Artículos del boletín

La “Second Commercial Farm Asia”, una feria que reúne a inversores empresariales y gobiernos de Myanmar y otros países del Sudeste Asiático, tuvo lugar en Yangón, Myanmar, del 11 al 12 de octubre. El evento tenía como objetivo discutir sobre la manera de ampliar y facilitar las inversiones en la agroindustria y en industrias extractivas.
La Vía Campesina (LVC), movimiento mundial de campesinos, ha estado observando las discusiones del CDB y, en un comunicado de prensa, afirmó que “en lugar de proteger la biodiversidad, los debates del CDB están degenerando rápidamente para permitir una privatización y comercialización veloz de la biodiversidad. Se intenta arrancar la biodiversidad de las manos de agricultores, pescadores y pueblos indígenas, que la cuidan y la protegen, y dejarla en manos de corporaciones especuladoras que buscan su control para fines comerciales.”
En 2006, el Parlamento indio aprobó la Ley de Reconocimiento de los Derechos sobre los Bosques (de Tribus Registradas), comúnmente conocida como FRA por su sigla en inglés. Esta ley intenta restaurar y reconocer los derechos de las comunidades sobre sus bosques y, especialmente, sobre sus bienes colectivos; es la primera vez en la historia de los bosques de la India que el Estado reconoce formalmente que los habitantes del bosque se han visto privados de sus derechos durante mucho tiempo. (Ver Boletín 115 del WRM)
Hasta 2011, 18 compañías poseían licencias en zonas de bosque por un total de 663.809 ha distribuidas en ocho Regencias de la provincia de Jambi, Sumatra, de las cuales casi el 50% está controlado por una sola gran corporación, PT. WiraKaryaSakti (PT. WKS), filial del Grupo Sinar Mas. La concesión de PT. WKS está repartida en cinco Regencias: Tebo, Batanghari, Muaro Jambi, TanjungJabung Barat y TanjungJabung Timur.
El pasado 21 de setiembre, y conmemorando el Día Internacional contra los Monocultivos de Árboles, las organizaciones ambientalistas portuguesas Liga para a Protecção da Natureza (Liga para la Protección de laNatureza) y Quercus lanzaron una petición contra la reciente propuesta de un nuevo régimen de arborizaciones y rearborizaciones, presentada por el gobierno.
Una vez más llegamos al mes de setiembre, durante el cual hacemos, desde hace varios años, un homenaje a las mujeres y a los hombres que luchan en todo el mundo y de diversas formas contra los monocultivos de árboles en defensa de sus territorios y sus bosques, para generar vida, en contraste con la voracidad de grandes empresas e inversionistas que buscan esas mismas tierras para generar lucros.
Escándalos en torno a alimentos para bebés en África, destrucción de bosques tropicales para fabricar golosinas: hay compañías como Nestlé que atraen el escándalo como la luz atrae las moscas.
Los problemas que derivan de los impactos ambientales y sociales causados por las plantaciones industriales de árboles para madera y celulosa han sido bien documentados durante los últimos 20 años.
Sappi Limited, productor sudafricano de celulosa y papel, planea construir una central a base de biomasa en Ngodwana Mill, Mpumalanga. Tendría una capacidad de producción de 50 megavatios, con lo cual alimentaría la red eléctrica pública. Esta inversión lleva el nombre engañoso de “Proyecto de energía eléctrica verde” (GEPP en inglés) pero, en realidad, la electricidad que producirá es tan verde como el interior de las calderas de Sappi.
Liberia, pequeño país del oeste de África con una población de unos 3,5 millones de personas, tiene una economía mayormente agraria y depende en gran medida de la tierra y sus recursos. La mayor parte de sus habitantes vive en zonas rurales y practica la agricultura de subsistencia así como el comercio de productos del bosque para generar ingresos. Los servicios de atención médica son mediocres y, en algunos lugares, inexistentes; la mayoría de los niños no tiene acceso al agua potable ni a una educación decente.
Debido al aumento de la demanda mundial de caucho natural de los últimos años, las plantaciones a gran escala de heveas se están expandiendo en Laos, causando conflictos con las comunidades locales en un país en el que, a principios de los años 1990, era algo aceptado por todos y reconocido por eruditos y estudiosos del tema que cerca del 80% de la población dependía directamente del bosque – y del río – para su bienestar físico, espiritual y cultural.
En Indonesia, las concesiones para plantaciones de árboles son un modelo de explotación forestal de grandes empresas. El Ministerio de Silvicultura ya ha otorgado más de 9 millones de hectáreas en forma de concesiones para plantaciones de árboles, si bien no todas se han realizado. Hasta 2011, menos de la mitad del área total autorizada para ese fin estaba manejada por las corporaciones autorizadas. De hecho, las concesiones han modificado las funciones naturales de la diversidad forestal y causado una serie de problemas en efecto dominó.