Artigos de boletim

El Gobierno de Perú no solo es responsable de la abierta represión hacia los pueblos Amazónicos llevada a cabo en estos días, sin también por el genocidio silencioso de los últimos grupos de indígenas no contactados que aún viven en aislamiento voluntario en sus territorios ancestrales.
La distancia que existe entre la ciencia climática y las negociaciones sobre el clima quedó dramáticamente ilustrada en la reunión sobre el clima de la ONU que tuvo lugar en Bonn a comienzos de este mes. Mientras los científicos nos dicen que necesitamos grandes reducciones en las emisiones de gases de efecto invernadero, los gobiernos establecen objetivos de reducción tan bajos que casi garantizan un cambio climático descontrolado.
Las negociaciones sobre el Clima que tuvieron lugar en Bonn en junio de 2009 fueron el escenario de un nuevo empuje para incluir la preservación de los bosques en las negociaciones sobre el cambio climático.
El 6 de mayo, la Ministra de Innovación y Ciencia de Flandes (Bélgica), Patricia Ceyssens, plantó un árbol. No hay nada extraño en ello, claro. Lo inusual de esta ceremonia “verde” fue que éste no era un árbol cualquiera.
Prey Long es el mayor bosque perenne de llanura que se conserva intacto en el sudeste asiático. Cubre una superficie de unos 3.600 kilómetros cuadrados en el norte de Camboya. Su nombre, “Prey Long”, significa “Nuestro bosque” en el idioma del pueblo indígena Kuy, que allí vive. Elefantes, tigres, osos, gaures y bantengs deambulan por el bosque. Allí puede escucharse el grito del gibón de capelo. Cálaos, víboras, jabalíes y tortugas, nutrias, ranas y cocodrilos raros, habitan el lugar.
En Muisne, sobre la costa noroeste de Ecuador, las poblaciones han desarrollado un estilo de vida adaptado al ecosistema del manglar, basado en la pesca y la recolección de moluscos y cangrejos. Sin embargo, sus medios de subsistencia se han visto amenazados desde los años 80, cuando la cría de camarones comenzó a expandirse en la región (Boletín nº 51 del WRM, octubre de 2001).
Marc ONA ESSANGUI recibió el lunes 20 de abril de 2009, en San Francisco (Estados Unidos), el Premio Ambiental Goldman, una prestigiosa distinción internacional que premia a quienes corren riesgos importantes para proteger el medio ambiente y a las comunidades de sus países.
Desde el 9 de abril pasado, las comunidades amazónicas del Perú iniciaron lo que califican de “paro indefinido” en toda la Amazonía peruana, como respuesta al incumplimiento del Congreso de la República de revisar los seis decretos considerados lesivos a los pueblos indígenas.
El rápido crecimiento de la demanda mundial de camarón barato y salmón cultivado ha causado una considerable degradación de los bosques de mangle y otros ecosistemas costeros y la consiguiente pérdida de biodiversidad. Esta pérdida también destruyó los medios de vida de las comunidades locales y los pueblos indígenas de numerosas naciones del Sur global.
La FAO publicó recientemente la edición 2009 de su informe “Situación de los Bosques del Mundo” donde, como de costumbre, las plantaciones de árboles forman parte de dichos “bosques”. A pesar de toda la evidencia documentada por el WRM y otros, que prueba que los monocultivos de árboles terminan siendo un desastre social y ambiental – que incluye la destrucción de los bosques – la FAO continúa otorgando un disfraz “ecológico” a la industria de las plantaciones, al definirlas como “bosques plantados”.
Hemos recibido recientemente una publicación de FOBOMADE y Rainforest Foundation Norway, de 2008, autoría de Pablo Cingolani, Álvaro Díez Astete y Vincent Brackelaire: “Toromonas. La lucha por la defensa de los Pueblos Indígenas Aislados en Bolivia”, que da cuenta exhaustiva de la situación de estos pueblos en la región.
La antigua tribu Lepcha estaba formada por moradores del bosque que vivieron aislados y conviviendo armónicamente con la naturaleza durante siglos. Eran cazadores y recolectores y llevaron una vida nómade hasta mediados del siglo diecinueve, cuando comenzaron a practicar la agricultura sedentaria. Son conocidos por su rico patrimonio cultural y su espiritualidad, así como por su carácter reservado, principalmente con los forasteros.