Artículos del boletín

El archipiélago filipino es extremadamente rico tanto en diversidad cultural como en diversidad biológica. Es uno de los 12 países con mega diversidad biológica del mundo y alberga más de 127 grupos culturales principales.
Las montañas entre los ríos Yenisei y Lena son una de las últimas regiones no devastadas de bosque boreal ("taiga") en Eurasia. Esta región es el hábitat de aborígenes cazadores y pastores como los Evenki, Ket, Sel'kup, Sakha y Dolgan. A pesar de que los colonizadores cosacos utilizaron los ríos Yenisei, Lena y el tramo inferior del río Tunguska como ruta principal para dominar e integrar el este siberiano al Imperio Ruso en el siglo XVII, el altiplano siberiano central se salvó de la mayoría de las trastornos del industrialismo ruso y soviético de los siglos XIX y XX.
La Coalición Ambiental de los Pueblos Indígenas del Pacífico (Pacific Indigenous People's Environment Coalition, PIPEC por su sigla en inglés) llevó a cabo, durante el fin de semana del 21 y 22 de setiembre, un taller sobre las Causas Subyacentes de la Deforestación y la Degradación de los Bosques. La apertura del taller estuvo a cargo del nuevo Ministro de Conservación de Nueva Zelanda, Chris Carter y contó con representantes de la mayor parte de las comunidades de las naciones del Pacífico que habitan en Aotearoa (Nueva Zelanda), conjuntamente con la representación Maorí.
Los futuros resultados de la Cumbre Mundial para el Desarrollo Sustentable (CMDS) y su relación con el destino de los bosques del mundo son motivo de preocupación para numerosas organizaciones ambientales, sociales y de pueblos indígenas. A continuación presentamos un breve resumen de los principales temas que preocupan a algunas de esas organizaciones: Alianza Mundial de los Pueblos Indígenas de los Bosques Tropicales
Hace 10 años, en Río de Janeiro, Brasil, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo (Cumbre de la Tierra) dio inicio a un proceso que se continúa en la próxima Cumbre Mundial para el Desarrollo Sustentable (CMDS), que tendrá lugar en Johannesburgo, Sudáfrica, del 26 de agosto al 7 de setiembre.
El bosque tropical es uno de los ecosistemas más diversos y al mismo tiempo más amenazados del planeta. Si bien los gobiernos han coincidido en el diagnóstico, han fracasado en la aplicación de medidas internacionales y nacionales destinadas a asegurar su conservación. En ese contexto, es importante subrayar ciertos temas fundamentales que es necesario asumir seriamente para hacer posible la conservación de los bosques.
La lógica de las ganancias de las corporaciones está determinando nuestro futuro y el de las generaciones futuras, dando forma al sistema internacional emergente dominado actualmente por instituciones que favorecen los intereses de las corporaciones. El resultado más evidente del actual proceso de globalización (la privatización y desregulación) ha permitido a las corporaciones usurpar las bases naturales de las que depende la vida.
A diferencia de lo ocurrido con el Banco Mundial, las denuncias sobre los impactos del FMI sobre los bosques han recibido una atención relativamente baja. Sin embargo, los préstamos y políticas del Fondo Monetario Internacional (FMI) han provocado amplios procesos de deforestación en países de África, América Latina y Asia.
El Banco Mundial tiene un largo historial de destrucción de bosques. Desde la década del 60 en adelante, el Banco ha financiado proyectos destructivos en gran escala en países tropicales (desde grandes represas hidroeléctricas hasta extensos sistemas de carreteras), que como resultado dieron lugar a procesos de deforestación generalizados.
Para dar mayor lustre a sus credenciales verdes en la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sustentable, el Banco Mundial piensa lanzar la iniciativa de un nuevo fondo en Johannesburgo, destinado a la promoción del comercio Norte-Sur de créditos de carbono según las pautas del llamado "Mecanismo de Desarrollo Limpio"(1).
En noviembre de 2001, los ministros de comercio de 140 países se reunieron en Doha, Qatar para otorgar a la Organización Mundial del Comercio (OMC) un nuevo mandato histórico que podría intensificar el madereo de bosques nativos, el agotamiento de las pesquerías, la quema de combustibles fósiles, el uso de sustancias químicas tóxicas y la liberación de organismos modificados genéticamente.
La FAO se está haciendo trampa al solitario. Y pretende que nadie se da cuenta. En todo el mundo presenciamos la destrucción y degradación alarmante de bosques, y en ese proceso se violan los derechos de los pueblos indígenas, se afectan cuencas, se alteran regiones enteras, se desestabiliza el clima, desaparecen especies vegetales y animales.