En las últimas semanas Uganda ha sido testigo de protestas cada vez mayores contra los planes del gobierno de entregar a SCOUL [Sugar Corporation of Uganda Limited] más de 7.100 hectáreas del Bosque Mabira, reserva natural desde 1932, para el cultivo de caña de azúcar. La tala del bosque podría devastar un medio ambiente frágil y desencadenar la erosión del suelo, resecar el clima y dejar el lago Victoria a merced de la contaminación al eliminar esta zona de amortiguación.
Artículos del boletín
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) tiene la tarea de realizar evaluaciones periódicas sobre la situación de los bosques del planeta. Con ese fin ha elaborado diversas definiciones, una de las cuales (obviamente) refiere a qué es lo que se puede considerar un bosque. Ésta debería haber sido una misión relativamente fácil… de no ser porque la FAO decidió definir las plantaciones (incluidas aquellas de especies exóticas) como "bosques plantados".
Una vez más, como cada dos años, FAO ha publicado su informe “Situación de los Bosques del Mundo 2007” (http://www.fao.org/docrep/009/a0773s/a0773s00.htm), donde “se examinan los progresos hacia la ordenación forestal sostenible”. A pesar de que admite que “La deforestación continúa a un ritmo alarmante de cerca de 13 millones de hectáreas anuales”, la conclusión general del informe es que “se han hecho progresos” --si bien agrega que “de manera desigual”.
Aracruz Celulose, el enorme complejo de papel y celulosa de última generación, ubicado en Barra do Riacho, en la zona sudeste de Brasil, ha ocasionado conflictos importantes desde que invadió las tierras pertenecientes a los pueblos indígenas Tupinikim y Guaraní. Sin embargo, tanto la planta de celulosa de la empresa como sus monocultivos de árboles a gran escala, que abarcan más de 175.000 hectáreas en el norte del Estado de Espírito Santo y la zona sur del Estado de Bahía, se están apoderando no solo de la tierra sino también del agua.
El aeropuerto de Eindhoven, en los Países Bajos, ha anunciado ser el primer aeropuerto de Europa donde los pasajeros, a partir de mayo del 2007, podrán compensar las emisiones causadas por su vuelo realizando una donación para proyectos de plantación de árboles. Sin embargo, la semana pasada, grupos de activistas de Londres criticaron esta forma de compensar las emisiones de carbono. Entonces, ¿hasta qué punto es creíble esta compensación?
El 9 de abril pasado, la organización gallega APDR (Asociación pola defensa da Ría) divulgó una declaración oficial con respecto a la certificación que el FSC otorgó en abril de 2005 a la empresa NORFOR, una filial de ENCE, la empresa española productora de celulosa y papel.
El estudio de caso “Swaziland: The myth of sustainable timber plantations” (Swazilandia: El mito de las plantaciones sustentables de árboles), realizado por Wally Menne y Ricardo Carrere, procura develar el mito en torno a las “plantaciones sustentables” de Swazilandia y mostrar que las plantaciones en gran escala de monocultivos de árboles en este país tienen consecuencias negativas similares a las de otros países, y no son una excepción a la regla.
Nadie en su sano juicio puede acusar al Presidente George W. Bush de que se preocupa demasiado por el cambio climático. Su currículum en la materia es intachable y tanto su apoyo irrestricto a la industria petrolera como sus guerras petroleras han significado importantes contribuciones al calentamiento global. Por si quedaran dudas, su persistente negativa a firmar el Protocolo de Kioto lo convierte en el líder indiscutido de quienes aportan más a la destrucción del clima del planeta Tierra.
El problema de la pérdida de territorios por parte de campesinos y pueblos indígenas a favor de proyectos industriales tiene varias puntas en Brasil, y el Movimiento de los Sin Tierra (MST) lleva adelante una lucha para contrarrestar ese proceso.
Hemos informado acerca de las sucesivas ocupaciones de tierras plantadas con extensos monocultivos de eucaliptos para la producción de celulosa –una de dichas ocupaciones protagonizada recientemente por mujeres de Vía Campesina/MST en ocasión del Día Internacional de la Mujer.
El etanol es un biocombustible que se obtiene principalmente del maíz o la caña de azúcar. Se lo promociona con entusiasmo como un combustible alternativo que puede incorporarse a la gasolina común o quemarse directamente en motores especiales de combustión “multiflex”.
Si lo que se pretende es frenar el cambio climático, el comercio de carbono no es la solución.
En 1992, una tristemente célebre nota filtrada a la prensa escrita por Lawrence Summers, entonces economista jefe del Banco Mundial, señalaba que “la lógica económica de deshacerse de los residuos tóxicos en los países de salarios más bajos es impecable, y deberíamos afrontarla”.
La actual matriz energética está constituida básicamente por petróleo (35%), carbón vegetal (23%) y gas natural (21%). Las naciones de la OCDE – la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos –, que son responsables del 56% del consumo energético del planeta, necesitan desesperadamente un sustituto en forma de combustible líquido para el petróleo. Se prevé que las tasas de extracción de petróleo alcancen un pico este año y que el suministro mundial decrezca significativamente en los próximos cincuenta años.