Luchas por los bosques
Cuando las empresas destruyen los bosques o restringen, e incluso prohíben, a los pueblos de los bosques el acceso a sus territorios, ponen en riesgo la forma de vida y hasta la existencia misma de esas comunidades. El WRM apoya las luchas de los pueblos en defensa de sus territorios y por su derecho a decidir cómo quieren vivir y utilizar los bosques de los que dependen.
Este artículo resalta voces de Justiça Ambental! (JA!), Mozambique, y la alianza ecofeminista africana WoMIN.
La infraestructura de energía renovable a escala industrial ha resurgido en la agenda de la “transición energética” y como parte de los planes de recuperación de la pandemia. La producción del llamado “hidrógeno verde” añade otra capa de injusticias.
El WRM habló con aliadas y aliados de Brasil, Gabón, India, México y Mozambique, para escuchar y aprender en conjunto sobre sus entendimientos del desarrollo.
Fondos del sistema de Forestación Compensatoria han sido asignados para medidas de apoyo frente al Covid-19. Este Fondo ha financiado plantaciones que invaden tierras comunitarias y ha provocado desalojos en “Áreas Protegidas”. Nada de esto cesó durante la cuarentena.
Ribereños Batwa, exasperados por la pobreza generada por su desalojo para establecer el Parque Nacional de Kahuzi Biega, decidieron regresar a sus bosques ancestrales. Desde entonces se enfrentan con los "eco guardias", lo que en ocasiones resulta fatal.
Las interdependencias entre y dentro de las comunidades del bosque con sus espacios vitales y sus prácticas revelan sus formas de conservación. Y en estas interdependencias están las historias de las mujeres.
Una visión feminista sobre los Bienes Comunes revela que la acumulación se opone a los principios básicos de compartir y sustentar: para recibir la abundancia de la naturaleza hay que asegurar que las necesidades (y no los deseos o la codicia) definan la extracción.
El ciclo de represión en India se manifiesta en nuevas reformas a la Ley sobre los bosques, que no solo le darían mucho más poder a la burocracia forestal sino que también pondrían fin a la Ley de los Derechos sobre los Bosques.
Si antes las organizaciones conservacionistas se dedicaban a recaudar dinero para crear áreas protegidas en bosques supuestamente amenazados de destrucción, hoy éstas forman una verdadera "industria" trasnacional que administra y controla áreas que van mucho más allá de los bosques.