Artículos del boletín

La "conmoción" es una reacción común cuando surge una crisis ... o cuando esta sale a la luz. Pero también es una conveniente cortina de humo para los gobiernos, las instituciones financieras y las empresas, detrás de la cual han podido ocultar su responsabilidad en la actual crisis de los bosques.
La compañía OLAM se ha asegurado el acceso a 500.000 hectáreas de tierra en Gabón, un país con 85% de cobertura forestal, para el establecimiento de plantaciones de palma aceitera a gran escala. ¿Cómo puede entonces OLAM afirmar que sigue un compromiso de “cero deforestación”?
El gobierno afirma que la agricultura a pequeña escala es la responsable de la deforestación. Pero esta afirmación ignora las políticas del gobierno en conducir cambios en el uso de la tierra y mercados destructivos así como la exclusión de los pueblos indígenas con la creación de reservas.
La explotación laboral en la industria de las plantaciones de palma aceitera en Indonesia persisten y las principales víctimas son en su mayoría mujeres.
REDD+ ha demostrado ser un fracaso para el clima, los bosques y sus pueblos, pero aun así varios organismos internacionales y gobiernos continúan apoyándolo. Este artículo analiza su incapacidad para detener la deforestación y las fallas de sus principales iniciativas.
La producción industrial de caucho natural siempre fue sinónimo de destrucción y explotación. Cerca del 70% se usa para fabricar neumáticos. En la medida en que se incremente el uso de autos, camiones y aviones, también se incrementará el uso de caucho. Y esto no llega sin controversias.
La Red de Organizaciones de mujeres de Tirúa, en el centro sur de Chile, está desplegando estrategias para que prevalezca la vida en un territorio que se ve fragilizado por la masiva invasión de plantaciones de árboles, que siguen siendo fomentadas por las políticas de estado.
Los pueblos autóctonos en Camerún no solo ven sus tierras amenazadas bajo una fuerte presión por parte de inversionistas estatales y corporativos, sino que además confrontan un sistema judicial discriminatorio que tiende a culpabilizarlos y criminalizarlos.
Es imposible pensar en extracción, sin pensar en una vasta red de infraestructura complementaria y, por tanto, en una deforestación y destrucción incluso más amplia.
La construcción de carreteras, líneas ferroviarias y otra infraestructura que vincula los centros de producción y extracción de recursos con las zonas de consumo, tiene estrecha relación con una planificación elitista, profundamente antidemocrática.
Quienes promueven la Hidrovía sostienen que ésta conectará a la Amazonía con el mundo. Pero ese argumento se basa en la idea de que estamos desconectados. Eso no es cierto. Lo que realmente se quiere es poner a la Amazonía al servicio del capital, arrastrando con eso a los pueblos.
“Si nuestras tierras, fuentes de agua, aire y medios de vida están siendo destruidos por la exploración y explotación geotérmica, ¿cómo es posible llamar ‘limpia’ a esta energía? ¿Limpia para quién?”