Son bien conocidos los impactos de las plantaciones forestales industriales sobre la flora y fauna locales. Los mismos se perciben claramente cuando los monocultivos sustituyen a los bosques -como sucede en muchos países tropicales- y son también importantes, aunque no tan evidentes, cuando las plantaciones se instalan sobre ecosistemas de pradera. Las plantaciones forestales implican una simplificación del ecosistema previamente existente, lo que por lo tanto resulta en una pérdida de biodiversidad.
Artículos del boletín
Los países del Norte, quienes son responsables de la mayor parte de las emisiones provocadas por el uso de combustibles fósiles a nivel global y relacionadas con sus patrones insustentables de producción y consumo, están procurando encontrar una manera de zafar de su responsabilidad por el calentamiento global, promoviendo el uso de la actividad fotosintética de las hojas de los árboles para tomar dióxido de carbono de la atmósfera.
El Foro Intergubernamental de Bosques (IFF) fue establecido en 1997, asignándosele como tarea primordial la de promover y monitorear la implementación de las 135 Propuestas para la Acción acordadas por el Panel Intergubernamental de Bosques (IPF).
Estas Propuestas para la Acción contienen una serie de contradicciones en lo que respecta a las plantaciones, las cuales reflejan los diferentes intereses en juego entre los gobiernos que participan del proceso, así como la presencia de un poderoso lobby pro plantaciones al interior del Foro.
A la FAO le cabe la mayor responsabilidad respecto de los monocultivos forestales, dado que éste fue el primer organismo internacional que promovió activamente -a partir de la década de 1950- el actual modelo de plantaciones. A pesar de todo lo que ya se sabe sobre los impactos sociales y ambientales negativos de la Revolución Verde en general y de su aplicación al sector forestal en particular, la FAO sigue siendo uno de los principales agentes internacionales que promueven el modelo y le suministran el necesario apoyo "de los expertos".
El Banco Mundial es uno de los principales actores en la promoción directa e indirecta de los monocultivos forestales industriales en muchos países, especialmente en la zona tropical. El Banco fomenta directamente las plantaciones a través de:
- La provisión de asesoramiento técnico para la planificación de la forestación, donde se diseñan modelos de zonificación de suelo para distintos usos.
Las firmas consultoras forestales son actores tras bambalinas, vitales para la implementación de las plantaciones para pulpa. Son ellas las que promueven, investigan, planifican, diseñan y establecen las fábricas de pulpa y papel y las actividades de plantación. Además éstas tienen un importante papel en el establecimiento de vínculos entre ejecutivos, proveedores de tecnología y de maquinaria y funcionarios y autoridades, lo que asegura el establecimiento y la continuidad de tales proyectos.
Hay una gran variedad de agencias bilaterales de ayuda. La actividad de algunas de ellas puede realmente contribuir a mejorar la calidad de vida de la población de los países del Sur. Hay personas trabajando en dichas instituciones que dedican sus esfuerzos a ese fin. Sin embargo, debe destacarse también que hay un importante número de tales agencias -específicamente las relacionadas con el sector forestal- cuyo accionar resulta en impactos negativos para las poblaciones locales y su ambiente.
La creciente demanda de papel y de madera a nivel global, junto a la necesidad de preservar los bosques aún remanentes, son argumentos utilizados para justificar la expansión de las plantaciones forestales para la producción de pulpa y madera. Por otra parte, la amenaza que significa el calentamiento global viene siendo usada para promover las plantaciones como sumideros de carbono. Sin embargo, el tema del consumo excesivo de papel, madera y combustibles fósiles -que se encuentran en la raíz de la presente crisis- no está incluido en la ecuación.
Los gobiernos del Sur son en última instancia los responsables de la adopción del modelo de plantaciones y de su implementación a nivel nacional y local. Aún cuando la idea de promover las plantaciones provenga de actores externos (el Banco Mundial, las consultoras, las agencias de ayuda, etc.), son los gobiernos del Sur quienes deben allanar el camino para hacer posible su implementación.
La moderna ciencia forestal -la silvicultura- se originó en el Norte como consecuencia de la Revolución Industrial: el manejo forestal fue separado de la agricultura y la ganadería y se centró exclusivamente en la producción de madera, despreciando como "productos menores" otros bienes vitales obtenidos de los bosques. Las plantaciones constituyen el último paso en esa dirección, arribando a la completa simplificación de la naturaleza, con la finalidad de obtener un único producto destinado a abastecer a la industria.
Los actuales programas de certificación son el resultado de exitosas campañas de concientización de los consumidores contra la insustentable explotación de los bosques. La reacción del público fue exigir tener la posibilidad de conocer cuáles productos podían comprar que hubieran sido extraídos por medio de un manejo forestal sustentable desde el punto de vista social y ambiental. Por lo tanto se exigió un sistema de certificación independiente.
En Agosto de 1997 recibimos malas noticias desde Hawaii: Oji Paper/Marubeni -el mayor proveedor de papel del Japón- estaba a punto de recibir una concesión de 4.150 hectáreas de tierras públicas en el condado de Hamakua para establecer una plantación de eucalipto para pulpa. La empresa estaba también en procura de otra concesión por 10.000 hectáreas de terrenos privados en Big Island y en otros lugares, con la finalidad de producir madera de eucalipto para la obtención de "chips" (astillas) a ser exportados al mercado japonés para la fabricación de papel.