Artículos del boletín

El gigante minero anglo-australiano Rio Tinto ha sido denunciado repetidamente por sus actividades depredatorias contra los bosques y los pobladores locales en Indonesia (ver Boletín 8 del WRM), Nueva Guinea (ver Boletín 7 del WRM) y Sudáfrica. Ahora Rio Tinto tiene en la mira los bosques tropicales de Madagascar, uno de los países megadiversos del globo debido a su situación en la zona tropical y a que su territorio es una enorme isla.
A continuación publicamos una contribución que nos ha hecho llegar un nuevo amigo del WRM para su difusión. Se señalan los problemas provocados por los monocultivos forestales en su país: "Adaptarse o morir Yo vivo en la provincia de Mpumalanga ('donde nace el sol'), en Sudáfrica. Vivo en una reserva protegida, próxima a las Cuevas y los Bosques de Sudwala. La zona que rodea a la reserva está ocupada por plantaciones de especies exóticas y el efecto de este modelo en el ambiente resulta evidente.
A lo largo de la presente década empresas madereras de Vietnam han estado realizando talas ilegales en Camboya, especialmente en la Provincia de Ratanakiri, con la finalidad de obtener madera a ser utilizada en la manufactura de muebles de jardín que son exportados a Europa. De acuerdo con la legislación vietnamita, solamente madera importada puede ser utilizada con ese destino, de manera que la materia prima proviene de los países vecinos, uno de de los cuales es Camboya (ver Boletín 18 del WRM).
Cuatro mil representantes de comunidades rurales, pobres y étnicas de las nueve provincias de las tierras altas del norte de Tailandia realizaron una manifestación en la Oficina Provincial de Chiangmai el pasado 25 de abril. Los representantes populares emitieron la siguiente declaración: "Frenar la violación de los derechos comunitarios y proteger la dignidad de los seres humanos
En el marco de un seminario de alto nivel sobre "La visión de la Dirección del Departamento Forestal", realizado el 21 de marzo ppdo., Plodprasop Suraswadi, Jefe del Departamento Forestal, propuso que se otorgaran concesiones de corta a empresas madereras, con el fin de lograr el desarrollo de bosques degradados, argumentando que tal medida frenaría las invasiones de tierras y generaría ingresos para el estado.
Las represas constituyen una de las principales causas de la destrucción de tierras forestales y agrícolas, acompañada generalmente de la pérdida de su tierra por las comunidades locales debido a desplazamientos forzosos. Este modelo insustentable es aplicado en todo el mundo, desde Sudamérica hasta Asia. Tailandia no es una excepción.
A fines de 1995 la Autoridad Petrolera de Tailandia (PTT) comenzó un peritaje sobre el trazado de un gasoducto entre la provincia de Kanchanabuti, ubicada al oeste del país, y Myanmar (ex-Birmania). Recién ocho meses después admitieron que el gasoducto sería construido. Desde el comienzo este proyecto encontró la fuerte resistencia de los pobladores locales, que habitan próximo a la ruta prevista para el gasoducto. Ellos temen la eventualidad de explosiones, puesto que la obra no ha alcanzado los estandares requeridos de seguridad.
Se viene desarrollando una intensa campaña para frenar un proyecto de represa en Selangor, Malasia, que de concretarse no sólo implicaría la destrucción de las selva tropical, sino también la expulsión de pueblos indígenas de sus territorios ancestrales. A través de la campaña se procura proteger 600 hectáreas de bosque tropical de su destrucción.
Los megaproyectos para la generación de energía hidroeléctrica en varios países del Sudeste asiático son precedidos generalmente por devastadoras operaciones de madereo en las zonas previstas para la inundación. Este tipo de prácticas provoca un impacto ambiental negativo de gran magnitud y perjudican a las comunidades indígenas, las cuales se ven forzadas a abandonar sus tierras y son reasentadas en algún otro lugar.
Papua Nueva Guinea es otro buen (mal) ejemplo de las actuales tendencias en lo referente a la conservación de los bosques. El mundo proclama su preocupación por la tasa de deforestación que afecta el Planeta, pero hace muy poco para abordar el problema. Por el contrario, fuerzas aparentemente "neutrales", como "la macroeconomía", "las fuerzas del mercado" o "el comercio internacional" siguen destruyendo los bosques, al tiempo que los gobiernos y las organizaciones internacionales siguen firmando acuerdos -que quedan sólo en el papel- para protegerlos.
El 23 de marzo el Gobierno del Estado de Espirito Santo, Brasil, emitió el Decreto nro. 4428 que contiene nuevas regulaciones para la "reforestación" (léase, plantaciones) en dicho estado. Las plantaciones que ocupen una superficie de 100 o más hectáreas requerirán un permiso emitido por el Instituto para la Defensa Agrícola y forestal (IDAF), en tanto aquellas de menor superficie no necesitarán de permiso alguno.
Durante el “Encuentro Intersesional de Expertos sobre el Papel de los Bosques Plantados para el Desarrollo Sustentable” realizado en Santiago de Chile, del 6 al 10 de abril ppdo., se oyeron varias voces, provenientes de los gobiernos y las compañías plantadoras, argumentando en favor de las plantaciones forestales (Ver “Nuestra opinión” en este número). A este respecto el representante de CORMA (Corporación Maderera de Chile) Sr.