Artículos del boletín

El mundo está perdiendo sus bosques. En todo el planeta son muchas las personas que sufren por procesos destructivos que los privan de los recursos naturales que han sido la base de su sustento. El WRM y muchas otras organizaciones de todo el mundo han venido denunciando desde hace mucho tiempo esta situación y brindando su apoyo a los pueblos que luchan en defensa de sus bosques y sus derechos.
El dictador militar brasileño Emilio Garrastazu Medici bien puede ser considerado como uno de los ejemplos más prominentes del enfoque racista y destructivo sobre los bosques, que predominó en la mayor parte de los países tropicales durante la segunda mitad del siglo XX. Ejemplos similares de promotores de este enfoque se pueden encontrar fácilmente en África, Asia, Oceanía y Latinoamérica.
Desde el siglo XIX los derechos de propiedad de los habitantes de los bosques de Camerún no han figurado siquiera en las decisiones importantes de los gobernantes.
El 1º de octubre es la fecha prevista para la audiencia del caso presentado ante la Suprema Corte del país por un grupo indígena que habita el bosque Mau de Kenia. Esta audiencia representa el intento más reciente del pueblo Ogiek en su esfuerzo por proteger al bosque --que es su hogar-- de la destrucción.
Los habitantes indígenas de Ruanda son los Twa, un pueblo "pigmeo", que originariamente vivían como cazadores y recolectores en los bosques de gran altitud alrededor de los lagos del área de Albertine de África Central, hoy en territorio de los países de Ruanda, Burundi, Uganda y República Democrática de Congo (RPD). En algunas partes de la RDC, los Twa todavía pueden vivir una existencia basada en el bosque.
Los Batwa (conocidos como "pigmeos") son los pueblos indígenas que habitan el suroeste de Uganda. De acuerdo con los registros históricos y la historia oral, los Batwa eran los únicos habitantes de esas tierras por lo menos hasta mediados del siglo XVI. Han sido principalmente cazadores y recolectores, algunos en los bosques montañosos y otros en los bosques de sabana o en ambientes lacustres.
A pesar de décadas de presiones sobre sucesivos gobiernos para obtener el pleno reconocimiento legal de sus derechos tradicionales a la tierra, los 55 a 60.000 amerindios de Guyana todavía se encuentran en una de las situaciones más precarias de América del Sur en materia de tenencia de la tierra: muchas comunidades no poseen ningún tipo de título legal sobre sus tierras, mientras otras sólo cuentan con un título inseguro que apenas cubre una fracción de su territorio ancestral, y que puede ser revocada en cualquier momento en forma unilateral por el Ministerio de Asuntos Amerindios.
En diciembre de 2000 la compañía Pluspetrol con sede en Argentina ganó la concesión para extraer gas natural de la cuenca de Camisea en el sudeste de Perú. Sin embargo, la intención de Pluspetrol de realizar operaciones sísmicas y de perforación dentro de la reserva estatal de los Nahua/Kugapakori ha dado inicio a una controversia debido a los impactos potenciales que sufrirían los habitantes indígenas que viven en esa zona en aislamiento voluntario y en etapas iniciales de interacción directa con la sociedad nacional.
Las compañías madereras chinas son una presencia relativamente nueva en América del Sur. En Surinam, al menos dos de ellas están instaladas desde 1997. La ampliamente difundida prohibición del madereo dentro de China, impulsada, en parte, por las inundaciones devastadoras causadas por la pérdida de bosques, es una de las razones obvias de la internacionalización de la actividad maderera china.
El río Caura en Venezuela es el afluente más largo del Orinoco que todavía no ha sido contaminado o dividido, en el que no se han construido represas y que no ha sido desviado por la minería, la construcción de carreteras, el madereo y los proyectos de desarrollo a gran escala. En sus tramos superiores tienen su hogar dos grupos étnicos, "indígenas amazónicos".
Desde la caída de la dictadura de Suharto en 1998, una pujante lucha a escala nacional por el reconocimiento de los derechos indígenas ha encontrado eco en Indonesia. Personificado en la Alianzi Masyarakat Adat Nusantara (AMAN - Alianza de los Pueblos Gobernados por la Tradición del Archipiélago), este movimiento reclama el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas sobre sus tierras así como el derecho a un gobierno autónomo.
En julio de 2002, el Banco Mundial publicó un "marco de referencia" para su involucramiento en la propuesta de construcción de la represa Nam Theun 2. El documento explica cómo el Banco pretende decidir si aprueba o no un préstamo de US$ 100 millones como garantía frente al riesgo político de la represa de 1.000 MW propuesta.