Artículos del boletín

Empresas contaminadoras hablan sobre alcanzar “cero emisiones netas” mientras planean continuar o incluso aumentar la destrucción y explotación. Las compensaciones están al centro de esta estrategia.
El pueblo indígena Karen de Bang Kloi regresó a sus bosques ancestrales de Kaeng Krachan, después de años de despojo por la creación del Parque Nacional Kaeng Krachan. Las comunidades Karen de todo el país se movilizan en solidaridad.
¿Acaso la introducción de políticas específicas de género en las actividades de empresas palmícolas y del sistema de certificación RSPO puede hacer algo más que encubrir la violencia así como el patriarcado y el racismo estructural inherentes al modelo de plantación?
A pesar de la vasta tala de manglares para darle paso a granjas camaroneras y la opresión de comunidades recolectoras y pescadoras, la industria accede a certificaciones.
El Grupo Korindo taló el bosque del pueblo Kinggo para establecer plantaciones de palma aceitera. Con promesas falsas y engañosas, persuadieron a Petrus Kinggo y a otros líderes a renunciar a sus bosques. Ahora, luchan contra Korindo, que tiene la certificación del FSC. (Disponible en indonesio).
Comunidades en África occidental y central deben confrontar los impactos de las plantaciones industriales de palma aceitera. Con la falsa promesa de traer ‘desarrollo’, las empresas, con el respaldo del gobierno, obtuvieron millones de hectáreas.
La crisis en Venezuela de 2013 al 2021 ha generado el colapso de una nación que había sido construida en torno al petróleo en los últimos 100 años. Esto ha configurado un escenario donde emerge un extractivismo predatorio.
Para capitalistas, los sistemas consuetudinarios y colectivos de tenencia de tierra son obstáculos para la generación de ganancias. Ha habido una fuerte presión para formalizar la propiedad privada sobre la tierra. Aquí, un resumen de ¡por qué esto debe parar!
Son muchas las tácticas y estrategias empleadas para imponer el control de la tierra y las operaciones extractivas en los bosques. La mayoría de ellas son actos criminales.
Hace tiempo que la línea divisoria entre lo “legítimo” y lo “criminal” es muy delgada. En efecto, se puede argumentar que las empresas capitalistas solo prosperan debido a que sus particulares formas de saqueo, robo, fraude y engaño han sido bendecidas con el agua bendita de la “legalidad”.
La opresión patriarcal es inseparable del modelo de plantaciones industriales y es la base de cómo las empresas generan beneficios. Las compañías intimidan a las mujeres, en especial por su rol primordial en la vida de la comunidad.
El acaparamiento de tierras en Brasil es un claro ejemplo de crimen organizado, de robo de tierras a pequeños agricultores.