Artículos del boletín

El bosque tropical húmedo en las regiones central y norte de la República Democrática del Congo (ex-Zaire) ocupa más de la mitad de la superficie total del país, que alcanza los 2.345.409 kilómetros cuadrados, y representa el 82,5% de su cobertura forestal original. Alrededor del 47% de toda la selva tropical densa de Africa y del 6% de los bosques del Planeta se encuentran en este país.
El Banco Mundial en primer lugar y la guerra civil entre los Hutu y los Tutsi luego, han llevado a los pigmeos Batwa a padecer años de sufrimiento y a una cuasi extinción, sin que los medios masivos de comunicación hayan informado de esto al resto del mundo.
Timberwatch Coalition de Sudáfrica está organizando un simposio -que tendrá lugar el próximo 10 de junio en la ciudad de Pietermaritzburg- para discutir el tema de las plantaciones forestales. El mismo es causa de preocupación en ese país dado que están ocupando cada vez más superficie de praderas, provocando impactos negativos desde el punto de vista social y ambiental (ver boletines 7, 22, 23 y 26 del WRM).
En una investigación realizada recientemente sobre las plantaciones de palma aceitera en Indonesia se estudian las pasadas y futuras tendencias del sector, se muestran sus efectos sobre la economía del país, las comunidades locales y los bosques, a la vez que se proponen recomendaciones al respecto.
Durante años el pueblo indígena Dayak ha estado defendiendo sus bosques y medios de vida contra las actividades depredatorias del madereo, las plantaciones de palma aceitera y de eucalipto promovidas por el gobierno de Malasia y el del estado de Sarawak. En una lucha desigual, las comunidades locales -apoyadas por ONGs sociales y ambientales de Malasia y de todo el mundo- han resistido la destrucción de la selva y la instalación de plantaciones. El tema de la tenencia de la tierra y del reconocimiento de los derechos tradicionales constituye el telón de fondo de esta disputa.
Los campesinos tailandeses están luchando para evitar que se implemente un proyecto de plantación de 120.000 hectáreas de eucalipto, que traería aparejada la desaparición de vastas superficies de bosque y la amenaza sobre los recursos agrícolas de cientos de comunidades rurales en ocho provincias del este y el norte del país.
Junto al alarmante fenómeno de la destrucción de los bosques primarios en el trópico de América del Sur y Central, en Costa Rica se está dando algo positivo como lo es el incremento del área de bosques secundarios, es decir, de aquellos bosques que comienzan a regenerarse luego de haber sido sometidos a diversos grados de degradación. Estos bosques poseen un gran potencial en materia de producción de madera y de otros productos no maderables, así como en la provisión de servicios ambientales.
Todo lo que sucede en Brasil en relación con los bosques puede ser considerado de importancia, teniendo en cuenta su enorme superficie, la diversidad de bosques presentes en su territorio y los opuestos intereses que están en juego.
El denominado modelo de desarrollo chileno es presentado por los neoliberales como un ejemplo paradigmático a ser imitado por los países del Sur en procura del "progreso". Sin embargo, las hermosas cifras y los indicadores de la economía convencional que Chile ha mostrado en las últimas dos décadas no han podido ocultar los elevados costos sociales y ambientales del modelo. El sector forestal es uno de los más dinámicos y al mismo tiempo más conflictivos en este sentido.
A pesar de las experiencias acumuladas en todos estos años respecto a los perjuicios que traen consigo las plantaciones forestales en gran escala, el anteproyecto de la Ley Especial para el Desarrollo Forestal Sustentable en Ecuador se inspira en la legislación forestal chilena de los '70, que constituyó el modelo de marco legal que regula la actividad forestal en otros países de América del Sur. Como es sabido, el mismo se basa justamente en la promoción de las plantaciones forestales, ocupando los bosques un lugar secundario.
Recientemente compañías madereras malasias se han expandido a un gran número de países del Sur. Si bien las autoridades malasias han exigido públicamente a las empresas con base en su país que operen en el marco de la ley y sean sensibles a las cuestiones ambientales en su desempeño en el extranjero, esta expansión -que ha sido promovida por el propio gobierno- ha sido probadamente negativa para la gente y los bosques en los países huéspedes.
El gran terrateniente Bishop Estate, dueño de las tierras destinadas al cultivo de caña de azúcar de Hamakua, posee unas 5000 hectáreas de plantaciones de eucalipto y se dispone a expandir esa superficie en 2.000 hectáreas más. Asimismo, la empresa está plantando un total de 2000 hectáreas en la sureña localidad de Ka'u. También Parker Ranch ha comenzado a plantar unas 4000 hectáreas de eucaliptos bajo régimen de arriendo.