Al igual que en otros países africanos como Costa de Marfil o Ghana, en Camerún la producción de palma aceitera se distribuye en tres sectores: el agroindustrial, el de las aldeas controladas por las agroindustrias y el tradicional en pequeña escala.
Si bien Indonesia y Malasia ocupan el primer lugar en el mercado mundial de la palma aceitera, el sector agroindustrial de Camerún cuenta con varias ventajas.
En primer lugar, la plantación industrial de palma aceitera se ha beneficiado mucho con los programas gubernamentales y el capital internacional. El cultivo intensivo de palma aceitera, una planta de uso tradicional en la población local, empieza con la colonización alemana y se incrementa con los franceses y los británicos con la creación de la Corporación para el Desarrollo de Camerún (CDC) y de Plantaciones Pamol.
En 1963 el gobierno inició el primer gran programa de desarrollo de plantaciones de palma aceitera, destacándose la creación de SOCAPALM en la región de Kribi. En 2001 el Ministerio de Agricultura lanzó un ‘proyecto de palma aceitera’ en el marco de las nuevas políticas “voluntaristas” cuyo fin era “modernizar la agricultura”, con ayuda de Francia y las instituciones financieras internacionales (FMI, Banco Mundial). Este programa se percibe como “prioridad nacional” y promueve el aumento de la producción y la productividad para cubrir las necesidades nacionales (en déficit) y mejorar la competitividad internacional. El objetivo es producir por lo menos 250.000 toneladas para 2010 y se basa en la privatización de grandes explotaciones estatales (CDC, Palmol y SOCAPALM) y el aumento de la superficie de plantaciones en por lo menos 5.000 hectáreas anuales.
En segundo lugar, la agroindustria de la palma aceitera se beneficiará con el auge de los biocombustibles, un nuevo mercado en el que seguramente el grupo francés Bolloré, presente desde hace mucho tiempo en Camerún, tendrá un papel clave.
En Camerún el cultivo y la transformación industrial de la palma aceitera están a cargo de cinco grandes empresas, tres de las cuales son propiedad de Bolloré: SOCAPALM, SAFACAM y la Ferme suisse. La estrategia de inversiones de este grupo se basa en la posibilidad de expandir las plantaciones y en el aumento de la productividad que puede lograrse en las etapas de producción y transformación.
La empresa de la familia Bolloré fue creada en 1822 y su facturación anual hoy supera los 5.000 millones de euros. El imperio Bolloré creció especialmente en África, donde controla más de 70 firmas en 35 países, en particular en los sectores del transporte, la energía y otros igualmente redituables como la explotación maderera y los cultivos comerciales (como palma aceitera y hevea). Es bien sabido que para expandir su influencia el grupo no dudó en trabajar codo a codo con dictadores de dudosa reputación como Sassou Nguesso. Pero además Bolloré se ha beneficiado mucho con las grandes campañas de privatización impuestas por los programas de ajuste estructural.
En Camerún, el apodo de Bolloré es “el último emperador”. El grupo está presente en la industria del petróleo (oleoducto Chad–Camerún), el transporte marítimo para la exportación y el negocio de la madera. El grupo controla también unas 40.000 hectáreas de plantaciones de palma aceitera, sobre todo a través de Socfinal, empresa belga que floreció gracias a la colonización belga en África y que explota 31.000 hectáreas de palma aceitera en Camerún (SOCAPALM y Ferme Suisse), así como otras plantaciones de palma en Indonesia y en otros lugares en África, con una superficie total que supera las 140.000 hectáreas.
SOCAPALM es la mayor plantación de palma aceitera de Camerún y su expansión está en marcha a expensas de los bosques vecinos, que la población local ha usado tradicionalmente. SOCAPALM es causa de importantes conflictos territoriales con las poblaciones Bagyeli, Bulu y Fang, cuyas tierras fueron confiscadas sin que mediara compensación. Para estas comunidades ahora resulta imposible continuar con sus formas tradicionales de vida y sustento y ni siquiera pueden valerse de la inserción en la economía de mercado.
En efecto, SOCAPALM contrata trabajadores de otras regiones de Camerún y los aloja en campamentos ubicados en la plantación. Los aldeanos de los alrededores, por el contrario, rara vez obtienen empleo. Estos empleos son a menudo temporarios, sin contratos ni seguros de salud o accidentes, y los salarios son extremadamente bajos: un trabajador no calificado gana poco más de un euro por día (la jornada laboral empieza a las 6 de la mañana y a veces se extiende hasta las 18.00 hs). Pero además, la llegada de trabajadores no nativos plantea varios problemas, por ejemplo respecto de la presión creciente sobre la caza local.
Los productos agroquímicos que usa SOCAPALM y los desechos de sus fábricas contaminan masivamente los cursos de agua aledaños. Se ha informado de casos de enfermedad entre la población vecina.
Una cantidad importante de guardias impide a los aldeanos usar los recursos de la plantación. Esta situación llevó al duro enfrentamiento entre guardias y aldeanos ocurrido el 7 de enero de 2003, durante el cual llegaron a cortarse brazos y piernas con machete. En represalia, las fuerzas policiales llegaron para apoyar a los guardias de la plantación y se llevaron presos a varios aldeanos, que permanecieron sin juicio durante 14 días.
Puesto que las plantaciones de palma aceitera cuentan con los grandes beneficios del apoyo nacional e internacional, este tipo de agroindustria seguirá expandiéndose al tiempo que empeorarán los impactos sociales y ecológicos mencionados. Además, el nuevo mercado de biocombustibles ciertamente representará un poderoso incentivo para el cultivo de la palma aceitera. Se supone que el grupo Bolloré no permanecerá inactivo en la gran carrera en pos de “la sustitución del petróleo”. El grupo ya cuenta con varias ventajas. Bolloré ya está presente en los sectores de la energía y las plantaciones y puede beneficiarse de los sólidos cimientos que tiene en África basados en la connivencia de intereses políticos y económicos. Además, deseoso de “maquillar de verde” su imagen, el grupo ya ha invertido en proyectos de energía “alternativa”, por ejemplo su prototipo de automóvil eléctrico “BlueCar”.
Por Julien-François Gerber, correo-e: JulienFrancois.Gerber@campus.uab.es. Este artículo se basa en observaciones de campo del autor y las publicaciones: M.A. Monfort, 2005, "Filières oléagineuses africaines", Notes et études économiques, n°23, p. 55-85; Agir ICI & Survie, 2000, "Le silence de la forêt: réseaux, mafias et filière bois au Cameroun", Dossiers Noirs n°14, y "Bolloré: monopoles, services compris. Tentacules africaines", Dossiers Noirs n°15, París, L’Harmattan.