Áreas protegidas
El modelo de conservación de “parques sin gente” tiene sus raíces en los Estados Unidos del siglo XIX. El modelo se expandió por todo el mundo y dio lugar a una industria elitista de la conservación dominada por grandes ONGs conservacionistas. Se ha convertido en otra gran amenaza para la supervivencia física y cultural de las comunidades que dependen del bosque así como para sus conocimientos y prácticas ancestrales de conservación.
Si antes las organizaciones conservacionistas se dedicaban a recaudar dinero para crear áreas protegidas en bosques supuestamente amenazados de destrucción, hoy éstas forman una verdadera "industria" trasnacional que administra y controla áreas que van mucho más allá de los bosques.
Bajo el disfraz de la “conservación”, los Maasai han sido desplazados y despojados de sus tierras a lo largo de ochenta años, sobretodo en el norte de Tanzania. Este artículo rastrea los orígenes de ese despojo hasta las luchas actuales, que reclaman solidaridad internacional para los Maasai.
La creación de la Reserva de la Biósfera Maya viene legitimando un modelo destructivo: proyectos de infraestructura y energía de la mano de Áreas Protegidas “sin gente”. Mientras que las ONGs conservacionistas engordecen sus carteras, las comunidades campesinas e indígenas son desplazadas o condicionadas a depender de las ONGs y el mercado.