Artículos del boletín

Salva la Selva ha lanzado una campaña para exigir al Deutsche Bank que se desvincule del gigante malayo del aceite de palma, FELDA Global Ventures Holding. Esta compañía pretende obtener en la bolsa tres mil millones de dólares para establecer nuevas plantaciones de palma aceitera en Indonesia y África, comprando zonas de bosque tropical, destruyéndolas y convirtiéndolas en enormes monocultivos. El Deutsche Bank, uno de los mayores bancos alemanes, aduce que sus actividades no tienen impactos sociales ni ambientales adversos, pero está ayudando a FELDA a conseguir inversores.
En Chile, la arremetida de grandes grupos económicos forestales respaldados por el Estado se traduce en más de 3 millones de hectáreas cubiertas de monocultivos industriales de pino y eucalipto.
Algunas de las empresas con peor reputación mundial, como Rio Tinto, Dow y BP, están patrocinando los Juegos Olímpicos, utilizándolos como pantalla para esconder las violaciones de derechos humanos y ambientales que cometen en todas partes.
En momentos en que estamos publicando este boletín da comienzo la Cumbre de los Pueblos, en Brasil. En mayo, durante la reunión del Grupo de Articulación Internacional del Comité Facilitador para la Sociedad Civil rumbo a Río +20 de la Cumbre de los Pueblos (*), del cual el WRM forma parte, se lanzó un llamado internacional que queremos compartir con nuestros lectores, por la unidad y movilización de los pueblos, por la vida y los bienes comunes, por la justicia social y ambiental, contra la mercantilización de la naturaleza y la “economía verde”.
En estos días, en Río de Janeiro, Brasil, se inicia la Conferencia conocida como Río+20, en la misma ciudad donde hace 20 años se celebró la Cumbre de la Tierra, o Cumbre de Río, o Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, la primera megacumbre mundial con 8.000 delegados oficiales inscriptos, a la que asistieron 108 jefes de Estado y se realizó un foro paralelo de la sociedad civil con más de 5.000 participantes.
Energía Sostenible para Todos (SEFA, según el inglés) es una iniciativa lanzada en 2011 por el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, que ha ido ganando terreno político a medida que se aproximaba la conferencia Río+20. Ban Ki-moon ha dejado en claro que, a su entender, dicha iniciativa tendrá un papel protagónico en Río+20 y que seguirá adelante, sea cual sea el resultado de las negociaciones de la ONU.
La FAO, la Organización para la Alimentación y la Agricultura de las Naciones Unidas, organizará el próximo 18 de este mes un evento paralelo a la Conferencia Rio+20. El nombre de dicho evento es: ‘Bosques: el corazón de la economía verde’. La FAO afirma que los emprendimientos sustentables que se basan en los bosques pueden ofrecer un camino de transición hacia una economía de bajo carbono, y completa que ‘el evento destacará el papel de los bosques y de la industria para garantizar el sustento local’.
A fines de este mes, países, empresas y sociedades civiles del mundo se reunirán en Río de Janeiro para la Conferencia de la ONU sobre Desarrollo Sostenible, aceptando la tarea, aparentemente imposible, de encontrar soluciones a los problemas ambientales que se nos plantean. La deforestación, la desertificación, el agotamiento de los océanos, la contaminación de los ríos y el aire, la pérdida de biodiversidad y el calentamiento global representan una verdadera amenaza para la vida sobre la Tierra.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), existen 160 millones de personas que anualmente contraen enfermedades vinculadas al trabajo, 270 millones de trabajadores que sufren accidentes de trabajo y dos millones que mueren por año como consecuencia de esos accidentes o enfermedades. El Director General de la organización, Juan Somavia, afirma que la ‘economía verde’ promovida por la propia ONU y principal punto a ser tratado en la conferencia de Rio+20 el próximo mes, debería, por lo tanto, trabajar en el sentido de promover lugares de trabajo seguros para todas y todos.
En Asia, como en muchas otras partes del mundo, las zonas boscosas han estado habitadas por sucesivas generaciones de comunidades indígenas para quienes el bosque adquirió una importancia central para su identidad sociocultural y su supervivencia como comunidad. Pero ahora, muchos de esos bosques son arrasados y sustituidos por plantaciones industriales de palma aceitera, en muchos casos ¡concedidos por el Estado con el argumento de que eran tierras vacías u ociosas!
En las últimas décadas la plantación de monocultivos de palma aceitera a gran escala se ha expandido por las regiones tropicales de Asia, África y América Latina. Conversamos con Giorgio Trucchi, corresponsal en Centroamérica para la Rel-UITA (Regional Latinoamericana de la Unión Internacional de Trabajadores de la Alimentación y afines), organización que ha estado involucrada en varios casos de denuncia de violación a los derechos humanos y de conflictos sindicales vinculados a monocultivos de palma.
“Nada gusta del eucalipto. Si usted suelta ganado en el eucalipto los animales van comiendo lo de afuera, donde se dice que es reserva. Al ganado no le gusta el eucalipto, ni a los pájaros ni a las avispas. Lo más duro de un lugar como ése son las avispas, y ni a las avispas les gusta el lugar del eucalipto.” (Vídeo entrevista a Manuelzão, 1989 - personaje de la obra de Guimarães Rosa).