Artículos del boletín

Detrás de muchos productos bonitos en los supermercados de los principales centros urbanos del mundo se esconden varias historias silenciadas. Detrás de los bellos “sellos verdes” de certificación, del contenido mismo de los productos y de la gran cantidad de papel que los envuelve, hay toda una historia para contar sobre el consumo y contaminación del agua.
El modelo económico de sobre-producción y consumo afecta directamente el acceso de las poblaciones locales al agua potable y a sus medios de sustento. El agua, esencial para la vida y considerada “sagrada” para muchos pueblos tradicionales, está siendo usurpada de los territorios.
La idea de ver al agua como “recurso” nos aleja de concebir al todo: a los ciclos vivos.
Se está produciendo una apropiación indebida de enormes volúmenes de agua por parte de ladrones “sigilosos” que actúan las 24 horas del día, los 365 días del año. Los monocultivos de árboles son los culpables, pero, ¿cómo es posible que los árboles plantados se comporten de manera tan diferente a los bosques naturales?
En los últimos años, los mecanismos destinados a transformar los componentes naturales básicos de los bienes comunes (la biodiversidad, la tierra, el agua, los bosques y sus funciones ecológicas, etc...) en activos financieros negociables se han expandido rápidamente.