Artículos del boletín

El proyecto de la represa hidroeléctrica de Bakun ha provocado una generalizada preocupación a nivel de las ONGs ambientalistas, las organizaciones sociales y de pueblos indígenas en Sarawak.
La expansión de especies exóticas en ecosistemas naturales a lo largo de todo el mundo, conocida como "bioinvasión", está mereciendo cada vez mayor atención y provocando preocupación. Han sido identificadas varias especies vegetales, incluyendo arbóreas, cuyo comportamiento es similar al de las malezas. Por ejemplo una especie de acacia del Africa (A. nilotica) está siendo promovida en zonas del continente donde es exótica, al igual que en la India. Entretanto en Indonesia y Australia están tratando de erradicarla como consecuencia de su comportamiento invasor.
El Lago Chilika es uno de los mayores cuerpos de agua salobre al interior de Asia y tiene una enorme importancia desde el punto de vista ecológico debido a la biodiversidad única y variada que alberga. Si bien Chilika fue declarada por la Convención de Ramsar como humedal de importancia internacional, la industria camaronera amenazó entonces con establecerse allí a través de las actividades mafiosas del poderoso grupo industrial Tata-House, que estaba planificando el establecimiento de varias instalaciones para esta industria en el lugar.
La industria petrolera ha sido denunciada por sus prácticas ambientalmente destructivas en las selvas de Pakistán (ver Boletín 9 del WRM). Sin embargo, no es ésta la única actividad que las está amenazando.
La defensa del ambiente emprendida por las comunidades indígenas mapuche en las Provincias de Arauco, Malleco y Cautín en el sur de Chile no es algo explícito ni nuevo para ellas. Según su cosmovisión, los elementos y las fuerzas de la naturaleza, junto a los seres humanos, son los componentes de su mundo o “mag mapu”. Este punto de vista está directamente relacionado con la lucha por la recuperación de los territorios tradicionales indígenas, que perdieron cuando el ejército chileno se las usurpó en el siglo pasado.
El proyecto de gasoducto San Miguel-Cuiabá de Enron-Shell, que atravesará la frontera entre Bolivia y Brasil, ha sido severamente cuestionado por ONGs ambientalistas y sociales bolivianas e internacionales debido a los impactos a largo plazo que la obra tendrá sobre el bosque seco de Chiquitano, al este de Bolivia, el cual es el mayor bosque tropical seco primario existente hoy en el mundo, y sobre la cabecera de cuenca del Pantanal, el mayor humedal del globo. Comunidades rurales y pueblos indígenas que habitan el área se verán igualmente afectados.
La gigantesca compañía Weyerhaeuser Business, con sede en los EE.UU., tiene 2.300 empleados y maneja más de 2 millones hectáreas de bosques privados en dicho país. Además, Weyerhaeuser Canadá maneja, a través de un sistema de licencias a largo plazo, unas 11 millones de hectáreas de bosques de propiedad pública en el este de Canadá. Weyerhaeuser es dueña de la mayor parte de las acciones correspondientes a un negocio de 78.000 hectáreas de plantaciones forestales en Nueva Zelanda y 25.300 hectáreas en Australia.
Con el fin de enfrentar la crítica situación de las finanzas públicas y satisfacer las demandas del FMI, en marzo pasado el Presidente Jamil Mahuad envió al Congreso Nacional un proyecto de ley para la denominada Racionalización de las Finanzas Públicas. Entre otras medidas, el proyecto allanaba el camino para la privatización de 60.000 hectáreas de tierras a lo largo de la costa del Pacífico en beneficio de la industria camaronera. La operación habría significado un ingreso de U$S 60 millones al estado ecuatoriano.
Recursos Nicaragüenses y Australianos S.A. (RENAUSTRA), financiada por las empresas Mars Geosciencies y Boss Resources Corp. de Australia, está intentando desarrollar actividades de minería de oro en el área de amortiguación de la Reserva de Bosawas, donde se localiza uno de los mayores bosques tropicales remanentes de América Central.
Los representantes de las ONGs y de las Organizaciones de Pueblos Indígenas (OPIs) en el Foro Intergubernamental sobre Bosques (IFF) celebrado en Ginebra en mayo pasado compartían un sentimiento en común: el de frustración. En su tercera sesión, las discusiones del IFF no parecían avanzar hacia ningún lado y peor aún, a veces parecían estar retrocediendo. Tras una serie de reuniones, las ONGs y las OPIs decidieron presentar al plenario del IFF una declaración en común, que comenzaba diciendo:
La explotación petrolera es responsable de la destrucción de los manglares, del desplazamiento y el sufrimiento de comunidades locales, y de la degradación ambiental de las fuentes de agua y del suelo en Nigeria. Tal depredación generalmente va acompañada de brutales acciones contra miembros de la comunidad local y activistas, en las cuales comandos armados actúan como brazo ejecutor de las empresas. El Delta del Níger es una zona donde la prospección y la explotación petroleras son especialmente intensas.
La "ayuda internacional para el desarrollo" es en muchos países una de las principales causas de la destrucción de los bosques. Un ejemplo de ello es el caso de Camerún y la Unión Europea. La UE planea conceder al gobierno camerunés un subsidio por 55 millones de ECU para proyectos viales en la región meridional del país. Camerún no ha dado explicaciones acerca de qué carreteras planea construir o rehabilitar, ni se han realizado estudios de impacto ambiental para evaluar esos proyectos.