Un caso muy claro para ilustrar que la conservación de bosques es un tema de derechos humanos, es el de la situación de los indígenas Ayoreo que habitan en el Chaco paraguayo. También es uno de los casos más claros de que la protección de los bosques debe dejarse en manos de quienes están más interesados en su conservación: los pueblos indígenas que de ellos dependen.
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Cuando una casa se está incendiando, lo que importa es apagar el incendio. Si bien todos los vecinos pueden ayudar, se espera que los bomberos asuman la dirección de la operación y que el Estado brinde todo el apoyo necesario para la extinción del fuego. Una vez extinguido, los expertos determinarán las causas del incendio y, en caso de haber sido provocado, se establecerán las responsabilidades y penalidades correspondientes. Pero lo primero es apagarlo.
Aun cuando todo parece indicar que el futuro del clima del planeta está en manos de una troupe circense, siempre existe la posibilidad de volver a recuperar el sentido común, es decir, el sentido de la gente común.
Las negociaciones internacionales sobre protección del clima global han sido lentas y han tenido magros resultados. El debate comenzó más de 20 años atrás, cuando se formuló el objetivo de lograr reducir las emisiones de CO2 en un 20 por ciento, y desembocó en el Protocolo de Kyoto que lo bajó a un mero 5 por ciento, pero incluso esto ha sido cuestionado una y otra vez.
Como resultado de la creciente preocupación que suscita el cambio climático, los bosques figuran nuevamente entre los primeros puntos de la agenda internacional, principalmente en lo referente a su función como reservorios de carbono. Está ampliamente reconocido que los bosques pueden contribuir a mitigar (si se los conserva) o a empeorar (si se los destruye) el peligro inminente del cambio climático. Sin embargo, ¿se está hablando realmente de bosques?
Del 18 al 23 de octubre se llevó a cabo en Buenos Aires, Argentina, el XIII Congreso Forestal Mundial (CFM).
La historia de estos congresos comienza en 1926, en Roma. Se trata de foros que se realizan cada seis años en diferentes países anfitriones, a los que asisten representantes gubernamentales, de la sociedad civil, del sector empresarial y académicos.
El Congreso Forestal Mundial que se desarrolló desarrollando en Buenos Aires ha sido percibido como una excelente oportunidad de negocios por parte del sector forestal argentino.
Recientemente, Uruguay y la República de Corea firmaron un Acuerdo de Promoción y Protección de Inversiones que, según autoridades del gobierno uruguayo, fija el marco para que puedan realizarse inversiones de Corea en Uruguay. Fijar el marco para que se realice una inversión en Uruguay, por experiencias ya conocidas en este país, puede querer decir rebajar o eliminar impuestos, otorgar permisos de zona franca y dar todo tipo de apoyo a la empresa en sus emprendimientos.
Se calcula que, a largo plazo, la demanda mundial de papel y cartón aumentará entre el 2 y el 3 por ciento por año, y que en Asia y Europa Oriental (principalmente India, China y Rusia) dicho aumento puede llegar a ser considerable. Se calcula que las exportaciones de pasta de papel de América Latina desde tierras convertidas en monocultivos de árboles, denominados “desiertos verdes”, crecerán un 70% entre 2000 y 2010.
El Día Internacional contra los Monocultivos de Árboles es una buena oportunidad para mostrar al desnudo los mitos que se dicen acerca de las supuestas bondades de los monocultivos de árboles.
Las plantaciones son bosques uniformados. Parecen soldaditos en fila, y eso son. Vestidos de verde, marchan rumbo al mercado mundial. Mienten los himnos que en nombre de la naturaleza cantan sus glorias. Los bosques industriales se parecen a los bosques naturales tanto como la música militar se parece a la música, y tanto como la justicia militar se parece a la justicia.
Eduardo Galeano, escritor, Uruguay