El nuevo Presidente de Costa Rica, Abel Pacheco, parece tener buenas intenciones en materia ambiental, pero al mismo tiempo muestra algún vacío de conocimiento en materia de las especies de árboles nativos de su país.
En efecto, tales contradicciones se hicieron evidentes el 2 de junio pasado, en ocasión de un acto en la Casa Presidencial, realizado con motivo de una donación del gobierno de Japón (hecha a través del Banco Mundial), de US$300.000, destinada a promover las plantaciones forestales comerciales. En dicho acto, el Presidente Abel Pacheco recalcó la necesidad de luchar por las especies autóctonas y detener el "nazismo" vegetal.
Al parecer, el Presidente no estaba al tanto de que las especies a plantar --melina y teca-- no son autóctonas, sino que ambas provienen de Asia. En efecto, el proyecto que se financiará con la donación del gobierno de Japón tiene como objetivo la plantación de 50.000 hectáreas anuales de teca y melina, durante un plazo de diez años. Es decir, que se planea cubrir a un pequeño país como Costa Rica nada menos que con 500.000 hectáreas de monocultivos forestales.
La donación viene acompañada --como siempre-- del discurso ambiental, social y económico correspondiente para justificar este tipo de "desarrollo" forestal. El propio nombre del proyecto (Proyecto de Reactivación de la Reforestación Comercial en Costa Rica-REFORESTA), transmite el mensaje engañoso de que se está "reforestando", cuando en realidad se estaría "monoculturizando".
Además, Constantino González, presidente del fondo que manejará los recursos donados, afirmó que esta actividad generaría entre 20 y 30 millones de dólares en los próximos diez años, y permitiría abastecer la demanda local de madera, así como eliminar la presión sobre los bosques y disminuir la tala ilegal. Todo ello suena muy lindo, pero no concuerda con la realidad, ni en Costa Rica ni en ningún otro lugar del mundo.
Resulta triste que un país como Costa Rica, poseedor de una riquísima diversidad forestal, entre en el juego de los japoneses de convertirse en proveedor de madera barata para ese y otros mercados insaciables del mundo industrializado, en vez de centrarse en la restauración de sus bosques destruidos por otros procesos de "desarrollo" (como el ganadero) que en el pasado resultaron en destrucción ambiental y social.
Mucho nos gustaría ver al nuevo Presidente de la República "luchar por las especies autóctonas" y enfrentarse al "nazismo vegetal" impulsado en este caso por el gobierno del Japón y su intermediario el Banco Mundial. Esperamos poder verlo.
Artículo basado en base a información obtenida de: "Reactivan reforestación comercial", por Lisbeth Huertas Jiménez, Semanario Universidad, 19 de julio de 2002, enviada por Juan Figuerola, correo electrónico: juaneco@racsa.co.cr