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Por el WRM - Mayo 2008
El CDB reconoció en 1992 “la función decisiva que desempeña la mujer en la conservación y la utilización sostenible de la diversidad biológica” y afirmó “la necesidad de la plena participación de la mujer en todos los niveles de la formulación y ejecución de políticas encaminadas a la conservación de la diversidad biológica” (Preámbulo, párrafo 13).
A pesar de eso, las mujeres siempre permanecieron invisibles en las deliberaciones de las Conferencias de las Partes del CDB.
Es necesario recalcar que, en el caso de los bosques, no sólo las mujeres desempeñan una “función decisiva” para conservarlos, sino que los bosques desempeñan una función decisiva en los medios de vida de las mujeres. La deforestación y la degradación de los bosques afecta a todos los miembros de las comunidades que de ellos dependen, pero también provocan impactos diferentes en cada sexo, y son las mujeres quienes más sufren.
Hay evidencias más que suficientes de dichos impactos sobre las mujeres (1); así pues, es evidente que ellas deben desempeñar una “función decisiva” en la protección de la biodiversidad de la cual dependen. Sin embargo, no se les ha dado “plena participación”, y siguen siendo invisibles en el CDB.
Otro problema que permanece invisible – y que tiene fuertes efectos negativos, en especial sobre las mujeres – es el del monocultivo de árboles. Estas plantaciones suelen pasar desapercibidas, detrás del término “todos los tipos de bosques” que, en el idioma del CDB, incluye tanto los bosques “naturales” como los denominados “bosques plantados”. Toda vez que un delegado insiste en incluir en el texto “todos los tipos de bosques”, en lugar de simplemente “bosques”, la razón es que el gobierno respectivo desea esconder tras dicho término sus monocultivos de árboles (“bosques plantados”).
Estos monocultivos de árboles han sido adecuadamente definidos por las comunidades locales, que los llaman “desiertos verdes”, “bosques muertos”, “cáncer verde”, “soldados plantados” u otros términos similares, poniendo así en evidencia que nada tienen en común con los bosques, salvo la presencia de árboles. Los numerosos efectos sociales y medioambientales de las plantaciones, todos bien documentados, incluyen impactos diferenciados según el género e impactos sobre la biodiversidad local. También en este caso, quienes más sufren son las mujeres. (2)
Sin embargo, tanto las consecuencias de las plantaciones para la biodiversidad como sus impactos diferenciados sobre las mujeres han permanecido invisibles en el CDB.
Para cumplir con su mandato – la conservación de la biodiversidad – el CDB debería oponerse categóricamente a la substitución de los bosques ricos en diversidad biológica por monocultivos de árboles de escasa biodiversidad. Como punto de partida, debería excluir explícitamente del término “todos los tipos de bosques” las plantaciones de árboles en forma de monocultivo.
Debe cesar la invisibilidad de las mujeres y las plantaciones en el marco del CDB.
Las mujeres deben volverse muy visibles en el CDB. El convenio debe asegurar “la plena participación de la mujer en todos los niveles de la formulación y ejecución de políticas encaminadas a la conservación de la diversidad biológica”. La conferencia de las partes debe cumplir con este compromiso.
Por la razón opuesta, las plantaciones también deben volverse visibles en el CDB. El convenio tiene por misión la conservación de la diversidad biológica. Al convertir los bosques y demás ecosistemas indígenas en monocultivos de árboles a gran escala, se destruye la biodiversidad, y la conferencia de las partes debe oponerse a esta proliferación.
1 - Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales. “Mujer, bosques y plantaciones. Una dimensión de género.” WRM, 2005. http://www.wrm.org.uy/temas/mujer/libro.html.
2 - Barcelos, Gilsa y Ferreira, Simone. “Mujeres y Eucalipto. Historias de vida y resistencia”. WRM, 2007. http://www.wrm.org.uy/paises/Brasil/Libro_Mujeres.html.