Artículos del boletín

Para la visión reduccionista de la silvicultura occidental, los bosques son principalmente -si no, exclusivamente- fuente de madera rolliza para la industria. Sin embargo, los bosques no sólo constituyen el hogar de miles de pueblos indígenas en diferentes regiones del mundo, sino también una abundante fuente de diferentes bienes -incluída la madera- y servicios. Las plantas medicinales son uno de esos valiosos productos utilizados por los pueblos indígenas en sus prácticas de medicina tradicional.
La expansión del modelo de plantaciones forestales en Sudáfrica ha generado un acalorado debate. Philip Owen, de SAWAC (South African Water Crisis), así como otras personas preocupadas por el tema, ha argumentado reiteradamente que el esquema de plantaciones es negativo para la conservación de las pasturas y del agua y en consecuencia también para las comunidades rurales.
La corrupción y la incapacidad imperante a nivel de los encargados de las oficinas forestales, así como de quienes llevan a cabo las actividades de corta, comercio ilegal de madera y el aserrado están provocando la desaparición y la degradación de los bosques de Tanzania (ver Boletines 27 y 29 del WRM). Esto no sólo significa la destrucción de valiosos ecosistemas en una región tropical, sino también la pérdida de una fuente de recursos e ingresos para los habitantes de esos bosques y quienes de ellos dependen.
El madereo sin control amenaza el futuro de los bosques en Camboya. El año pasado comenzó una revisión de las concesiones madereras otorgadas en ese país, con el propósito de identificar aquellas que debían ser canceladas por haber incurrido en reiteradas infracciones a la ley, y las que deberían continuarse bajo nuevos contratos. La iniciativa, financiada por el Banco Asiático de Desarrollo, se ha visto dificultada por restricciones de tiempo y de fondos resultantes de negligencias en el proceso administrativo llevado a cabo por el Banco.
El enfoque preservacionista de la protección de los bosques, que considera a la gente como una amenaza para la naturaleza, ignora los derechos humanos y territoriales de las comunidades rurales y los pueblos indígenas que viven en los bosques, quienes de hecho generalmente contribuyen a su conservación.
Borneo, una de las mayores islas del archipiélago malayo en el sudeste de Asia, está bajo la soberanía de tres estados: Malasia, Indonesia y Brunei. Originalmente esta gran isla estuvo completamente cubierta de una densa selva tropical. La expansión de la industria de exportación de madera, junto a las plantaciones de pulpa y palma aceitera tanto en Malasia como en Indonesia, han casi completamente destruido la selva de Borneo.
El proyecto de la represa de Selangor es fuertemente resistido por comunidades locales, pueblos indígenas y ONGs ambientalistas, puesto que significa la destrucción de 600 hectáreas de bosque tropical, la expulsión de los nativos Temuan de sus territorios ancestrales y la destrucción del santuario verde de Pertak en Ulu Selangor. Se teme asimismo que los humedales próximos a Kuala Selangor, asi como los bosques montanos de Pertak, se vean negativamente afectados. Por otra parte, tampoco han sido abordadas adecuadamente las cuestiones de seguridad relativas a la estructura de la represa.
Grupos por la democracia y ambientalistas de Tailandia y la región han mostrado sorpresa e indignación por la forma en que Twentieth Century Fox ha utilizado la fuerza de su poder y dinero para producir la película 'The Beach', protagonizada por Leonardo DiCaprio
La carta que sigue de Jorge Varela del Comité para la Defensa y Desarrollo de la Flora y la Fauna del Golfo de Fonseca (CODEFFAGOLF) fue publicada en Late Friday News Nº 53, publicación de Mangrove Action Project (MAP). En 1999 Jorge fue uno de los siete ambientalistas y activistas por los derechos humanos que recibieron el Premio Goldman. En su carta expresa: "Tegucigalpa, Honduras, 8 de diciembre de 1999. ¡Buenas noticias desde Honduras! Es con gran satisfacción que les enviamos un afectuoso y cordial saludo. Estamos por finalizar el año 1999 y
En febrero de 1998 representantes de las comunidades indígenas Sumus y Miskitos, autoridades locales y regionales, ONGs ambientalistas y líderes comunales y religiosos se reunieron en Rosita, localidad de la costa atlántica nicaragüense, para discutir una estrategia común de oposición a las actividades ilegales de la empresa maderera coreana Kimyung. La misma había recibido en 1994 una concesión del gobierno central para explotar 62.000 hectáreas en territorios indígenas (ver Boletín 11 del WRM). Kimyung operaba a través de su subsidiaria SOLCARSA.
El tema de los servicios ambientales que los países del Sur pueden proveer a los países del Norte para mitigar los efectos del cambio climático es objeto de polémica. En primer lugar se plantea una cuestión de justicia ambiental a nivel global, ya que los países mayormente responsables de la peligrosa alteración que está teniendo el clima en la Tierra, en lugar de atacar las causas que lo provocan -por ejemplo el uso insustentable de la energía y las gigantescas emisiones de CO2 por parte de la industria- están buscando soluciones dudosas y parciales, compradas en forma barata en el Sur.
El pueblo indígena Pataxó-Hã-Hã-Hãe está reclamando sus derechos territoriales sobre un área de 53.000 hectáreas en la región sur del Estado de Bahía, que contiene remanentes de la que una vez fue lujosa "mata atlántica", extendida a lo largo de la costa atlántica. Estas tierras, hoy convertidas en pasturas, fueron invadidas por hacendados, quienes las están utilizando para criar ganado y, en algunas zonas, para plantar cacao. Ese uso del suelo que siguió a una masiva deforestación está provocando severos impactos ambientales sobre los suelos y las fuentes de agua.