El informe de la OED considera que si bien el Banco ha tenido influencia sobre el actual proceso de reforma de la política forestal en Camerún, no "hizo previsiones para su implementación o para la puesta en práctica de tales previsiones" El documento afirma que el Banco no intentó realizar todo lo positivo y relevante prescrito por su política de 1991, y que cometió varios errores desde el punto de vista estratégico. Como consecuencia, hay un vacío entre las políticas que se formularon y su implementación.
Artículos del boletín
El trabajo del Banco Mundial en los bosques y los sectores relacionados a éstos en China es presentado por el informe como muy exitoso, si bien realiza algunas recomendaciones para el futuro con el fin de abordar algunas limitaciones actuales.
El Informe considera que, dado que la mayor parte de los proyectos posteriores a 1991 no han sido completados, no es posible realizar su evaluación. Sin embargo, señala que el progreso de su implementación es considerado satisfactorio, si bien la performance es variable en los diferentes estados. Según el informe, durante las dos décadas en que el Banco ha estado implicado en el sector forestal en ese país, el diseño e implementación de sus proyectos ha mejorado sustancialmente.
El Informe de la OED comienza destacando que el llamado "milagro indonesio" fue el resultado de una estrategia dirigida a la exportación, en la que los recursos forestales eran vistos "como un activo a ser liquidado para apoyar su estrategia de desarrollo, colocando a Indonesia como un líder mundial en la exportación de productos del bosque tropical". Actualmente la tasa de deforestación ha llegado a un millón y medio de hectáreas anuales, siendo el madereo comercial su principal causa.
No es necesario enfatizar demasiado la importancia de revisar la implementación de la Política Forestal de 1991 del Banco en Brasil, teniendo en cuenta que este país alberga casi el 27% del bosque tropical húmedo remanente a nivel mundial. El estudio de la OED menciona que la tasa anual de deforestación en la Amazonia (unos 13.000 km2 en el período posterior a 1991) ha decrecido, comparada con la fase anterior a 1991. Agrega sin embargo, que el alcance preciso de la pérdida de bosques sigue siendo ambiguo. Por otra parte, Brasil ha sido uno de los principales prestatarios del Banco.
El estudio de la OED sobre Costa Rica aparentemente se interesa más por mostrar los logros del gobierno de ese país y por apoyar sus políticas, que en evaluar la implementación de la política forestal de 1991 del Banco Mundial. Aún así, el informe contiene algunos elementos interesantes al respecto.
El Informe contiene dos mensajes principales: primero, que el Banco implementó tan sólo parcialmente la Política Forestal de 1991 y segundo, que tal política de 1991 ha sido superada, por lo que se hace necesaria una nueva estrategia.
Durante el último encuentro del Foro Intergubernamental sobre Bosques (IFF), las Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) y Organizaciones de Pueblos Indígenas (OPIs) hicieron una declaración (texto completo en inglés disponible en: http://www.wrm.org.uy/castellano/bosques_tropicales/iff3.html ) expresando su desilusión y frustración por no haberse implementado las medidas acordadas en las "Propuestas para la Acción" del Panel Intergubernamental de Bosques (IPF).
Raramente llegan noticias de Liberia. Este país, situado en el Africa occidental, con costas sobre el Océano Atlántico y fronteras al oeste con Sierra Leona, al norte con Guinea y al este con Costa de Marfil, es una de las naciones más pobres del mundo y soporta el peso de una enorme deuda externa. Asimismo el país se ha visto afectado por un acelerado proceso de degradación ambiental, que incluye a los bosques. Varias actividades, como la minería, las plantaciones y el madereo, están destruyendo su densa selva tropical.
Para la visión reduccionista de la silvicultura occidental, los bosques son principalmente -si no, exclusivamente- fuente de madera rolliza para la industria. Sin embargo, los bosques no sólo constituyen el hogar de miles de pueblos indígenas en diferentes regiones del mundo, sino también una abundante fuente de diferentes bienes -incluída la madera- y servicios. Las plantas medicinales son uno de esos valiosos productos utilizados por los pueblos indígenas en sus prácticas de medicina tradicional.
La expansión del modelo de plantaciones forestales en Sudáfrica ha generado un acalorado debate. Philip Owen, de SAWAC (South African Water Crisis), así como otras personas preocupadas por el tema, ha argumentado reiteradamente que el esquema de plantaciones es negativo para la conservación de las pasturas y del agua y en consecuencia también para las comunidades rurales.
La corrupción y la incapacidad imperante a nivel de los encargados de las oficinas forestales, así como de quienes llevan a cabo las actividades de corta, comercio ilegal de madera y el aserrado están provocando la desaparición y la degradación de los bosques de Tanzania (ver Boletines 27 y 29 del WRM). Esto no sólo significa la destrucción de valiosos ecosistemas en una región tropical, sino también la pérdida de una fuente de recursos e ingresos para los habitantes de esos bosques y quienes de ellos dependen.