Treinta y una familias de los distritos de Lichinga y Sanga en el Norte de Mozambique están sin producción en esta zafra 2008/2009, debido al retiro obligatorio de sus áreas de cultivo (machambas) a otras nuevas, mediante un megaproyecto de “reforestación”. La población culpa a los proyectos de reforestación por la devastación de sus machambas.
Hace menos de 10 años, Niassa fue identificada por el gobierno de Mozambique y la organización Ayuda Bilateral Sueca como una de las regiones del mundo con mayor potencial para la producción de madera. Se identificaron más de 2,4 millones de hectáreas para posibles plantaciones madereras.
Con el objetivo de incentivar la inversión en el sector forestal, en 2006 se creó la Fundación Malonda con el objetivo de realizar asociaciones con inversores nacionales y extranjeros. Para asegurar y atraer las inversiones, la Fundación tenía la necesidad de conseguir concesiones en vastas superficies de tierra. En Mozambique, el Estado es dueño de toda la tierra y puede conceder el derecho a tierras comunitarias solamente a través de un proceso de consulta y negociación comunitaria. En la práctica, las consultas y negociaciones no fueron suficientemente amplias y participativas.
Un nuevo informe de la Helpdesk de Ayuda Bilateral Sueca (octubre de 2008) sobre las consultas y negociaciones en torno a tierras comunitarias, confirmó lo que hace mucho se constató en el terreno: “una tendencia a trabajar solamente con los líderes tradicionales... lo que está redundando en un sentido de marginalización por parte de la población.”
Son muchas las veces en que las autoridades tradicionales, por ignorancia de la ley que regula el uso de la tierra y por intereses financieros, firman documentos de quienes invierten en la zona de reforestación, poniendo en riesgo los derechos de uso de la misma por parte de los campesinos. Los empresarios mantienen contactos con las autoridades de las respectivas regiones al tuntún. Las poblaciones recién notan la existencia de un determinado proyecto en la fase de su implementación.
En el caso de la región de Mussa-Chimbunila, en el Distrito de Lichinga, la concesión de tierra ha sido problemática. Hasta el 25% de la concesión hecha a la Fundación se superpone con las tierras productivas de las comunidades.
Idrissa Assane, presidente de la Asociación Agropecuaria de Mussa dijo que vio que medían su machamba sin ninguna información. “En el intento de obtener alguna explicación, me dirigí a las estructuras locales, específicamente al dirigente local y después a la oficina administrativa y la respuesta fue que debía aguardar; para mi espanto veo que hay un proyecto de plantación de árboles en mi terreno y hasta ahora estoy esperando,” lamentó Assane en 2008.
Las 31 familias de campesinos en la región de Assane tenían sus zonas donde producían mucha comida que sustentaba a sus familias, durante todo el año. En las machambas abandonadas a causa de la plantación de pinos, dejaron numerosos frutales, como bananeros, mangos, perales, papayos, ananás, durazneros, aguacates, nísperos y tubérculos.
Después de varias quejas a lo largo del año 2008, la Fundación comenzó a responder a la cuestión de cómo disponer de nuevas áreas de cultivo para las familias afectadas. Los técnicos de la Fundación instalaron nuevas áreas de cultivo, proporcionaron semillas y abono, pero todo fue muy tardío. El cultivo de maíz parece que no va a rendir casi nada, manifestó la UNAC (Unión Nacional de Campesinos). Sin embargo, la Fundación Maloda prometió la seguridad alimentaria en los distritos donde actúa.
Baptista Iussufo Imede, del poblado de Mussa, Distrito de Lichinga, lamentó que lo hubieran retirado obligatoriamente de su machamba, la cual le daba abundante producción, y le hubieran otorgado una nueva parcela, con sementera atrasada, con abono no apropiado para abonar maíz, terminando con el amarilleo de la misma.
Baptista y otras familias afectadas por el proceso no tienen ni siquiera una espiga de maíz ni otros cultivos, dijo Iussufo.
En el Boletín “Noticias de las Comunidades” de la Fundación, viene información que dice que los campesinos están satisfechos en las nuevas machambas. Estas y otras informaciones en dicho Boletín no dicen la verdad o la realidad de la comunidad, según la información dada por Salimo Ndala, del poblado de Mussa. Según él, lamentaba el retiro obligatorio, el atraso de la labranza, de la sementera, así como del abonado – que no son satisfactorios, como se dicen en el boletín de la Fundación, donde aparece la foto del propio Ndala.
De acuerdo con algunas voces de la comunidad, contactadas por el Boletín de la Unión Nacional de Campesinos, “en Mozambique las leyes sólo defienden a los ricos y no a los pobres.” Así afirma Baptista Iussufo Imede, del poblado de Mussa, Distrito de Lichinga.
“En Niassa, todos los proyectos de reforestación entran con políticas que no favorecen a las comunidades en términos del desarrollo de los campesinos. No cumplen la ley de la tierra, sus cláusulas que dicen que las tierras comunitarias requieren consultas comunitarias, zonas de pastoreo, zonas de conservación y derechos consuetudinarios.”
Ndala dijo al Boletín de la UNAC que, cada vez más, los campesinos se vuelven vulnerables porque algunos "reyezuelos" trabajan en función de intereses personales.
Rematuo Issa se lamentó de que muchas veces la mujer campesina no es quien toma las decisiones: que todo acaba con los hombres y que la mujer sólo cumple.
“En estas circunstancias, la mujer es la que más sufre, junto con los niños. ¿Dónde está el combate a la pobreza del que siempre habla el gobierno? ¿Será que el campesino saldrá de la pobreza sin tierra? ¿Será que es ésta la revolución verde?” preguntó Rematuo.
Por Alifa Aide, Niassa, Lichinga, Mozambique. Enviado por Janet Gunter, CAFOD, correo electrónico: jgunter@cafod.org.uk