Artículos del boletín

En Honduras se deforestan de 80.000 a 120.000 hectáreas anuales. Nuestros bosques son multidiversos: de pino, con una variedad de siete especies; latifoliados, con 200 especies de árboles y una rica biodiversidad sobre todo en tierras bajas; nublados latifoliados: pinares o bosques mixtos en tierras altas; latifoliados en lugares de clima seco; y manglares.
Se está hablando de construir una serie de grandes represas en la cuenca del río Sekong, en el sur de Laos. Decenas de miles de personas en este país se verían afectadas por el proyecto, pero también corre peligro el sustento de 30.000 personas que viven aguas abajo a lo largo del río Sekong, en Camboya. Aun así se sigue adelante con el proyecto sin considerar los impactos sobre las personas y el medio ambiente camboyanos.
En marzo de 2007, se ha lanzado un llamado nacional e internacional ante el inminente desmonte y la destrucción total por parte de una empresa denominada UMBU S.A., de 24.000 has. (240 Km²) de monte virgen e intocado, en el corazón de la zona denominada “Amotocodie”, Norte del Chaco Paraguayo. Amotocodie es parte del territorio ancestral del Pueblo Indígena Ayoreo, y sigue siendo habitado de manera permanente por dos grupos ayoreo aislados.
Entre el 8 y el 13 de Octubre, las organizaciones de pescadores, recolectores artesanales, ambientalistas y académicos de 10 países de América Latina, organizados en la Redmanglar Internacional, se dieron cita en la localidad de Cuyutlán, Estado de Colima, México.
Los Pueblos Indígenas acaban de lograr una gran victoria a nivel de las Naciones Unidas. Después de más de 20 años de negociaciones, el 13 de setiembre la Asamblea General de la ONU adoptó finalmente la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.
Introducción El 27 de agosto de 2007, el ministro de Justicia, Tarso Genro, firmó las resoluciones ministeriales de delimitación de las Tierras Indígenas Tupinikim (14.227 hás.) y Comboios (3.800 hás.), totalizando 18.027 hás. Según las resoluciones, el gobierno brasileño reconoce que las tierras han sido tradicionalmente ocupadas por los Tupinikim y Guaraní y que en los últimos 40 años estuvieron ocupadas ilegalmente por Aracruz Celulose.
Hace tres años recibí, en respuesta a un artículo mío sobre la participación de la industria de la celulosa en la investigación sobre árboles genéticamente modificados (GM), o trangénicos, un correo de la Secretaría del Consejo de Manejo Forestal (FSC) en Oaxaca, México.
Si la lucha por las 11.009 hectáreas de tierras de los Tupinikim y Guaraní, en poder de la mayor exportadora de celulosa de eucalipto del mundo, Aracruz Celulose fue un gran desafio, la reocupación de este territorio y la reconversión del eucalipto existente en la zona a otro uso de la tierra, quizás sean desafios aún mayores.
Durante más de una década, el WRM ha recogido, producido y difundido información y análisis sobre el impacto social y ambiental de las plantaciones de madera rápida (“fast wood”), definidas como monocultivos de árboles de rápido crecimiento en gran escala. Asimismo, hemos destacado que esas plantaciones no deberían ser certificadas, y pusimos el énfasis en el Consejo de Manejo Forestal (FSC, Forest Stewardship Council), por ser éste el organismo que ha certificado la mayoría de tales plantaciones.
La empresa Veracel Celulose -propiedad de la sueco-finlandesa Stora Enso y de la noruego-brasileña Aracruz Celulosa- ha iniciado el proceso para obtener la certificación por parte del FSC de sus plantaciones de eucalipto en el extremo sur del estado de Bahía, para lo cual ha contratado a la consultora SGS.
Esta semana, el parlamento del estado australiano de Tasmania debatirá el proyecto de instalación de una fábrica de celulosa que la empresa Gunns planea construir sobre el puerto de Bell Bay. Si se concreta, el proyecto de 1.400 millones de dólares insumirá cuatro millones de toneladas de troncos por año, es decir que duplicará el ritmo actual de tala de los bosques nativos de Tasmania por parte de Gunns. La fábrica de celulosa producirá grandes cantidades de toxinas, lo que contaminará el aire y las aguas del estrecho de Bass.