Artículos del boletín

Colombia, uno de los países megadiversos del mundo, cuenta con un área total de manglares de 365.902 hectáreas, el 80% de los cuales se extienden en un collar verde en la costa del Océano Pacífico.
Colombia, uno de los países megadiversos del mundo, cuenta con un área total de manglares de 365.902 hectáreas, el 80% de los cuales se extienden en un collar verde en la costa del Océano Pacífico.
A partir de la firma del primero de los así llamados "Acuerdos Forestales Regionales" (AFRs) en Australia, la industria forestal de ese país ha sido desregularizada y se ha abierto a la venta al mejor postor. Los AFRs, que fallaron a la hora de generar un sistema adecuado de reservas para proteger los bosques, han abierto el país a la tala ilimitada para la producción de chips de exportación y al establecimiento de plantaciones.
En muchas partes del mundo una gran cantidad de especies no-nativas están invadiendo los bosques y otros ecosistemas, provocando drásticos cambios en su composición florística e impactos en la fauna local y los medios de vida de las poblaciones locales. La descontrolada expansión de especies exóticas sobre ecosistemas naturales es conocida como "bioinvasión" (ver Boletín del WRM nros. 18 y 24).
Papua Nueva Guinea, que alberga una de las mayores superficies de bosque tropical que quedan en el mundo, está sufriendo un destructivo proceso de deforestación. Con el propósito de aumentar las exportaciones para enfrentar la severa crisis económica que viene atravesando, el gobierno ha adoptado una política de abrir el país a compañías madereras extranjeras, otorgándoles concesiones y haciendo la vista gorda a la tala ilegal que amenaza con devastar la selva.
Organizaciones de todo el mundo están planeando una serie de actividades para el Día Internacional de Acción contra la Organización Mundial de Comercio (OMC), que tendrá lugar el 15 de setiembre de 1999. Habrá conferencias de prensa simultáneas, campañas de llamadas por teléfono a miembros de los Parlamentos, protestas, charlas, etc., a efectos de lanzar la campaña internacional contra una "Nueva Ronda" en Seattle. En la fecha se dará a conocer una carta firmada por más de mil organizaciones de todo el mundo y que se hará circular para seguir recabando adhesiones.
Entre el 12 y el 16 de julio ppdo. tuvo lugar en Quito, Ecuador, el curso "Las plantaciones no son bosques" organizado por el Instituto de Estudios Ecologistas del Tercer Mundo y la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO). Alvaro González, del Secretariado Internacional del WRM, tuvo a su cargo dicho curso, el cual se centró en las principales características del modelo de plantaciones forestales, sus promotores, sus impactos y la resistencia que ha generado, con especial énfasis en la situación de los bosques y las plantaciones en Ecuador.
Llevar adelante una campaña contra las plantaciones no es algo fácil, especialmente en lugares ubicados lejos de las zonas donde éstas se implantan. ¿Cómo pueden oponerse a la plantación de árboles? ¿El mundo no necesita más árboles? Una y otra vez nos enfrentamos con éstas y otras preguntas por el estilo.
El Boletín del WRM ha completado su segundo año, por lo que nos gustaría aprovechar la oportunidad para compartir algunos comentarios con todos ustedes. Desde el primer número nuestros esfuerzos han estado dirigidos a apoyar las luchas de los pueblos indígenas y las comunidades locales para proteger sus bosques. Hemos insistido en el hecho de que los bosques les pertenecen y que ellos son los más interesados en su conservación.
La oposición a las plantaciones no es un ejercicio académico, sino el resultado directo de los impactos de las plantaciones en muchos países. Toda la investigación llevada a cabo sobre el tema es resultado directo o indirecto de la identificación de una serie de problemas por parte de las poblaciones locales, que son quienes sufren sus consecuencias. Lo que la investigación independiente ha hecho es colocar el asunto en una perspectiva más amplia y explicar en forma académica porqué las poblaciones locales tienen razón. Ello no significa que dicha investigación no sea importante.
Son bien conocidos los impactos de las plantaciones forestales industriales sobre la flora y fauna locales. Los mismos se perciben claramente cuando los monocultivos sustituyen a los bosques -como sucede en muchos países tropicales- y son también importantes, aunque no tan evidentes, cuando las plantaciones se instalan sobre ecosistemas de pradera. Las plantaciones forestales implican una simplificación del ecosistema previamente existente, lo que por lo tanto resulta en una pérdida de biodiversidad.
Los países del Norte, quienes son responsables de la mayor parte de las emisiones provocadas por el uso de combustibles fósiles a nivel global y relacionadas con sus patrones insustentables de producción y consumo, están procurando encontrar una manera de zafar de su responsabilidad por el calentamiento global, promoviendo el uso de la actividad fotosintética de las hojas de los árboles para tomar dióxido de carbono de la atmósfera.