Esquemas de certificación
“¡Sigan comprando!” Éste es el mensaje que promueven los mecanismos de certificación. Toda vez que un producto industrial o agrícola cae en desprestigio, pronto surge una iniciativa de certificación voluntaria. Todas las certificaciones permiten la expansión del control empresarial sobre las tierras comunitarias. Tampoco han logrado resolver los conflictos entre las comunidades y las empresas que se han apoderado de los territorios de la comunidad. Y es muy imprecisa su contribución a la reducción del daño ecológico, particularmente donde las plantaciones de monocultivos industriales reciben una “etiqueta verde”.
La empresa Palmas del Ixcán se ha impuesto con lo que las comunidades llaman de un “despojo sistemático.” A pesar de la criminalización, la resistencia cada vez se asienta más.
El Grupo Korindo taló el bosque del pueblo Kinggo para establecer plantaciones de palma aceitera. Con promesas falsas y engañosas, persuadieron a Petrus Kinggo y a otros líderes a renunciar a sus bosques. Ahora, luchan contra Korindo, que tiene la certificación del FSC. (Disponible en indonesio).