluación de Operaciones del Banco.
El proyecto también apoyaba las plantaciones comerciales de árboles. Una de las empresas involucradas, BGA Lao Plantation Forestry (hoy propiedad de la japonesa Oji Paper) usó la financiación del Banco para entrar con excavadoras en terrenos comunales, bosques y tierras agrícolas de los aldeanos para así hacer lugar para sus monocultivos de eucaliptos.
La supervisión de los proyectos de plantación por parte del personal del Banco es débil. En Laos, las misiones del Banco incluyeron pocos viajes fuera de Vientiane. Entre 1996 y 2003 no hubo especialistas forestales en ninguna de las misiones de revisión de los proyectos del Banco en Laos. Entre julio de 2000 y febrero de 2002 no se envió al país ninguna misión de revisión.
En un proyecto anterior en Filipinas solamente se llevó a cabo un estudio socioeconómico y solo una misión del Banco incluyó la visita de un especialista forestal a los sitios del proyecto. El Informe de la Auditoría del Desempeño del Proyecto (PPAR) señala que “Hubo escasa o nula evaluación del desempeño del crecimiento de la plantación, de la adecuación del diseño del Proyecto y de la determinación de la competencia técnica del personal encargado del Proyecto. No se brindaron recomendaciones técnicas para el establecimiento de las plantaciones ni asistencia en el sistema de administración para el seguimiento del desempeño del Proyecto”.
El Banco ha venido llevando a cabo una revisión de su Política Forestal desde el año 2000. Hace mucho tiempo que se necesita una discusión abierta sobre los problemas creados por los préstamos del Banco al sector forestal (así como los impactos sobre las personas y los bosques de los préstamos del Banco para carreteras, represas y minería). Pero el borrador de acceso público más reciente de la política propuesta data de junio de 2003. Desde entonces el personal del Banco ha prometido en muchas ocasiones que un nuevo borrador estaría disponible para el público. En enero de 2008 el asistente principal del Banco para la coordinación de la información que se brinda al público, Robert Paul S. Mamonong, prometió que “se está revisando el borrador del informe de síntesis y se espera que esté pronto para abril de 2008”.
Hace pocos años Javed H. Mir, el especialista forestal del Banco, hizo una presentación sobre un “Estudio regional sobre política forestal y reformas institucionales” realizado por el Banco. El especialista formuló una pregunta, “¿Qué es lo que no hay que hacer?”, que él mismo respondió: “No repetir errores”. Para el Banco, seguir este consejo representaría una ruptura importante con su historia. Parece que repetir los errores es precisamente lo que el Banco está determinado a hacer. El borrador de política forestal de 2003 del Banco, por ejemplo, se propone “aumentar la extensión y la productividad de las plantaciones”.
En lugar de seguir promoviendo problemas, el Banco debería dejar de financiar plantaciones industriales de árboles.
Por Chris Lang, http://chrislang.org