Los bosques son gran noticia por estos días. Evitar la deforestación nos ayudará a enfrentar el cambio climático (al menos si el carbono almacenado en los bosques no se comercializa, permitiendo que las emisiones continúen en otro lugar). Aún así, los bosques nunca antes corrieron una amenaza tan grave.
Artículos del boletín
Por más de una década, el Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales (WRM) ha denunciado que, al certificar las plantaciones de árboles a gran escala, el FSC maquilla de verde las actividades destructivas de las empresas de plantación en los países del Sur (por más información ver http://www.wrm.org.uy/actors/FSC/index.html).
Los indígenas de Teluk Meranti, en la península de Kampar, Riau, Sumatra, se resisten a los intentos de una empresa de papel y celulosa de apoderarse de sus tierras.
Una auditoría interna reveló que la rama para el sector privado del Banco Mundial – la Corporación Financiera Internacional (CFI) – ha permitido que los intereses comerciales prevalezcan sobre sus estándares ambientales y sociales al momento de otorgar grandes préstamos al sector de la palma aceitera de Indonesia.
El 9 de agosto de 2009, Día Mundial de los Pueblos Indígenas, la Coalición de Organizaciones de Pueblos Indígenas de Malasia llamó a los gobiernos estatales malayos “a detener la plantación de árboles a gran escala y otras actividades extractivas en nuestras tierras tradicionales hasta que se adopten medidas eficaces para salvaguardar nuestros derechos y el medio ambiente”.
El 1º de agosto de este año, miembros de la Red Latinoamericana contra los Monocultivos de Árboles (RECOMA) se reunieron en la localidad de Villa Serrana, Uruguay, para analizar las razones de la alarmante expansión de los monocultivos de árboles destinados a la producción de carbón, celulosa y madera, y agrocombustibles (agrodiesel y etanol derivado de madera), principalmente con destino a exportación.
Los gobiernos de algunos de los países más poderosos del mundo se reunieron recientemente en Italia y produjeron un documento titulado “Un Liderazgo Responsable para un Futuro Sostenible”. En su declaración, informan al mundo que están “decididos a asegurar el crecimiento sostenible y a enfrentar los desafíos interrelacionados de la crisis económica, la pobreza y el cambio climático”.
La organización MAP (Mangrove Action Project) trabaja desde 1992 para detener la destrucción desenfrenada de los manglares del mundo, amenazados por un modelo de desarrollo insustentable. Hoy en día, industrias como la producción de carbón y petróleo, el turismo y el desarrollo urbano, las canchas de golf y las marinas representan una amenaza para los manglares. Aún así, el mayor peligro proviene del cultivo industrial del camarón, que es el que más contribuye hoy en día a la desaparición de los manglares.
En mayo de este año, en el cantón Muisne, provincia de Esmeraldas, se celebró el encuentro denominado “Primer Encuentro: mujeres del ecosistema manglar del Ecuador, nuestros sueños, nuestros derechos, nuestros retos”.
Los manglares constituyen “un medio original y un entorno de vida específico” compuesto por árboles con raíces aéreas que se hunden en el fango pero también por otros arbustos y especies arbóreas que se distinguen por sus características propias de adaptación al medio, principalmente a la salinidad del agua. Estas explican la ubicación particular de cada especie dentro del ecosistema, denominada zonación.
La cría industrial de camarones ha sido una de las principales causas de la destrucción de los pantanos de mangles de Bangladesh – alrededor de un 45% – y ha provocado la pérdida de la diversidad biológica así como de los medios de vida de millones de personas que dependen del manglar.
“El sur de Piauí está destruido, sus ríos y arroyos envenenados y secos para satisfacer la voracidad de algunas empresas que buscan las ganancias fáciles a través de la destrucción de los ecosistemas, con las actividades del carbón, la leña, la soja, el ricino y el eucalipto. La riqueza producida se concentra en manos de unos pocos y la gran mayoría de la población continúa viviendo sin usufructuar los bienes ofrecidos gratuitamente por la Madre Naturaleza. La agricultura familiar casi no existe.