Luchas por los bosques
Cuando las empresas destruyen los bosques o restringen, e incluso prohíben, a los pueblos de los bosques el acceso a sus territorios, ponen en riesgo la forma de vida y hasta la existencia misma de esas comunidades. El WRM apoya las luchas de los pueblos en defensa de sus territorios y por su derecho a decidir cómo quieren vivir y utilizar los bosques de los que dependen.
La opresión patriarcal es inseparable del modelo de plantaciones industriales y es la base de cómo las empresas generan beneficios. Las compañías intimidan a las mujeres, en especial por su rol primordial en la vida de la comunidad.
El WRM habló con aliadas y aliados de Brasil, Gabón, India, México y Mozambique, para escuchar y aprender en conjunto sobre sus entendimientos del desarrollo.
Fondos del sistema de Forestación Compensatoria han sido asignados para medidas de apoyo frente al Covid-19. Este Fondo ha financiado plantaciones que invaden tierras comunitarias y ha provocado desalojos en “Áreas Protegidas”. Nada de esto cesó durante la cuarentena.
Las interdependencias entre y dentro de las comunidades del bosque con sus espacios vitales y sus prácticas revelan sus formas de conservación. Y en estas interdependencias están las historias de las mujeres.
Una visión feminista sobre los Bienes Comunes revela que la acumulación se opone a los principios básicos de compartir y sustentar: para recibir la abundancia de la naturaleza hay que asegurar que las necesidades (y no los deseos o la codicia) definan la extracción.
La explotación laboral en la industria de las plantaciones de palma aceitera en Indonesia persisten y las principales víctimas son en su mayoría mujeres.
Los pueblos autóctonos en Camerún no solo ven sus tierras amenazadas bajo una fuerte presión por parte de inversionistas estatales y corporativos, sino que además confrontan un sistema judicial discriminatorio que tiende a culpabilizarlos y criminalizarlos.
El ciclo de represión en India se manifiesta en nuevas reformas a la Ley sobre los bosques, que no solo le darían mucho más poder a la burocracia forestal sino que también pondrían fin a la Ley de los Derechos sobre los Bosques.
Si antes las organizaciones conservacionistas se dedicaban a recaudar dinero para crear áreas protegidas en bosques supuestamente amenazados de destrucción, hoy éstas forman una verdadera "industria" trasnacional que administra y controla áreas que van mucho más allá de los bosques.
Además de los muchísimos daños profundos que las industrias ocasionan en los bosques del mundo, estas conllevan algo más: las fuertes y diversas resistencias que las comunidades que se ven afectadas articulan para defender sus territorios, medios de vida y sustento, culturas y hasta sus existencias. ¡La lucha continúa! (Disponible en suajili).