Artículos del boletín

El cercamiento de los (bienes) comunes ha sido llamado pertinentemente una revolución de los ricos contra los pobres.
¿Se puede realmente romper el paradigma dominante, occidental-colonial, que mira a la naturaleza como recursos a ser explotados o como un espacio a ser dominado y controlado, con una herramienta en un sistema legal o de justicia que proviene y está intrínsecamente ligado a un pensamiento que pertenece al mismo paradigma?
Los monocultivos a gran escala “les roban a las mujeres todo lo que tienen porque se apropian de las tierras agrícolas y los bosques de los que ellas dependen para subsistir y alimentar a sus familias”. Esto es parte de la declaración final de un taller organizado en agosto de 2017 en Port Loko, Sierra Leona, que reunió a mujeres de las regiones norte, sur y este de Sierra Leona, junto con representantes de Camerún, Liberia y Guinea. (1)
Las plantaciones de teca en Ecuador no son destinadas al consumo interno de esta madera. Toda la teca se exporta. Los beneficios económicos para los lugares donde se produce esta madera son muy pocos debido a la poca mano de obra que genera este cultivo, la nula inversión social de los productores, la pérdida de soberanía alimentaria y la escases de agua que acarrea.
Desde hace más de 20 años, sistemas de certificación como el Consejo de Manejo Forestal (FSC, por su sigla en inglés) y la Mesa Redonda sobre el Aceite de Palma Sostenible (RSPO, por su sigla en inglés) (1) han ayudado a las empresas de plantaciones a asegurar sus beneficios y proteger su reputación. ¿Cómo lo logran, cuando los impactos de las grandes plantaciones industriales de eucalipto, pino, acacia y palma aceitera son tan evidentes?