Artículos del boletín

Este número del Boletín del WRM ha sido producido conjuntamente con GRAIN. GRAIN trabaja apoyando las luchas de los pequeños agricultores y de los movimientos sociales a favor de sistemas alimentarios basados ​​en la biodiversidad y controlados por la comunidad, y en contra del sistema alimentario industrial controlado por las empresas. El WRM apoya las luchas de las comunidades que dependen de los bosques en defensa de sus territorios y bosques y contra las plantaciones industriales de árboles, las industrias extractivas y otras amenazas a la vida y el sustento de estas comunidades.
Este artículo se basa en una conversación entre Winnie Overbeek, coordinador internacional del Movimiento Mundial por los Bosques, y GRAIN, en septiembre de 2014. Fue publicado por GRAIN. La información ha sido actualizada para este artículo.
Mientras se aproximan las negociaciones de las Naciones Unidas sobre el clima, que se celebrarán en diciembre, hasta ahora sólo existe una iniciativa intergubernamental  importante sobre el clima y la agricultura, y es controlada por las mayores compañías de fertilizantes del mundo.
La certificación ha sido descrita como la mentira más brillante de todas las mentiras del movimiento en pro de la sostenibilidad. Y en los últimos años, las mesas redondas de certificación se han asociado con otra brillante mentira: REDD+. En el caso de REDD+, la mentira comienza con el nombre. REDD+ no está concebida para reducir realmente las emisiones, al menos no las emisiones causadas por los responsables de la deforestación a gran escala.
“Nadie come eucalipto”. Con esta afirmación los campesinos expresaron su indignación algunos años atrás, cuando la empresa Aracruz Celulose expandió el monocultivo de eucalipto en las tierras cultivables del estado de Espírito Santo, Brasil, para producir y exportar más celulosa. Aun así, tanto esta como otras empresas siempre adoptaron un discurso público donde promovían sus prácticas como “inteligentes”. Por ejemplo, afirman que el eucalipto solo se plantaba en tierras “degradas" o “abandonadas”.
Este año por el Día Internacional de Lucha contra los Monocultivos de Árboles, celebrado el 21 de setiembre, el WRM, junto a diversas organizaciones y redes a nivel mundial, lanzó una declaración para condenar la expansión del modelo industrial de plantaciones de la palma aceitera, que conlleva un creciente número de impactos económicos, sociales, culturales y ambientales.
“El madereo ilegal continúa siendo una amenaza para los bosques del mundo... El madereo ilegal perpetúa la corrupción, socava los medios de vida, alimenta el conflicto social, priva a los gobiernos de ingresos y erosiona las bases de los recursos naturales de los países.” Informe de Chatham House, julio de 2015 (1)
En las últimas décadas la industria de la palma aceitera en Indonesia ha experimentado un rápido crecimiento, principalmente en las islas de Borneo y Sumatra. En la medida que cada vez resulta más difícil encontrar grandes extensiones de tierra en esas regiones, las empresas de plantaciones ahora están poniendo sus ojos en el archipiélago de las Islas Molucas, especialmente en Papúa Occidental, una zona atravesada por conflictos. Mientras que en 2005 sólo había cinco empresas de plantaciones de palma aceitera operando en Papúa Occidental, a finales de 2014 ya había 21 plantaciones activas.
Entrevista a Jean-François Mombia sobre las plantaciones de palma aceitera ¿Podría decirnos qué es el RIAO–RDC (Réseau d'information et d'appui aux ONG nationales–República Democrática del Congo) y cuáles son sus principales actividades?