Estados Unidos: se pierden bosques a cambio de plantaciones de pinos

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Estados Unidos también se ve afectado por el esquema predatorio que en todas partes sustituye bosques por monocultivos de plantaciones de árboles. En el estado de Tennessee, también se lamentan aquellos que saben del peligro que esconden los proyectos orientados a las ganancias a corto plazo.

En la zona central de Tennessee, donde gigantescas máquinas cosechadoras de madera despojan de árboles nativos a la montaña Spencer surge esta pregunta: "¿Si se talan muchos árboles de un bosque, pero se reemplazan con otros, sigue siendo un bosque? ¿O un bosque es algo más cambiante: un repositorio de variadas formas de vida, una cuna de cursos de agua limpia, un continuo histórico en el que los niños y sus padres y abuelos se pueden sentar sobre los viejos tocones, observar a las ardillas y conversar?

Al enfoque estrecho que ve solamente árboles en el bosque, las cuentas le dan: talar decenas de miles de árboles no es problema ya que se plantan más árboles que los que se cortan. A mediados de siglo, los árboles podrían cubrir más superficie que la que cubren hoy en Tennessee.

El apetito de la nación por obtener papel de computadora, tableros de madera aglomerada y otros productos de consumo está modificando los paisajes de Estados Unidos desde Georgia hasta Arkansas, a la vez que consume los robles, nogales y otras especies de crecimiento lento de la región, reemplazándolos por un sustituto estéril: vastas plantaciones de pino, principalmente de una misma especie de crecimiento rápido (el Pinus taeda), que puede ser cosechado por máquinas y reemplazado por nuevas siembras en un plazo de apenas 25 años, entre dos y cinco veces más rápido que el crecimiento del bosque tradicional. Los plantíos de pino taeda son fertilizados y manejados, y así crecen en filas, desprovistos de animales y plantas nativas, casi todos de la misma edad y la misma altura, y se los tala al mismo tiempo con máquinas gigantes.

Están muy lejos de ser un bosque verdadero, que es natural, menos ordenado y cambiante, un lugar para aprender no solamente sobre la naturaleza y la caza sino sobre el mundo y nuestros ancestros.

De acuerdo a un informe reciente del Servicio Forestal de los Estados Unidos, la superficie de tierra dedicada a plantaciones de pinos en el sur del país aumentará en un 67 por ciento y llegará a 22 millones de hectáreas --una superficie equivalente a la del estado de Utah-- para el año 2040. Los bosques de todos los tipos, en tanto, se reducirán en un 17 por ciento, siendo Tennessee el estado donde se producirá la mayor conversión de bosques en plantaciones.

Barry Graden, gerente de desarrollo forestal de Bowater Inc., una de las compañías madereras más grandes de Tennessee, está orgulloso de sus nuevos bosques. Se vanagloria de un plantío de pinos taeda verdes y jóvenes, diciendo que éstos proporcionan hábitat para que aniden las codornices, abrigo para los venados, los pavos salvajes y los conejos, y caza fácil para halcones y águilas. Pero Graden y otros expertos reconocen que cuando los pinos crezcan más alto, disminuirá el pasaje de luz solar y se dispersarán los animales. "En la medida en que el follaje se cierra en un plantío de pinos, la diversidad cae de forma sustancial" declara David Wear, co-autor del informe.

Hace ya medio siglo que viene teniendo lugar la conversión de bosques en plantaciones. Pero el proceso se aceleró en las dos últimas décadas, cuando las mayores empresas madereras trasladaron sus actividades desde el noroeste hacia el entorno regulatorio más amistoso y benigno del sur. La mayor parte de los bosques del sur son de propiedad privada, por lo que no rigen aquí las restricciones ambientales vigentes en los bosques federales del oeste.

A diferencia de California, la mayoría de los estados del sur no exigen a las compañías madereras que talan árboles en tierras de propiedad privada que lo hagan bajo planes que incluyan la protección de la flora y la fauna y la calidad del agua. Hoy abundan plantaciones de pinos en granjas abandonadas en el Sur de los Apalaches, en las praderas de Florida y en las tierras bajas costeras de las Carolinas.

Alrededor de la Montaña Spencer y en todas partes en la zona rural del Condado de Van Buren, franjas verde neón de pinos taeda se mezclan con la corteza marrón de los árboles nativos. Angostas bandas de árboles llamadas "franjas de belleza" aun bordean los caminos, ocultando así las áreas taladas que están detrás.

"Lastimaron a esta montaña" dice William Bouldin, de 84 años, a quien su padre enseñó que los árboles se cortan de a uno. "Ahora no es más que un montón de maleza".

Artículo basado en información obtenida de: "Faux forests? Pine plantations replacing native hardwoods in the South", Deborah Schoch, Los Angeles Times, 8 de julio de 2002,
http://www.post-gazette.com/healthscience/20020708forest0708p3.asp