Artículos del boletín

El "éxito" del modelo forestal chileno -basado en monocultivos de pino y eucalipto- se dio por la combinación de la apropiación de los territorios indígenas Mapuche con una despiadada represión. Ahora, aunque el viejo dictador esté detenido en Londres, su sombra está todavía presente en el gobierno elegido democráticamente, el cual parece no poder -o no querer- reparar las injusticias cometidas durante los largos años de la dictadura.
Los bosques húmedos tropicales y los manglares de Mache-Chindul, localizados en la Provincia de Esmeraldas, sobre la costa del Pacífico ecuatoriano cuentan con una biodiversidad única. A su vez, esta provincia es un complejo pluricultural conformado por grupos étnicos indígenas, negros y mestizos como los Chachi, Emperas, Awá, población afroesmeraldeña y colonos sin tierras que emigran de otras regiones del país.
Papua Nueva Guinea alberga todavía una de las mayores selvas tropicales del mundo, con altos niveles de biodiversidad. Junto a la política del gobierno respecto a los bosques -que los considera meras fuentes de madera rolliza de exportación- y su connivencia con poderosas compañías madereras (ver Boletín 22 del WRM), las actividades de las empresas madereras extranjeras constituyen una amenaza para estos ricos ecosistemas y para la gente que allí habita.
El Banco Mundial actualmente está llevando adelante su Revisión de la Implementación de la Política Forestal y Desarrollo de la Estrategia (en inglés: Forest Policy Implementation Review and Strategy Development- FPIRS) y con la finalidad de alentar este proceso convocará a una serie de reuniones de consulta a través de todo el mundo. En este marco es importante que el Banco tome seriamente en cuenta recientes acontecimientos sucedidos en la India.
Cuando tuvo lugar la Cumbre de la Tierra de 1992, parecía que los gobiernos finalmente habían reconocido que el ambiente a nivel mundial se encontraba en problemas y que había que hacer algo para salvarlo. Se elaboró y aprobó un número de importantes convenciones en relación con la biodiversidad, la desertificación y el cambio climático, en tanto el tema conservación de bosques fue tomado por la Comisión de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sustentable.
La deforestación se ha convertido en uno de los problemas ambientales más acuciantes de Angola, exacerbando además la escasez de agua y la erosión de suelos. La prolongada guerra civil que afectó a Angola desde 1975 a 1991 y las continuas hostilidades entre grupos rivales que han persistido desde entonces, no sólo han determinado pérdidas humanas y materiales, sino que también han traído consigo severas consecuencias para los bosques. Se considera que la deforestación es una de las más importantes consecuencias ambientales de tal estado de violencia y devastación.
La tala comercial es una de las causas directas más importantes de la acelerada pérdida de los bosques tropicales. Sin embargo las estrategias macroeconómicas implementadas por gobiernos del Sur, bajo presión de poderosos actores como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización Mundial de Comercio (OMC) son un incentivo aún más fuerte para el incremento de las prácticas insustentables de corta. Camerún es uno de los tantos ejemplos que muestran los impactos de tales políticas en relación con la desaparición de las selvas tropicales.
Gabón es uno de los pocos países del Africa Central donde la mayoría de los bosques todavía permanecen intocados. Pero a menos que se haga algo y pronto, seguirá los pasos de su vecino Camerún, donde dos tercios de la selva ya ha sido cortada por lo menos una vez durante los últimos diez años. A medida que el madereo va agotando las selvas africanas, su atención se va centrando en los escasos remanentes de bosques primarios y Gabón parece ser un candidato ideal para esas actividades.
La Asamblea Nacional Urhobo, que representa a la nación Urhobo en el estado federal de Nigeria, paralizó todas las actividades de prospección de petróleo en la región del Delta del Níger, donde en setiembre pasado un incendio provocado por un derrame de petróleo destruyó una vasta zona de frágiles ecosistemas. Una vez más estuvo implicada la compañía petrolera Royal Dutch Shell. Esta habrá de mantenerse expulsada de varias comunidades afectadas, hasta tanto se complete en forma satisfactoria una investigación independiente y se divulguen sus resultados.
Durante la década de 1980 y principios de los '90 el modelo de monocultivos forestales basado en eucalipto enfrentó una dura oposición por parte de grupos de campesinos y ambientalistas en Tailandia, especialmente por parte de los más de diez millones de habitantes de las Reservas Forestales Nacionales, debido a sus negativos efectos sociales y ambientales. Tales masivas protestas llevaron a que en 1992 se decretara una prohibición de la forestación en dichas tierras y que se desalentaran las inversiones tanto extranjeras como tailandesas en las grandes plantaciones de eucalipto.
Los pobladores de la aldea Mae Mun Man Yuen # 2 afectados por la represa de Rasi Salai están exigiendo al gobierno que realice una revisión de los impactos del proyecto y que establezca una compensación para las 1.800 personas que se encuentran en peligro de perder sus tierras agrícolas. Los demandantes, que pertenecen a la Asamblea de los Pobres, están dispuestos a permanecer en su aldea hasta tanto sus reivindicaciones sean atendidas (ver fotos en: http://www.irn.org/programs/mekong/rasi.photo2/index.shtml ).
Si bien la tala ha sido la más importante causa directa de deforestación en el archipiélago de Las Filipinas -cuya superficie actual de selva tropical es apenas un 3% de la original- la minería es también relevante en cuanto a efectos depredatorios. Se estima que el 40% del territorio del país ha sido otorgado por el gobierno en régimen de concesión a compañías mineras multinacionales.